MIS COSAS DE JACA

Estas páginas van destinadas a todas aquellas personas que quieren a su ciudad, como me sucede a mí con la mía, Jaca. Hablaré, pues, de “mis cosas” esperando que alguna de ellas pueda ser también la tuya o, sencillamente, compartas mi afición por “colarme” entre el pequeño hueco que separa la memoria de la historia, lo general de lo particular o lo material de lo inmaterial. Estas “cosas de Jaca” están construidas a base de anécdotas , fotos de ayer y hoy, recuerdos y vivencias mías y de mis paisanos y de alguna que otra curiosidad, que me atrevo a reflexionar en voz alta. No es mi propósito, pues, ocuparme de los grandes temas de los que ya han tratado ilustres autores, es más bien lo contrario: quiero hacer referencia a rincones ocultos, héroes anónimos, huellas olvidadas, sendas por las que ya no se pasa, lugares que fueron un día centro de atención y hoy han sido relegados a la indiferencia, al olvido o al abandono; a unos escenarios donde se sigue representando la misma obra pero con otros actores.

jueves, 8 de febrero de 2024

El Templete de la plaza Biscós

 

Foto cedida por Pilar Herrán

Tras verlo tanto tiempo durante mi infancia y juventud, a pesar de que han pasado 56 años desde que lo observara por última vez, y siendo consciente de que cada día somos menos los jacetanos que, al pasar por la plaza de Biscós, todavía lo añoramos, en este pequeño trabajo quiero dejar algunas reflexiones sobre el "Templete" Santa Orosia: sobre lo que representó para aquellos paisanos que con orgullo lo levantaron; sobre el valor simbólico que tuvo para la ciudad este veneratorio y los anteriores; sobre el desprecio que se ha tenido por  conservar con más fidelidad una de la tradición milenaria que, por sí sola, explica gran parte de la idiosincrasia de nuestra ciudad; sobre la nula sensibilidad hacia un recinto (la plaza del Toro/ Biscós) casi sagrado; sobre el hecho de haber cortado el hilo conductor de una parte de la historia al transformar la plaza en una explanada de hormigón carente de personalidad; y sobre lo que supuso interrumpir el reposo eterno de los difuntos del Cementerio Mayor con una más que discutible finalidad, el excavar precisamente ese lugar para realizar un parking turístico. 



El obispo Francisco Frutos Valiente (1921-1926) desde la tribuna del Templete
expone ante los devotos el cuerpo de Santa Orosia. Foto Francisco De las Heras,
 (gentileza de Juan Carlos Domínguez)


                                           ANTECEDENTES


Aunque la primera noticia documentada de la devoción orosiana en la ciudad aparece en el siglo XIII (1)  es muy posible que dicho culto estuviera asentado ya en el siglo XI. Así lo narra el Canónigo Salvador Alberto Alavés y Sala en 1702, en los capítulos XVI y XVII  de su  Compendio... donde nos habla de la costumbre, según la cual, el  Prior de los Jurados portaba la llave para abrir la caja de las reliquias de Santa Orosia "desde que Martín de la Sala, Señor de Santa Cruziella, Navasa y Somanés, en el año 1072 se hallaba de Justicia de la ciudad de Jaca".  Una fecha, 1072, que Alberto Gómez, en su exhaustiva obra Santa Orosia reliquias y mantos avala como posible: la llegada del cuerpo de la Santa de Yebra a Jaca y su depósito en un sarcófago de piedra (2) en  la Capilla exequial de Todos los Santos que en el siglo XI presidía el Cementerio Mayor (3). Desde entonces, también utilizada como veneratorio de la Santa.       

 Con posterioridad, entre el siglo XIV y XV, apoyado en el interior de un torreón de la muralla y costeado por una ilustre familia jaquesa de mercaderes, los Lasala, se edificó el nuevo veneratorio, que con diversas modificaciones llegó hasta el siglo XX.

Veneratorio  gótico de Sta. Orosia (siglo XV), que presidía el Cementerio Mayor. Se construyó semi-encajado en un cubo de la muralla. Restitución hecha por Alberto Gómez (2012, 128), a partir de un complejo estudio arqueo-constructivo con 7 fases. La escalera de la izquierda, propia de la muralla, daba acceso al adarve y la segunda al veneratorio. También publicado por V. Mairal (2020, 53)

Así pues, tanto la ciudad como las gentes de las montañas, para la veneración de Santa Orosia y para la exposición de sus reliquias y mantos, siempre reservaron un lugar especial, casi sagrado. Era un amplio espacio intramuros situado en la parte septentrional de la ciudad, cercano a la Catedral. Lugar suficientemente amplio como para dar cabida a los devotos que, fieles a la cita, lo llenaban todos los 25 de junio, y que ocupaba parte del Cementerio Mayor, donde ya en 1215 también se constata otro símbolo jaqués. Precisamente el que representaba la garantía e imparcialidad de la justicia que se impartía en la ciudad: el Olmo Mayor (4). 

Una vez que el Cementerio Mayor quedó en desuso, a mediados  del siglo XVI,  el lugar  comenzó a conocerse con el nombre con el que los viejos del lugar todavía lo hemos conocido y nombrado, el de  "El Campo del Toro"; así llamado por ser el lugar habitual donde se celebraban los festejos taurinos. Estas celebraciones y otras de toda índole, como las ferias de ganado, no fueron impedimento para que continuase el estrechísimo vínculo que dicho espacio tenía con la devoción a la Santa. Contribuía a ello tanto la puntual celebración de su festividad, el 25 de junio, como la visión en la plaza de la capilla-veneratorio durante todos los días del año. Sin duda, algo que calaba en la memoria de transeúntes y montañeses. Como es lógico, con el transcurso de los siglos este veneratorio se vio sometido a continuas  modificaciones y reparaciones.

 Devotos ocupando la plaza del Campo del Toro en una de las últimas celebraciones del día de Santa Orosia en el antiguo Veneratorio,  hacia 1905. Las dos escaleras rampantes que se observan a izquierda y derecha servían  para acceder al Veneratorio y al Torreón de Santa Orosia, situado tras él. Detrás de la puerta de verja de Felipe III, se observa la casa de Villa María en Sanlure. Al fondo, el monte de Rapitán con su Fuerte todavía en  construcción. Foto publicada por V. Mairal en Jaca, una ciudad que tuvo murallas. Su historia y derribo (195 a. C. -1960(COL_ALLBER. Fototeca, DPH)

 De manera que, en las antiguas fotografías que conocemos, de finales del siglo XIX y principios del XX, poco o nada queda de su antigua traza gótica, pues en ellas se observa una gran balconada sobrevolada y abierta al exterior que facilitaba la visión de la exposición de mantos y reliquias, cubierta por un tejadillo de lajas de piedra coronado por una cruz, y la rosa y la palma de la Santa. 

Probablemente, la última aportación que modificó el vetusto veneratorio, antes de ser demolido en septiembre de 1907, fue la colocación en su interior de un retablo en el que se representaba la cruenta escena del martirio de la Santa y sus acompañantes. Obra del pintor madrileño Sr. Bahamontes, colocada  en junio de 1886. 

                                                  ........

Siglo XIII (1) Así lo afirma Juan Francisco Aznárez en el artículo titulado "La cofradía de Santa Orosia"  en el Programa de fiestas de Jaca de 1974: "En el siglo XIII existía en Jaca la cofradía del beato Pedro y la beata Eurosia encargada de mantener un hospital. Sus componentes llevaban una cruz de doble travesaño y un trocito de tela de los auténticos paños que Orosia vestía al padecer el martirio". 

Sarcófago de piedra (2) Según Alberto Gómez el sarcófago vacío de la Mártir que quedó en la vieja capilla se continuó venerando por creer que seguía conservando el poder de hacer milagros. Por ello, en época moderna los habitantes de Jaca lo llamaban la tumba del Pastor, creyendo, equivocadamente, que contenía sus restos. Según la tradición, el pastor en cuestión, Guillén de Guasillo,  descubrió las reliquias en el puerto de Yebra, en las faldas del monte Oturia y las trasladó a Jaca  en el siglo XI por una senda hoy conocida como "Camino Pastor".

Cuando a inicios del siglo XX se derribó el antiguo veneratorio del siglo XV, según  Juan Aznar, canónigo archivero de la Catedral, tres sarcófagos de piedra procedentes de dicho veneratorio fueron llevados a la Fuente de los Baños para reutilizarlos como pilas de abrevadero.

Cementerio Mayor (3) Llamado así por ser el que más superficie ocupaba en la ciudad, en comparación con otros existentes como el de San Nicolás, situado en el burgo del mismo nombre, casi con certeza emplazado en la plaza de Ripa, o la necrópolis situada en la plaza de San Pedro. 

Olmo Mayor (4) La costumbre de impartir justicia debajo de un árbol fue un hecho frecuente en el vecino País Vasco, Navarra y Aragón. Ya en 1215, junto al muro y al Olmo en el cementerio mayor de Jaca, se llevó a cabo   un acto de conciliación entre los hombres de Aínsa, Esposa y Sinués. Y en el mismo lugar, bajo el Olmo Mayor, en en 1238, el Justicia, el Merino, los Jurados, los Paciarios, los Consejeros y los Prohombres de Jaca se reunieron para  elaborar uno de los diferentes Estatutos u Ordenaciones (Establimentz) por los que se rigió, desde su fundación en 1063, la ciudad de Jaca. (Documentos recogidos en el Libro de la Cadena  36 y 55, y 57). 

Tomás Buesa Oliver ve en esta costumbre cántabro-pirenaica de reunirse bajo un árbol (olmo, roble, o encina) que en muchos sitios solía plantarse en el centro de la plaza de del pueblo, un recuerdo inconsciente del culto prehistórico y misterioso que se daba a los árboles, idéntico carácter sagrado y mítico que el tradicional tronco o troncada o tizón altoaragonés de Nochebuena.   



                          EL NUEVO  VENERATORIO, EL TEMPLETE



Con un tercio del Templete construido,  por primera vez se utilizó este nuevo veneratorio en 1908. Para la ocasión, el mismo ejecutor del proyecto Eustaquio Abaitúa se encargó de la improvisada decoración. Contó con la asistencia del General gobernador, en representación  del rey, Hermano Mayor Honorario de la Cofradía. (Foto de Julio Soler i Santaló, AFCEC)

La iniciativa de la edificación había surgido de la Real Hermandad de Santa Orosia, para lo cual había hecho una provisión de fondos que pronto resultaron insuficientes. Después de varias interrupciones, agotados los recursos, y tras poner de su bolsillo 15 pesetas cada uno de los miembros de la Junta, la Real Hermandad se vio obligada a convocar una suscripción popular entre los comarcanos, con cuotas y aportaciones que iban de los 10, 20 y 25  céntimos en adelante ... rogando a los señores párrocos de la Diócesis que abrieran una lista de donantes cuyos nombres se harían públicos y conservados en el interior del edificio para perpetuar su memoria".  Además fueron publicadas puntualmente en el periódico local La Unión las aportaciones de pueblecitos como: Artaso, Castiliscar, Huerto, Casbas, Oria... nadie escurrió el bulto. La implicación en el proyecto fue absoluta: parroquias de toda la Diócesis, Obispo, Cabildo, devotos a título particular, Ayuntamiento... y hasta  el propio rey de España Alfonso XIII colaboraron.

Dibujo publicado en el periódico La Unión
Con un inicio de siglo a todas luces novedoso para la ciudad, los jaqueses y en especial la Hermandad de Santa Orosia aspiraban a la sustitución del viejo veneratorio por otro "más digno, como grande es el amor de los montañeses á Santa Orosia". Salvados los impedimentos con la Comandancia de Ingenieros de la Plaza por encontrase la pretendida edificación en una "zona polémica"(5), por Real Orden de 10 de agosto, entre septiembre y noviembre de 1907 se derribó el antiguo veneratorio y la muralla donde estaba adosado para comenzar con la cimentación del nuevo Templete en los primeros meses de 1908.   En efecto, para alegría de los jaqueses, desde marzo del mismo año pudieron contemplar un dibujo del Templete terminado en el escaparate del céntrico comercio, de tejidos seda, lana y algodón, que Manuel Mainer tenía frente a la Casa Consistorial. 

Vista del Templete desde el lado oriental, hacia 1920. Su ubicación en una de las zonas polémicas que tenía la ciudadperpendicular a la muralla, que causó el derribo de un importante lienzo, nos lleva a pensar que no fue casual. La fotografía, probablemente de F. de las Heras, es gentileza de  Juan Carlos Domínguez. 

Tras cuatro años de esfuerzos financieros y finos trabajos, en el Campo del Toro luciría su nuevo Veneratorio en 1912. La obra se la encargaron a Eustaquio Abaitúa, militar comandante perteneciente al cuerpo de ingenieros y excelente pintor, quien no solo estuvo comprometido con sus menesteres castrenses (contribuyó en el nuevo anteproyecto de 1905 para la defensa del valle de Tena) sino que, además de firmar el proyecto del Templete y dirigir su construcción a pie de obra, realizó otras trabajos civiles como la traída de agua de boca de la fuente de San Salavador, situada en las estribaciones del paco de Oroel, el replanteo por Villanúa del ferrocarril de Francia por Canfranc... 

Tarjeta postal coloreada de autor desconocido.
Probablemente de la serie financiada por Victoriano Biscós
 para obtener dinero en la construcción del Templete.
La ausencia de la verja y puerta de forja
 nos ayuda datarla en 1910.
(Foto, gentileza de Quico Ceballos)

Como era normal en las edificaciones que se construían en las primeras décadas del siglo XX en la ciudad, en la ejecución intervenían exclusivamente gremios locales, que aportaban sus propios materiales. De  manera que la implicación de los trabajadores fue doble, pues al fervor por su patrona  unían el orgullo de dejar su  huella en el  veneratorio. Jaqueses como Vizcarra y Portas, que labraron y colocaron el zócalo con el cemento que de forma gratuita había elaborado el señor Oliván en su propia fábrica; Juan A. Pérez que se encargó de producir y colocar los mármoles; Pedro Gorriz, José San Juan y Juan Antonio Pérez que labraron las piedras para los almohadillados, cornisas, balaustradas, columnas, capiteles... Vicente y Pedro Lardiés, Amuzara e Ismael Rey que se encargaron de la albañilería; el pavimento portland que fue obra de Luis Lacasta y su hermano Dámaso; los carpinteros Bienvenido Gastón y Mariano Alvira que realizaron la armadura de la cubierta, de la linterna y de la cúpula, junto con Sebastián Val, Eusebio Casamayor, Juan Benedicto y Esteban Fenero  que se encargaron del resto de la carpintería; las láminas de plomo y zinc de la parte superior fueron hechas y colocadas con gran riesgo por Bautista Olivier y su cuñado Ramón; Juan Compairé fue el que  forjó y colocó la verja y puerta e hierro de la cerca en 1911; la decoración pasó a cargo de  Pedro Górriz  y la pintura de Antonio Sánchez y León Millán.  

                      

Vista del Templete por el lado norte, hacia 1910. El desmantelamiento de la muralla permitía ver las casas encaladas de la Plaza del Toro. En primer plano, trabajos agrícolas en las Eras Mayores. (Foto de José Galiay Sarañana. ES7AHPZ-MF7GAIAY7001709, AHP. Zaragoza)  

Entre todas estas aportaciones, fue excepcional la efectuada por el canónigo honorario Victoriano Biscós, quien, además de donar un cáliz de plata, una casulla para la Hermandad y financiar una serie de tarjetas postales para vender y generar beneficios para el mismo fin, aportó la cantidad de18.000 pesetas que fueron  determinantes para finalizar el edificio. Acto de mecenazgo que merecidamente condujo a que el Ayuntamiento cambiara el ancestral nombre de El Campo del Toro por el actual, Plaza de Biscós. Además, en su recuerdo, a partir de 1915, la Junta de la Hermandad acordó dedicar la tradicional misa que se celebraba en el interior del Templete en la época de la trilla coincidiendo con la festividad de Santiago"para los bienhechores del Veneratorio en general, y de un modo particular, por el eterno descanso y obligaciones del alma del difunto Victoriano Manuel Biscós, á quien se debe la terminación de la sobre esperada obra..." La misa será á las seis de la mañana, y le precederá un toque de campanilla desde las ventanas del Templete  para que acudan á oírla los de las contiguas Eras, que tengan á bien oírla". 

                          .....

Zona polémica (5)Desde el reinado de Isabel II en las plazas fuerte de primer orden, como era Jaca, estaban prohibidas las construcciones exteriores en una franja de terreno paralela a las murallas, en las llamadas "zonas de exclusión o zona polémica". Con ello se trataba de impedir la trayectoria de proyectiles,  a la vez que de impedir el cobijo a las tropas atacantes. Estas zonas, que crecían a medida que lo hacía el fuego artillero,  tenían unos 2 Km de distancia . Y también afectaban, como es el caso que nos ocupa, al interior de la muralla y al cinturón de ronda donde se encontraba el Veneratorio.  De ahí que para edificarlo se debía contar con el "permiso" del ejército.  

           

                                            UN MODERNO EDIFICIO 


Dentro del proyecto ecléctico del edificio, el Templete respira aires Neorrenacentistas. La simetría, la regularidad en sus cuatro fachadas, así como su planta cuadrada, recuerdan planteamientos como los que Andrea Palladio mostró en el edificio de planta central de Villa Capra (Vicenza, Italia).

Las 16 arcuaciones de medio punto que estaban 
 distribuidas en las cuatro fachadas del Templete
hoy se encuentran en el cementerio de Jaca 
(6)
 Confirman este revival la abundancia de elementos clásicos: almohadillados en las esquinas del primer piso; balaustrada, puerta y ventanas de medio punto separadas entre pilastras corintias; tribuna con balaustrada y columnas con basa y capitel de inspiración corintio. La tribuna concluye con un entablamento rematado por un frontón triangular en cuyo tímpano aparecen en bajorrelieve los atributos de la Santa, la corona, el cetro real y la palma del martirio. 

 Detalle del capitel y la columna que soportaba
la tribuna del Templete
(6 bis) reutilizado
 en el cementerio de Jaca


La cubierta rebajada a cuatro aguas está hecha con escamas de zinc y se apoyaba en su interior en cuatro columnas de hierro. A la cubierta  se sobreponía  una linterna octogonal acristalada, de madera plomo y zinc, rematada con una cupulilla bulbosa, coronada de una cruz y un pararrayos en una clara alusión simbólica a la procedencia de Santa Orosia. En efecto, la cupulilla bulbosa  bien podría formar parte de cualquier iglesia ortodoxa del reino de Bohemia.

En el interior, iluminado por la luz que penetraba por las amplias vidrieras de los ventanales, resaltaban rosetones blancos y escocias en relieve sobre paredes pintadas en gamas de color rosa, en alusión al significado de Orosia, en la etimología grecolatina "Buena Rosa". La planta baja estaba ocupada por un vestíbulo y dos graneros para acoger las donaciones en especie que hacían a la Patrona, principalmente los labradores de Jaca y de los pueblos cercanos. Desde allí, una holgada escalera daba acceso al piso principal o de autoridades y al balcón expositor. El exterior del edificio adquiere cohesión y ritmo gracias a la elegante bicromía cromática (rojo y amarillo) de los ladrillos caravista, que a base de entrelazados geométricos romboidales en sebka (red), consiguen  dar ese aire oriental (Neoárabe) tan utilizado en Al-Ándalus o Marruecos. 






 El resultado final fue un moderno edificio, único en su género en Aragón, con finalidad religiosa. Toda una novedad que sorprendió y gustó a propios y a extraños. Ayudó a ello su temprana cronología, 1908-1912, y el hecho de que su construcción llevara implícito el derribo del primer tramo de la muralla medieval; una novedad esperada y de gran calado. Con ello, la ciudad se abría al exterior, continuando la renovación urbanística con la aparición de otros edificios de corte modernista como el Matadero (1925), Casa Navarro (1925), el Seminario(1926), Casa Gracia-La Rubia (1926), entre otros...  







Templete terminado, 1912. Foto, F. de las Heras


Eustaquio Abaitúa se reveló como un excelente conocedor de los edificios  de su tiempo al diseñar el primer edificio realmente moderno de la ciudad. Un Templete muy en la honda de la arquitectura vanguardista inspirada en revivals historicistas que  habían hecho furor en Europa o más cerca, en Barcelona. La ciudad más representativa de España en estas vanguardias arquitectónicas, donde historicismo, eclecticismo y  modernismo se encontraban en pleno auge. ¡Y  es que el Templete de Eustaquio Abaitúa tenía un poco de todo ello! De ahí que, como ningún otro, este nuevo Veneratorio en forma de Templete estuviera destinado a ser  tan representativo de su tiempo como la Catedral, la Torre del Reloj o la fachada del Ayuntamiento. Algo que, por desgracia, no se tuvo en cuenta cuando se mandó derribar. 

                            

                                                 DERRIBO 


1967. Última celebración del día de Santa Orosia en el Templete de Eustaquio Abaitúa.
(Foto Peñarroya. Publicada en Santa Orosia, Reliquias y Mantos) 

Nada hacía pensar que la decidida apuesta por el sector turístico llevada a cabo en la década de los años 60 (el I Festival Folklórico de los Pirineos en1963, el día de la Comarca en 1964, la apertura de la Estación de Formigal en1964, la construcción del Palacio de Hielo en 1969, la restauración de la Ciudadela...) malogradamente iba a afectar a la plaza de Biscós y a su Templete. Pero así fue. Para algunos sectores influyentes de la población era necesaria una  "renovación en cuanto a visibilidad y estética en el conjunto urbanístico actual de aquella zona... Al Ayuntamiento de Jaca se le ofreció una coyuntura económica favorabilísima para afrontar la urbanización de la plaza de Biscós y la sustitución del Templete por una gran plataforma realizada con acierto por un ilustre arquitecto urbanista, Pérez Arbués"G. Ch.".  (El Pirineo Aragonés, 22/8/1968). La vorágine de aquellos tiempos y unas "necesidades ineludibles" estaban decididas a hacerlo desaparecer. 
Entre el argumentario en pro de la demolición se decía: que no "pegaba" con la arquitectura montañesa, que el aspecto exterior no era afortunado, que el estilo aragonés del ladrillo cara vista con el arquitectónico eslavo se había resuelto con poquísimo acierto, que el almacenamiento de trigo y otros cereales ya no se hacía en el Templete, "pues la mayoría de las donaciones a la Patrona se hacen en dinero".  Ahora bien, a pesar de ello, estaba claro que en el ambiente jaqués cundían dudas al respecto: "... pues de cómo se realice dependerá el que la ciudad de Jaca juzgue si la eliminación del templete ha estado justificada".(El Pirineo Aragonés, 9/1/1969)
 
 Tras el derribo se inició la renovación urbanística de la plaza de Biscós. Sobre los cimientos del Templete se erigía el nuevo Monumento a la Jacetania. Se podría decir aquello de que
"a rey muerto, rey puesto", pero no. La plaza no volvió a ser la misma. El nombre coloquial  que pusieron al nuevo monumento "Belfegor" nos dice bastante de la acogida que tuvo y del sentir de los jacetanos. Algo que, en mi opinión,  no  se decía tanto por la obra de  Orensanz como por la desaparición del Templete. (Foto publicada por Julia Justes y Rafael Domingo)

La propuesta de sustituir el Templete por una amplia plataforma de 400 metros cuadrados por 2, 50 m de altura y levantar en la plaza el Monumento a la Jacetania fue abanderada por el Ayuntamiento presidido por Armando Abadía. La propuesta se consideró de tal importancia que necesitó gestiones con la iglesia y con la Real Hermandad, propietaria del Veneratorio. Asunto que quedó resuelto, ante numerosa asistencia, en Junta General urgente celebrada en la planta baja del Palacio Episcopal el 20 de octubre.
Fue presidida por el Prior de la Hermandad el canónigo penitenciario Miguel Antonio Lafuente, acompañado del reverendo señor Clavero de la Hermandad, beneficiado de la Catedral, don Emiliano Sánchez y los vocales de la Junta. Tras explicar el Prior el objeto de la Asamblea cedió la palabra al alcalde y miembro de la Hermandad Armando Abadía, quien dio a conocer la urbanización completa y la sustitución del Templete por un amplio dosel-baldaquino. El proyecto quedó aprobado con una serie de estipulaciones (6) que la Hermandad haría llegar al Ayuntamiento y que este se comprometió a realizar. Todo ello previa consulta al obispo Ángel  Hidalgo y al Cabildo de la Catedral "sin cuyo asentimiento, por ser bienes de la iglesia, nada podía hacerse...". Entre dichas estipulaciones, firmadas el 5 de enero de 1969 por el Canónigo Prior y por la Junta de la Hermandad, y aprobadas el 7 de enero en sesión extraordinaria por la Corporación Municipal constaban las siguientes:

- Siendo el Templete de Santa Orosia el testimonio de nuestra fe a lo largo de sesenta años desearíamos que nuestro Ayuntamiento recomendase al artista autor del monumento que va a sustituirlo, incluyera entre sus símbolos, la fuerza espiritual que la devoción a San Orosia ha tenido entre nuestras mejores tradiciones. 
- ...Servidumbre de uso preferente para el culto y la exposición de de las reliquias de Santa Orosia en la plataforma. 
-  Posibilidad de reversión a la Diócesis del solar cedido si los planes urbanísticos cambian... No utilización con fines especulativos, ni para espectáculos no acordes con el espíritu de la Iglesia. 
- ...Que en justa compensación, el Ayuntamiento adquiera una estructura móvil que dé la mayor dignidad y visualización a la exposición de Santa Orosia en nuestras Fiestas Mayores.

  Estipulaciones (6) Entre las estipulaciones que la Hermandad de Santa Orosia haría llegar al Ayuntamiento, y que este se comprometió a realizar, también estaba la de que los materiales del derribo propiedad de la Hermandad, una vez  seleccionados, serían guardados por el Ayuntamiento durante un año,  transcurrido el cual, el Ayuntamiento podía disponer de ellos libremente. 
                                           
                                                NUEVA PLAZA 

Celebración del Festival Folklórico de los Pirineos en la renovada plaza de Biscós hacia 1970. (Foto, gentileza de Quico Ceballos)
Sesión nocturna del Festival Folklórico en los años 60 del siglo pasado (Foto Alfred Claver) 

Terminado el derribo, el 25 de junio de 1969 se celebró por vez primera sin veneratorio la exposición del cuerpo de la Santa. Y a juzgar por la impresión que reflejaba El Pirineo Aragonés no se echó en falta el anterior Templete, más bien al contrario: "En el ambiente flotaba cómo iba resultar el acto después del derribo del Templete. Digamos que el resultado ha sido espléndido"...
  "no sólo no ha perdido solemnidad  sino que ha cobrado mayor esplendor. Merece por tanto nuestro mayor pláceme y mejor aplauso. (El Pirineo Aragonés, 3/7/1969) 
Desde entonces, la actuación de los grupos folklóricos en la nueva plaza adquirió tanto o más protagonismo, pues la plataforma que parecía estar hecha más a su medida que a la celebración del 25 de junio.

Aspecto de la plaza hacia 1990
(Fotos, gentileza de Vicente Calizo)

   El monumento a la Jacetania  de Ángel Orensanz, por otra parte una excelente escultura, no sólo daba la espalda al acto de la veneración de Santa Orosia sino que también incumplía con lo establecido en las estipulaciones que condicionaron el derrumbe del Templete; pues por ningún lado apareció en su simbología el espíritu y la tradición orosiana. Este monumento no pudo suplir el hueco, nunca olvidado ni perdonado, que había ocupado el Templete de Santa Orosia durante 60 años. 

      Primeros pasos para la remodelación de la plaza, en 2005. Arriba,
tala de árboles (Foto publicada en Nevaspor.com por YF-18).
Abajo, desmantelado el monumento a la Jacetania se iniciarían
las excavaciones para hacer el parking. (Foto J. Carlos Gallego)

De cualquier forma este nuevo monumento que inicialmente iba a sustituir al Templete duró poco en la plaza. Tras 36 años, en 2005, cambió de ubicación para ser colocado, en  2007, en el paseo de la Cantera. El Consistorio  esta vez presidido por Enrique Villarroya tenía otros planes. Ahora, ante la "urgencia" de hacer un aparcamiento, no se encontró lugar más apropiado que el subsuelo de la plaza donde se encontraba el Cementerio Mayor. De nuevo se volvió  a transformar radicalmente la imagen de la plaza. Ahora, si cabe todavía más ajena a las tradiciones y al pasado reciente. Desde entonces, la plaza, que ha quedado desangelada, sin Templete, sin plataforma, sin sus abetos y arbolado y sin Monumento a la Jacetania, viene siendo motivo recurrente de interminables conversaciones no exentas de polémica; casi todas ellas tendentes a recuperar un espacio de la memoria colectiva o, sencillamente, a dotarla de más personalidad. 


Exposición de reliquias y mantos  bajo "el amplio dosel-baldaquino "de gran  dignidad  y visualización" donde se vienen exponiendo reliquias y mantos desde 1968. (Foto publicada en el Diario Alto Aragón por  Ricardo Grasa, 2022) 


 Estado actual de la  Plaza de Biscós  (Foto V. Mairal) 

                         
                          ¿ OTRO NUEVO PROYECTO PARA LA PLAZA?
   Conocedor del desapego e indiferencia con que los jaqueses miran hoy este espacio, en 2017 el Consistorio, bajo el mandato del alcalde Juan Ramón Ipas, llevó a cabo un proceso de participación ciudadana para que opinaran sobre las cuestiones que cambiarían o incluirían en el nuevo espacio:"La idea es colgar el anteproyecto en la Web municipal para que todo el mundo lo pueda ver y opinar, y si hay algo que mejorar, así como nuevos planteamientos, se tendrá en cuenta, explicaba el alcalde". El nuevo proyecto "con una inversión de unos 800.000 euros" estaba previsto que viera la luz  a principios de 2023. 

Infografía que muestra el aspecto que tendrá la intervención propuesta para mejorar la estética de la plaza de Biscós. (Ayuntamiento de Jaca)
  Podríamos entender esta nueva propuesta si el problema fundamental solo fuera disimular los casetones de acceso al parking, dar sombra a las terrazas de las cafeterías con pérgolas y colocar un "escenario" donde antiguamente estuvieron los veneratorios, pero creo que, en cualquier nueva remodelación, lo primordial debería ser resucitar lo que, sin duda, se ha perdido, esto es, recuperar la tradición y el espíritu orosiano. ¿Rehacer el antiguo Templete? No es la primera vez que se oye, e incluso algún aspirante a alcalde lo ha dejado caer. Como a tantos otros, ¡ya me gustaría!  Pero no soy ingenuo, me conformaría con que el nuevo proyecto de la plaza tuviera otro veneratorio, que no fuera un simple "escenario" que apagara las malas conciencias y, por tanto, que no fuera un vulgar complemento de dicho proyecto, sino que fuera un nuevo edificio acorde con la arquitectura del siglo XXI, como en su momento fue el de 1908. Que no estuviera exento de estimable valor artístico y fuera diseñado por un reconocido arquitecto. Sería la manera de que los montañeses recuperaran su ancestral orgullo de pertenencia, al contemplar, como elemento principal de la plaza, un veneratorio al que dirigir sus miradas. 



                                    EPÍLOGO FOTOGRÁFICO
VIDA ALREDEDOR DE LOS VENERATORIOS DEDICADOS A LA PATRONA DE JACA,  SANTA OROSIA





1895. Quizás la fotografía más antigua que se conoce del viejo veneratorio. (Foto de autor desconocido)



1896  (Foto de Ignacio Coyne AHPZ, Archivo Cornee, 4130V)



Hacia 1920  (F. de las Heras)


1934 (Foto Ricardo Compairé)   


1934  (Foto Ricardo Compairé) 


1934  (Foto Ricardo Compairé) 


1939  Guerra civil española. "Tercer año triunfal"  (Fotos Alfred Claver)


Carroza con maqueta del Templete. Probablemente celebrando la Fiestas de las Espigas o San Isidro Labrador, principio años 40 (Foto cedida por Pilar Herrán)


Años 50 


 Años 50 (Foto cedida por Quico Ceballos)

 Plaza de Biscós. Finales años 50 (Foto A. Tramullas)


Los danzantes de Santa Orosia, el "Palotiau" (Foto, publicada por J. Domínguez Solán. Principio de los años 60)

Años 60 

Mediados de los años 60  (Foto A. Tramullas)

 Años 60

  1968. (Foto, gentileza de  J. Carlos Domínguez)


  Desde la Avenida de la Escuela Militar de Montaña. Años 70.


 Excavaciones arqueológicas entre 2005 y 2006.  Oquedad excavada para el parking que entraría en funcionamiento en 2007


                                                                   BIBLIOGRAFÍA

ALAVÉS Y LASALA, Salvador Alberto. Compendio de la vida Magna disputada de la Gloriosa Virgen, casada, mártir y Reyna de Aragón, y su antigua, y primera patrona, y primera patrona, y siempre de la ciudad de Jaca, y sus montañas, Santa Orosia y sus padres y reyes de Bohemia, primeros cristianos de ella: Boriborio y Ludimila. Imprenta de Pascual Bueno, Zaragoza, 1972.

GÓMEZ GARCÍA, AlbertoSanta Orosia, reliquias y mantos. Huesca, 2012.

JUSTES FLORÍA, Julia y DOMINGO MARTÍNEZ, Rafael. Cementerio Mayor de Jaca en la Edad Media: excavaciones arqueológicas en la  Plaza de Biscós,  2005-2006.

 LALASTA ESTAÚN, Gartzen. El euskera en el Alo Aragón. Cuadernos de Sección. Donostia, 1994.

MAIRAL LÓPEZ, Valentín.  Jaca, una ciudad que tuvo murallas. Su historia y derribo (195 a. C. -1960). El Pirineo. Jaca, 2020. 


SANGORRÍN Y DIEST-GARCÉS, Dámaso. El libro de la Cadena del Concejo de Jaca. Zaragoza, Ed. Heraldo de Aragón. Zaragoza, reed. fács. 1979.

viernes, 22 de septiembre de 2023

AGUSTÍN EL SACRISTÁN Y EL CAMBIO DEL PAÑO BLANCO EN EL CAMPANARIO DE LA CATEDRAL DE JACA



AGUSTÍN EL SACRISTÁN Y EL CAMBIO DEL PAÑO BLANCO EN EL CAMPANARIO DE LA CATEDRAL DE JACA 



Además de piso con magníficas vistas, cobraba 6 pesetas al día más derechos de arancel y propinas. Sueldo que, aunque "no era para tener un Haiga” (1), le daba para ir viviendo y tañendo. Bajo de talla, gordete, calvo, con gafas, sonrisa nerviosa y con rigurosa “casulla” blanca y sotana negra, era fácil verlo en el interior de la Catedral en un constante deambular entre la sacristía de Santa Orosia y la del altar mayor. Ese fue Agustín, Macero en el Cabildo catedralicio en el año 1921 y, desde 1932, Sacristán Mayor de la Catedral. Lo conocí bien, pues con él y José M.ª Pérez, el otro monaguillo, hacíamos reparto proporcionado de las propinas que nos daban en las bodas, bautizos y entierros que se celebraban en la Catedral en los años en que fui monaguillo, allá por el 1963/64. ¿Quién le iba a decir a Agustín que sus esposa, a la que él enseñó el oficio, Concha “la Campanera”, llegaría a ser “Reina por un día” en aquel famoso programa de TVE en el año 1965.




Por casualidad ha caído en mis manos una entrevista que al bueno de Agustín le hicieron nada menos que hace 74 años, en 1949. Me he quedado sorprendido de que su oficio y persona despertaran el interés del director del periodico local AYER y HOY. Pero más, si cabe, me ha llamado la atención, no solo la longevidad que tuvo en el cargo de Sacristán, sino también los detalles sobre cómo se hacía la colocación del paño blanco en la Catedral el día 3 de mayo, festividad de la Santa Cruz. Fecha en la que además, por alargarse las horas de luz, se adelantaban los toques de campana una hora: de 6h a 22 h, hasta que el 14 de septiembre volvían a realizarse de nuevo de 7h a 21h. 

Una tradición que se pierde en la noche de los tiempos y que, en este caso, ya la venían haciendo su madre, su abuela y abuelo y su bisabuela, quienes, como él, también vivieron en el piso pegado a la Catedral continuando una tradición familiar que con gran fidelidad abarcó cuatro generaciones en tres siglos y pico… Preguntado por el significado de la bandera blanca que ondea sola, próxima a la torre, Agustín contaba:

"El romero mayor de Santa Orosia compra el paño la víspera de Jueves Santo y se deposita en el Sagrario del monumento del primer templo, sobre los corporales, y encima del paño, el Copón de la Sagrada Forma. Allí permanece hasta el día siguiente, que una vez vacío el sagrado lugar, se lleva a la Sacristía para guardarlo hasta el 3 de mayo, festividad de la Santa Cruz. Dicho paño, de lienzo recio, blanco, mide un metro por setenta centímetros, aunque por la distancia que de él nos separa, lo apreciamos bastante más pequeño. En el día de antes señalado, al amanecer, acuden con el Romero Mayor, otros cinco, junto con el albañil señor Piedrafita, los que, en unuión del Sacristán, luego de cortar un trozo de paño para dejarle dos puntas, suben al campanario; el albañil, cambia el del año anterior por el nuevo y, del trozo sobrante, se hacen tantos como los presentes, repartiéndolos. Y allá, arriba, viene el desayuno de anís y torta, dejando la nueva “veleta” colocada para “ahuyentar las malas nubes”. Para evitar ese peligro se toca también ”a nuble”. Antes, no hace mucho tiempo, luego del toque, si la tormenta descargaba furiosa, se exponía a Santa Orosia en la lonja Mayor, sacándola de su altar con el Sacristán de la Hermandad, el portero y los serenos, más el capellán de Santa Orosia; esto, si era de noche . De día, además de los fijos e indispensables, algunos vecinos que se prestaban gustosos a la ayuda. Ahora, solo se dan los toques”.(Dumas abril, 1949 AYER Y HOY)

(1) HAIGA: coche grande. En la posguerra española el que quería hacer ostentación o marcar estatus, cuando iba a comprarse un coche, pedía el auto más grande, el más caro, el mejor que “haiga”. El más destacado fue el Dodge, fabricados por Barreiros y conocidos como “los haigas del Franquismo”.