MIS COSAS DE JACA

Estas páginas van destinadas a todas aquellas personas que quieren a su ciudad, como me sucede a mí con la mía, Jaca. Hablaré, pues, de “mis cosas” esperando que alguna de ellas pueda ser también la tuya o, sencillamente, compartas mi afición por “colarme” entre el pequeño hueco que separa la memoria de la historia, lo general de lo particular o lo material de lo inmaterial. Estas “cosas de Jaca” están construidas a base de anécdotas , fotos de ayer y hoy, recuerdos y vivencias mías y de mis paisanos y de alguna que otra curiosidad, que me atrevo a reflexionar en voz alta. No es mi propósito, pues, ocuparme de los grandes temas de los que ya han tratado ilustres autores, es más bien lo contrario: quiero hacer referencia a rincones ocultos, héroes anónimos, huellas olvidadas, sendas por las que ya no se pasa, lugares que fueron un día centro de atención y hoy han sido relegados a la indiferencia, al olvido o al abandono; a unos escenarios donde se sigue representando la misma obra pero con otros actores.

viernes, 22 de julio de 2016

ALMACENES EL SIGLO.


                                        





En 1934 surge como negocio independiente la Librería el Siglo, regentada por 
Manolita Duplá que se la dejaría en herencia a su hijo Carlos, más conocido como "Pepitico" por ser hijo de José Sanchez-Cruzat.

Allá por el año 1893, gracias a la llegada del ferrocarril a la ciudad, se iniciaba una nueva era para el comercio jacetano, que iba a aumentar, si cabe, la bien ganada fama que ya poseía; pues ahora las mercancías y los productos novedosos podían llegar a diario. Así, a pricipios del siglo XX, Jaca se estaba transformando en uno de los centros mercantiles más importantes de la provincia de Huesca. 

Fueron numerosos los establecimientos que, ubicados en su mayoría en la calle Mayor, nutrían no solo a los jacetanos sino también a todos los pueblos y valles de los alrededores: Hecho, Ansó, Aragüés, Biescas, Sallent y Canal de Berdún, llegando su área de influencia hasta Sangüesa y Sos del Rey Católico.


En efecto, los clientes  podían elegir entre una variada nómina de establecimientos:
  • Espaciosos almacenes "Laureano Costa".
  • Almacén "La Jacetana".
  • Gran fábrica de gaseosas y agua de seltz, depósito de cervezas y elaboración de jarabes especiales "Hijos de A. Nivela".
  • Gran comercio "Ara y Estallo" (antiguo comercio de Gavín).
  • Comercio  "El Sol", quincalla y paquetería de Basilio Martínez.
  • Establecimiento de lana, hilo, y algodón, paquetería y ultramarinos "Mayner y Barbudo".
  • Relojería "Clemente Baras". 
  • Chocolates de Jaca, marca "Santa Orosia", de Salvador Valle. 
  • "Los Brillantes", gran comercio de tejidos y sedería de Juan José Rocatallada.
  • Comercio "Cándido Lacort".
  • Confitería, repostería y cerería "Manuel Hernández".
  • Ferretería, baterías de cocina y cristal "Casimiro Pérez Gil".
  • "Laureano Costa", casa especial para chocolates finos.
  • "Taller de platería" de Mariano Marcuello.

  • Tejidos, pañolería, y chocolates superiores "Pérez y Lacasa" (sucesores de Lamartín).
  • "La Esmeralda", pastelería, ultramarinos y confitería de Salvador Pérez.
  • Zapatería "Pablo Paules".
  • Grandes almacenes de tejidos, paquetería y coloniales "Pedro Palá".
  • Y el gran obrador de chocolates a brazo "Juan Lacasa  

También a final del siglo, en 1895, y bajo la larazón social," Sánchez- Cruzat y Martinez", ambos conocidos comerciantes abrieron un nuevo y bien surtido establecimiento de ferretería y quincalla en el céntrico punto donde durante mucho tiempo estuvo instalado el estanco de Teresa Cantuer. Mariano Sánchez-Cruzat y su socio, Juan Martínez, habían constituido una sociedad mercantil para crear uno de estos establecimientos (sito en la C/Mayor,15 y la C/del Obispo,1) cuyo nombre, "El Siglo", suponía una clara declaración de intenciones, pues aludía a una nueva época, a un tipo de comercio que quería romper con lo tradicional e incorporar las novedades que se avistaban con el inicio del siglo XX y con el cambio del milenio, haciendo un claro "guiño" al innovador y primer gran almcén de España que con el mismo nombre, "Almacenes el Siglo", funcionaba en Barcelona desde 1881.

 
Anuncio de 1900 (Cosas de Jaca, F. Quintilla). 

Parece ser que el establecimiento y el nombre elegidos habían causado una excelente impresión en los clientes jacetanos, pues el artículo de un periódico de la época destacaba que "al pronunciar la palabra de ese  establecimiento se revela buen gusto y te hace pensar inmediatamente en esa idea: el comercio de ferretería, quincalla y ultramarinos de los señores Sánchez-Cruzat y Juan Martínez, todo esto concentrado en siete letras: "El Siglo" (La Montaña,1900).


Propaganda de productos en la prensa local (La Montaña, 1900).

En este sentido, los almacenes "El Siglo", nacieron con la finalidad de ser un centro de "Ultramarinos" a gran escala, cuyo objetivo era que el consumidor pudiera encontrar allí todos los productos que necesitara y evitar que tuviera que comprar en diversos establecimientos y a un precio más caro. Así, con esa vocación, inició su andadura comercial vendiendo artículos que cubrían  gran parte de las necesidades de los artesanos y los agricultores, y dando respuesta a aquellas demandas que a diario necesitaba la población de la ciudad.

Entre los productos que por aquel entonces eran más solicitados y apreciados por la población jacetana sobresalían: artículos de ferretería, gran surtido de hierros y aceros, clavos, herrajes completos para obras, herramientas, drogas, aluminio, loza, cristal, porcelana, bisutería, quincalla, paraguas, bastones, sombrillas; productos ultramarinos como té, café y chocolates superiores de elaboración propia, abonos minerales para prados y hortalizas, esquilas para ganados, telas metálicas y alambrados, braseros, estufas, caloríferos, tuberías de plomo y hierro colado, cristal, camas metálicas inglesas y del país con jergones para las mismas; artículos para fotografía, medias, orinales, cepillos, agujas, peines, guitarras, azulejos, pendientes, linternas, quinqués para gas acetileno y mecheros sueltos para los mismos; fuelles, tenazas, dallas, jaulas,  especieras, manzanillas en cuñete de madera y de cristal, perfumería y lampistería, fresqueras, guardacarnes, persianas, muebles de junco, azadas, guadañas, salchichón de Vic, máquinas para triturar y embutir carne, sopas, conservas, aceitunas sevillanas, olivas rellenas, pasas de Málaga, higos de Fraga, galletas, licores de Jerez, lapiceros, plumas y sobres de papel, calendarios americanos, guantes, americanas, abrigos  de cabritilla para señoras y caballeros de varios colores, bicicletas para vender a plazos o alquilar, petróleo Samón para el pelo, pasta rusa, objetos de fantasía, así como multitud de juguetes.


 Propaganga de productos en la prensa local (La Montaña, 1900).
Además daban otros servicios como: ofrecer la relación de ofertas y demandas de habitaciones independientes disponibles para veraneantes; ser la sede que representaba  a la Compañía Arrendataria de cerillas del partido; y encargarse de distribuir en la ciudad las acreditadas Aguas de Panticosa.
  
Pero, el 22 de junio de 1900, Juan Martínez abandonó la sociedad para abrir otro establecimiento en Zaragoza, en la calle Torre Nueva, el comercio "La Artística". Desde entonces quedó como único propietario Mariano Sánchez- Cruzat y Cantuer. 

Por aquel entonces, "Mariano el del estanco", como era conocido popularmente y de excelentes cualidades personales, había llegado a ser una persona muy popular en Jaca. Militante siempre del partido liberal conservador, llegó a ser concejal, teniente de alcalde de la ciudad y, dos veces, diputado provincial en Huesca. 

Publicado en  El Anunciador (1906).
Sin embargo, a este próspero comerciante y político le esperaba una rápida e inoportuna fatalidad, pues el 31 de agosto de 1907, a causa de una intoxicación que empezó con un cólico, falleció. Tres días de enfermedad fueron suficientes para "derrocar esa vigorosa juventud", a la edad de 42 años.

Tras la muerte de Mariano, el negocio, muy consolidado, pasó a manos de su esposa María López Juan, que otorgó poderes para autorizar todos los documentos de su comercio a José Puyó Fernández, antiguo dependiente. 

Y fue en 1913 cuando se llevó a cabo la gran reforma del establecimiento que iba a dar lugar a los almacenes que, muchos jacetanos como yo, tenemos en la memoria; pues la viuda de Mariano, lejos de amilanarse, decidió renovar y ampliar el establecimiento.


En marzo del mismo año y de forma provisional, mientras la piqueta se ocupaba de demoler el antiguo almacén, se trasladó el despacho a la casa situada justo enfrente de la misma calle. En junio de 1913 se realizó la inauguración en medio de una gran concurrencia, en ella no faltaron obsequios y finezas para los asistentes ni una serenata ofrecida por la banda municipal.

¿Pero era para tanto esa renovación? Creo que sí. Un cronista local, refiriéndose a este evento, le dedicaba las siguientes líneas:

 "Es algo así como la casa de todos. Acumular en sus almacenes variedad de artículos, convertirlos en un bazar, dispuesto a satisfacer los más refinados gustos del público, era poco; había que llevar a ellos, después de lo práctico, lo que sin temor podemos llamar superfluo; el lujo fastuoso de las grandes capitales, el aspecto fantástico con que eclipsan al visitante las tiendas de los centros mundiales. Y ese esfuerzo supremo, lo que fue pensamiento de muchos tiempos es hoy realidad halagadora. La tienda de antaño cedió a la piqueta sus muros para convertirse en un local amplio, en él la mano del artista ha reunido en bello consorcio, la elegancia y la sencillez con el buen gusto"   
   
Efectivamente, el estableciiento se renovó incorporando los adornos propios de la épca, es decir, modernistas. Una estantería de refinado gusto, un mostrador, un atrevido frontis de cristalería de factura irreprochable, rasgados ventanales y puertas señoriales, que se abrían a la calle Mayor y a la del Obispo. Todo ello realizado por maestros carpinteros, pintores, herreros y albañiles de la ciudad.
Publicado en La Unión (1915).

Desde este momento y siguiendo en la línea ya tradicional de presentar a los jacetanos los productos que ofrecía el mercado de la época, se vendían además simientes de trébol, alfalfa, y remolacha de la huerta de Zaragoza, acreditados abonos de Saint Gobain traídos directamente de la fábrica francesa, así como legítimo turrón de Jijona.     
    
También seguía endulzando el paladar de sus clientes con la venta de uno de los "caprichos" más apreciados  de la época, el chocolate, que, de una calidad superior, era elaborado "a brazo" en su bodega.
Anuncio del chocolate elaborado en Almacenes "El Siglo" que, como el de otros maestros chocolateros jacetanos: Lacasa Hermano, Salvador Valle (marca Santa Orosia) y José Lacasa, adquirió gran prestigio por la comarca y fuera de ella, extendiéndose su venta hasta los rincones más abruptos de Pirineo Navarro. 

Albergaba en su establecimiento la expendeduría oficial de explosivos y continuaba con la venta en exclusiva de agua de Panticosa para Jaca y comarca. Y contaba con una trastienda en la que se almacenaba el género y se elaboraban algunos de los productos comentados.

Uno de los  sectores que más impactaba era el de la juguetería que inundaba la tienda sobre todo cuando llegaba la  Navidad
Anuncio publicado en La Unión en 1923.

 En este sentido, no deja de tener su encanto, el "carteo" entre dos "rapazuelos" y los Reyes Magos, que, a modo de propaganda, se publicaba en  un periódico local, en el que se podía leer lo siguiente: 


De Antoñito y Mariquita à los Reyes
     SEÑORES. REYES MAGOS:
     Como papá no nos ha tenido que castigar en todo el mes más que cinco veces de rodillas y un tirón de orejas y hemos sabido las lecciones casi sin punto, escribimos á vuestras Majestades para que nos digan si nos dejareis juguetes, cuántos y en qué sitio.
     Somos vuestros servidores.
     Por mí y mi hermana que no escribe aun de corrido.
                               Antoñito

De los Reyes à Antoñito y Mariquita
     Monines: Nunca hemos llevado à Jaca tantos juguetes, dulces y golosinas, como pensamos llevar este año. Pelotas, aros, cajas de soldados, cornetas, muñecas, bolsos, polichinelas, trenes, qué se yo cuántas cosas tenemos preparadas y que expondremos en el SIGLO el día antes al de nuestra llegada. Pero como no sabemos lo que cada uno queréis, es preciso que los que sepáis escribir, en nombre propio, y por vuestros hermanitos, que no saben, pongáis vuestras peticiones en el BUZÓN que hemos mandado colocar en el comercio 
                              EL SIGLO 
desde el lunes próximo; conque no lo olvidéis y no dejéis de escribirnos.
Vuestros
                    Melchor, Gaspar, Baltasar






En la década de 1920 se puso al mando del negocio su hijo José Sánchez Cruzat quien, como su padre, alternaba su trabajo en en el negocio con las tareas políticas, pues fue alcalde de la ciudad durante los años 1924-1926 y diputado provincial.


D. José Sánchez-Cruzat López, presidente del Casino Unión Jaquesa (1936-1943).
Siempre innovador, se fue adaptando a las necesidades que surgían en la comarca: así, incorporó hacia 1930 una amplia sección dedicada a librería y papelería, siendo precisamente esta sección lo único que queda en la actualidad de aquellos almacenes que, tras haber sido uno de los establecimientos más antiguos de Aragón, vieron el final de sus días entre los años 1977 y 1979. Con posterioridad, pasaron a ocupar sus locales otros negocios: Muebles Iñaki, Banco de Bilbao y en la actualidad el restaurante el Serrablo, la administración de lotería y la relojería Mesado.

Publicado en El Pirineo Aragonés el 27 de enero de 1940.
  Este establecimiento formó parte de una época imborrable para muchos de jacetanos, entre los que me incluyo. Gracias a él, podíamos ver objetos que solo se podían adquirir si se bajaba a Huesca o a Zargoza. Sirva de ejemplo la venta de los primeros vasos de "duralex" que se utilizaron en Jaca.
Estos son los mismos metates o piedras de triturar el cacao para elaborar "chocolates a brazo" o "a la piedra" que se utilizaron en "El Siglo" para hacer chocolate.

La parte que daba a la calle del Obispo estaba casi toda ella acristalada. Allí  se encontraban unos expositores cerrados con vidrios enmarcados en madera, que alternaban con dos o tres amplios escaparates inmersos en unos amplios huecos y con una puerta de acceso para descargar los productos.
Calle del Obispo. A la izquierda, los escaparates de los almacenes El Siglo. Años 60. (Foto Pedro Juanín).













Una vez dentro de la tienda, a la izquierda, había un recinto  acristalado con paños traslúcidos y en su interior, detrás de una pequeña ventanilla, se encontraba el señor o señora que, tras entregarle el correspondiente talón, se encargaba de cobrar el artículo comprado.
Talón/Factura de una cajita de plomos.
Por ese puesto de trabajo pasaron varias personas, como Alicia Laporta, la mujer de José Zalabardo, el peluquero "ye-ye" (que tenía la peluquería en la calle de la Palma y que introdujo el corte de pelo a navaja en Jaca), siempre con  las gafas de miopía caídas sobre la nariz. Justo encima de esa ventanilla, colgados,  se encontraban algunos instrumentos musicales, entre los que no faltaban nunca un par de guitarras españolas. Recuerdo que yo no paré de dar la lata a mi madre hasta que me tocó una para reyes.

Columna de hierro colado de El Siglo,
 hoy en otro establecimiento comercial, Relojería- Joyería Mesado.










Tras pasar una columna de hierro colado, incorporada durante las reformas de 1913 para soportar el peso de la casa, se abría un amplio espacio entarimado destinado a ferretería. Estaba rodeado de unos largos mostradores de madera rústica; tras ellos, una inmensidad de estantes con cajas de cartón y con un pequeño rótulo que indicaba el producto que había en su interior y, entre unos y otros, los dependientes que, ataviados con una bata azul, corrían apresurados atendiendo al personal. 

Algunos dependientes de los que me acuerdo son: Josefina López, que trabajó en la casa cerca de 20 años, Martina, Gerardo Pérez (un pionero y apasionado montañero y esquiador) casi siempre con su pipa, calvo, con el lápiz sobre la oreja y que fue concejal del ayuntamiento. Era un gran aficionado a la caza y pesca, habilidades que atraían clientela, pues él les vendía y asesoraba sobre dichas aficiones. Entre sus labores tenía una que le unía intimamente con la fiesta del Viernes de Mayo, pues era él quien preparaba de forma manual los cartuchos que las escuadras de artesanos y labradores dispararían por las calles de la ciudad.
Gerardo Pérez (Foto Pedro Juanín).


Hacían un buen tándem con Tomás Córdoba el mozo de almacén, gran pescador. Este se levantaba de madrugada para ir al río Aragón, y antes de entrar a su trabajo ya se había ganado otro jornal vendiendo sus truchas a los restaurantes  más castizos: "Vivas" y "Casa Sanz". Otra pieza clave para el negocio era Mª Carmen Granada, pues su  dominio del francés resultaba imprescindible dada la cantidad de visitantes del otro lado de la frontera que en verano venían a comprar a Jaca. Otros dependientes de la época que narro fueron: Martina Iglesias, Manolita la "Guapa", Luis Paules y José Luis Casajús, el menor de los dependientes  que tras salir de los Escolapios entró a trabajar a los 14 años en los almacenes donde permaneció cinco años.
D. José Sánchez-Cruzat López en el interior del almacén conversando con una clienta (Foto Pedro Juanín).

Ya hemos dicho que allí se vendía prácticamente todo lo necesario; era dificil no encontrar algo, incluso se vendía la dinamita que se empleaba para la construcción, especialmente para extraer la piedras de las canteras y que, dada su peligrosidad, se guardaba en las afueras, en un caseta cercana a la estación de ferrocarril. Sin embargo, los detonadores los custodiaba, en la mesilla de su casa, José, el dueño del establecimiento, al que con gafas, pelo blanco y ya algo encorvado todavía veo de un lado para otro, al cuidado de la buena marcha del negocio.

José Sánchez-Cruzat con su esposa Manolita Duplá y uno de sus hijos "Pepitico".


En el interior, tras el primer espacio ya citado, se  abría otro de menor tamaño que, como el anterior, tenía escaparates que daban a la calle del Obispo y aún había un tercer espacio que servía de almacén, lugar por donde circulaba, sobre dos pequeños raíles empotrados en el suelo de madera, una vagoneta que servía para desplazar por el  interior los materiales que se descargaban por la puerta que daba a dicha calle.

Desde el segundo espacio se subía por por unas escaleras a buscar las existencias agotadas o algún artículo raro, que no estaba a mano o a la vista.

Parte de nuestro belén con figurillas compradas en El Siglo (2015).

Allí, forradas de papel, se encontraban unas grandes estanterías, a modo de escaleras, donde se colocaban  multitud de figuras y complementos para hacer nuestro pequeño belén casero; una costumbre, por aquellos tiempos muy frecuente y que todavía seguimos manteniendo, pues, cuando llega la Navidad, aún colocamos el completo Belén que, figura a figura, nos iba regalando tía Eugenia cada año.  En el primer piso también se exponía toda la jugetería y en el segundo, los muebles.
En  mi casa de Jaca con mis juguetes


La verdad es que este establecimiento, visto hoy, era una mezcla entre un "Todo a cien" y un pequeño "Corte Inglés" jacetano, que maravillaba, sobre todo, a los niños, en especial cuando llegaba la Navidad debido a la gran cantidad de juguetes que colocaban en el interior y en el escaparate. Era emocionante echar la carta a los Reyes Magos en una cajita que, a modo de buzón, sostenía un Rey entre sus manos.

Su majestad el rey Melchor sentado en su trono, en el interior de los almacenes El Siglo, recogiendo la carta que le escribieron dos  "mozetes" jacetanos en 1964: Quico  Ceballos y su prima María Jesús (Foto Q. Ceballos). 
También era muy normal que los chavales nos acercáramos a comprar canicas, indios y vaqueros, arcos, pistolas, trenes eléctricos, aviones, camiones, coches (minicars), muñecas, las palmas para el Domingo de Ramos, jaulas para los grillos (que cogíamos en los glacis de la Ciudadela), jaulas para los "tariles" y cardelinas (que atrapábamos con vesque en el Ferial), petardos, perdigones para escopetas de aire comprimido, cazamariposas... y el primer Scalextric que se vio en Jaca que, expuesto en uno de los escaparates pintados de verde en la calle del Obispo, nos ponía "los dientes largos" a todos los chavales cuando una de las dependientas lo ponía en marcha, a eso de las 19.30h. 

Año 1964, José Sánchez-Cruzat ( boina blanca), familiares y dependientes: Tomás, José Luis, Gerardo, Josefina, Alicia, Martina, Manolita, Luis, Mari Carmen, entre otros. Se habían desplazado con las furgonetas de casa Borau en un viaje a la feria de Pau y a Lourdes.   


 

24 comentarios:

  1. Un reportaje precioso que pasa a ser un testimonio de la historia de Jaca. Yo recuerdo su interminable tienda con sus más largos mostradores. Gracias Valentín.

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  2. Muchas gracias trimbolera. Cierto, en Jaca había y hay mucho comercio, pero esta tienda tenía algo especial, casi mágico.

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  3. Precioso reportaje Valentin Cuatos ratos mirando los escaparates sobretodo en las fechas de Reyes Magos. Un abrazo Valentin

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    1. Me alegro de saludarte Sebas. Sí, creo que lo de los reyes, esa ilusión, los jacetanos la tenemos unida a este establecimiento.Sin olvidar a la tienda de Cavero y de Los Leones, que también ponían un rey, de cartón pintado donde podías depositar la carta.

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  4. Magnífico reportaje, Tino...yo lo viví durante unos diez años aunque aquí cuentas un montón de detalles que no sabia....simplemente.... ¡¡FANTÁSTICO!!...enhorabuena amigo...

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    1. Gracias, Sergio.Sé que te habrá hecho especial ilusión ver a tu amigo y compañero de Radio Jaca, "Pepitico".Yo también le tuve un gran aprecio.Coincidí con él cuando nos acompañaba a los jugadores pioneros del C. Hielo Jaca en su labor de delegado.

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  5. Ana Sánchez-Cruzat23 de julio de 2016, 2:50

    Genial artículo, Valentín. Descubro contigo muchos datos, anuncios y fotos familiares que nunca había visto. Gracias!

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    1. Muchas Gracias Ana.Creo que era una deuda que tenía con ese establecimiento.La guitarra, que me compré allí, me ha dado y sigue dando grandes satisfacciones.

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  6. Muy bueno el articulo amigo Valentín, que nos hace recordar a los menos jóvenes escenas ya pasadas de nuestra querida Jaca.

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    1. Muchas gracias Benjamín.Es un placer poder compartir con vosotros estos recuerdos.

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  7. Información muy interesante que
    trae buenos recuerdos. Gracias Valentìn.

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  8. Muy bueno. Como todos!!!!

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    1. Hola Conchita.Casi te podría decir que viniendo de ti, una ya asidua "veterana" y amiga, me tienes acostumbrado, pero no es así. Espero no defraudarte con el próximo artículo.Gracias.

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  9. Hola Valentin lo he leido de un tiron y me llena de recuerdos sobre todo en Navidad cuando ponian los juguetes en el escaparate de la calle del Obispo que tiempos.
    Fui hace poco a Jaca y creo que todavia existe un pequeño local en la calle Mayor,pero no se que negocio hay ahora en esa esquina con la calle del Obispo.
    Un abrazo

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    1. Hola JJVN. El negocio que todavía lleva el nimbra de El Siglo, es una pequeña librería, en la calle mayor. El de la esquina es una relojería. Un fuerte abrazo.

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  11. Muchas gracias Tino por esta estupenda forma de hacernos recordar aquella Jaca.

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    1. Son los comentarios como el tuyo los que me animan a seguir. Muchas gracias.

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  12. Enhorabuena por tu libro sobre las murallas de Jaca.

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  13. Mi bisabuelo era Pedro Casajus de Jaca. Hijo de Cayetano Donato Casajus y Lalaguna y de Francisca Terren y Gil, nacio en 1870.

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  14. Gracias a Ud. por compartir cosas tan lindas y ayudarnos a los que estamos tan lejos a conocer el lugar donde nacieron nuestros ancestros. Lo felicito.

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