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26 de enero de 1939. Carroza de "Santa Orosia" con maqueta del Templete, romeros y montañeses con sus trajes típicos. Foto, autor desconocido cedida por por Pilar Herrán |
Tras verlo tanto tiempo durante mi infancia y juventud, a pesar de que han pasado 56 años desde que lo observara por última vez, y siendo consciente de que cada día somos menos los jacetanos que, al pasar por la plaza de Biscós, todavía lo añoramos, en este pequeño trabajo quiero dejar algunas reflexiones sobre el "Templete" Santa Orosia: sobre lo que representó para aquellos paisanos que con orgullo lo levantaron; sobre el valor simbólico que tuvo para la ciudad este veneratorio y los anteriores; sobre el desprecio que se ha tenido por conservar con más fidelidad una de la tradición milenaria que, por sí sola, explica gran parte de la idiosincrasia de nuestra ciudad; sobre la nula sensibilidad hacia un recinto (la plaza del Toro/ Biscós) casi sagrado; sobre el hecho de haber cortado el hilo conductor de una parte de la historia al transformar la plaza en una explanada de hormigón carente de personalidad; y sobre lo que supuso interrumpir el reposo eterno de los difuntos del Cementerio Mayor con una más que discutible finalidad, el excavar precisamente ese lugar para realizar un parking turístico.
"En la ausencia que las cosas dejan hay una manera de presencia; en su hueco está todavía alentando su forma" (María Zambrano)
El obispo Francisco Frutos Valiente (1921-1926) desde la tribuna del Templete expone ante los devotos el cuerpo de Santa Orosia. Foto Francisco De las Heras, (gentileza de Juan Carlos Domínguez) |
ANTECEDENTES
Aunque la primera noticia documentada de la devoción orosiana en la ciudad aparece en el siglo XIII (1) es muy posible que dicho culto estuviera asentado ya en el siglo XI. Así lo narra el Canónigo Salvador Alberto Alavés y Sala en 1702, en los capítulos XVI y XVII de su Compendio... donde nos habla de la costumbre, según la cual, el Prior de los Jurados portaba la llave para abrir la caja de las reliquias de Santa Orosia "desde que Martín de la Sala, Señor de Santa Cruziella, Navasa y Somanés, en el año 1072 se hallaba de Justicia de la ciudad de Jaca". Una fecha, 1072, que Alberto Gómez, en su exhaustiva obra Santa Orosia reliquias y mantos avala como posible: la llegada del cuerpo de la Santa de Yebra a Jaca y su depósito en un sarcófago de piedra (2) en la Capilla exequial de Todos los Santos que en el siglo XI presidía el Cementerio Mayor (3). Desde entonces, también utilizada como veneratorio de la Santa.
Con posterioridad, entre el siglo XIV y XV, apoyado en el interior de un torreón de la muralla y costeado por una ilustre familia jaquesa de mercaderes, los Lasala, se edificó el nuevo veneratorio, que con diversas modificaciones llegó hasta el siglo XX.
Una vez que el Cementerio Mayor quedó en desuso, a mediados del siglo XVI, el lugar comenzó a conocerse con el nombre con el que los viejos del lugar todavía lo hemos conocido y nombrado, el de "El Campo del Toro"; así llamado por ser el lugar habitual donde se celebraban los festejos taurinos. Estas celebraciones y otras de toda índole, como las ferias de ganado, no fueron impedimento para que continuase el estrechísimo vínculo que dicho espacio tenía con la devoción a la Santa. Contribuía a ello tanto la puntual celebración de su festividad, el 25 de junio, como la visión en la plaza de la capilla-veneratorio durante todos los días del año. Sin duda, algo que calaba en la memoria de transeúntes y montañeses. Como es lógico, con el transcurso de los siglos este veneratorio se vio sometido a continuas modificaciones y reparaciones.
De manera que, en las antiguas fotografías que conocemos, de finales del siglo XIX y principios del XX, poco o nada queda de su antigua traza gótica, pues en ellas se observa una gran balconada sobrevolada y abierta al exterior que facilitaba la visión de la exposición de mantos y reliquias, cubierta por un tejadillo de lajas de piedra coronado por una cruz, y la rosa y la palma de la Santa.
Probablemente, la última aportación que modificó el vetusto veneratorio, antes de ser demolido en septiembre de 1907, fue la colocación en su interior de un retablo en el que se representaba la cruenta escena del martirio de la Santa y sus acompañantes. Obra del pintor madrileño Sr. Bahamontes, colocada en junio de 1886.
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Sarcófago de piedra (2) Según Alberto Gómez el sarcófago vacío de la Mártir que quedó en la vieja capilla se continuó venerando por creer que seguía conservando el poder de hacer milagros. Por ello, en época moderna los habitantes de Jaca lo llamaban la tumba del Pastor, creyendo, equivocadamente, que contenía sus restos. Según la tradición, el pastor en cuestión, Guillén de Guasillo, descubrió las reliquias en el puerto de Yebra, en las faldas del monte Oturia y las trasladó a Jaca en el siglo XI por una senda hoy conocida como "Camino Pastor".
Cuando a inicios del siglo XX se derribó el antiguo veneratorio del siglo XV, según Juan Aznar, canónigo archivero de la Catedral, tres sarcófagos de piedra procedentes de dicho veneratorio fueron llevados a la Fuente de los Baños para reutilizarlos como pilas de abrevadero.
Cementerio Mayor (3) Llamado así por ser el que más superficie ocupaba en la ciudad, en comparación con otros existentes como el de San Nicolás, situado en el burgo del mismo nombre, casi con certeza emplazado en la plaza de Ripa, o la necrópolis situada en la plaza de San Pedro.
Olmo Mayor (4) La costumbre de impartir justicia debajo de un árbol fue un hecho frecuente en el vecino País Vasco, Navarra y Aragón. Ya en 1215, "cerca al murum et ulmum" en el cementerio mayor de Jaca, se llevó a cabo un acto de conciliación entre los hombres de Jaca y las juntas de de Bardaruej, del campo de Jaca de Bardavena, Javierre, Valdairesal, Soduruel, Avay y Acumuer de un lado, y los vecinos de Aysa, Esposa y Sinués del otro. Y en el mismo lugar, bajo el Olmo Mayor, en en 1238, el Justicia, el Merino, los Jurados, los Paciarios, los Consejeros y los Prohombres de Jaca se reunieron para elaborar uno de los diferentes Estatutos u Ordenaciones (Establimentz) por los que se rigió, desde su fundación en 1063, la ciudad de Jaca. (Documentos recogidos en el Libro de la Cadena 36 y 55, y 57).
Tomás Buesa Oliver ve en esta costumbre cántabro-pirenaica de reunirse bajo un árbol (olmo, roble, o encina) que en muchos sitios solía plantarse en el centro de la plaza de del pueblo, un recuerdo inconsciente del culto prehistórico y misterioso que se daba a los árboles, idéntico carácter sagrado y mítico que el tradicional tronco o troncada o tizón altoaragonés de Nochebuena.
EL NUEVO VENERATORIO, EL TEMPLETE
La iniciativa de la edificación había surgido de la Real Hermandad de Santa Orosia, para lo cual había hecho una provisión de fondos que pronto resultaron insuficientes. Después de varias interrupciones, agotados los recursos, y tras poner de su bolsillo 15 pesetas cada uno de los miembros de la Junta, la Real Hermandad se vio obligada a convocar una suscripción popular entre los comarcanos, con cuotas y aportaciones que iban de los 10, 20 y 25 céntimos en adelante ... rogando a los señores párrocos de la Diócesis que abrieran una lista de donantes cuyos nombres se harían públicos y conservados en el interior del edificio para perpetuar su memoria". Además fueron publicadas puntualmente en el periódico local La Unión las aportaciones de pueblecitos como: Artaso, Castiliscar, Huerto, Casbas, Oria... nadie escurrió el bulto. La implicación en el proyecto fue absoluta: parroquias de toda la Diócesis, Obispo, Cabildo, devotos a título particular, Ayuntamiento... y hasta el propio rey de España Alfonso XIII colaboraron.
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Dibujo publicado en el periódico La Unión |
Tras cuatro años de esfuerzos financieros y finos trabajos, en el Campo del Toro luciría su nuevo Veneratorio en 1912. La obra se la encargaron a Eustaquio Abaitúa, militar comandante perteneciente al cuerpo de ingenieros y excelente pintor, quien no solo estuvo comprometido con sus menesteres castrenses (contribuyó en el nuevo anteproyecto de 1905 para la defensa del valle de Tena) sino que, además de firmar el proyecto del Templete y dirigir su construcción a pie de obra, realizó otras trabajos civiles como la traída de agua de boca de la fuente de San Salavador, situada en las estribaciones del paco de Oroel, el replanteo por Villanúa del ferrocarril de Francia por Canfranc...
Como era normal en las edificaciones que se construían en las primeras décadas del siglo XX en la ciudad, en la ejecución intervenían exclusivamente gremios locales, que aportaban sus propios materiales. De manera que la implicación de los trabajadores fue doble, pues al fervor por su patrona unían el orgullo de dejar su huella en el veneratorio. Jaqueses como Vizcarra y Portas, que labraron y colocaron el zócalo con el cemento que de forma gratuita había elaborado el señor Oliván en su propia fábrica; Juan A. Pérez que se encargó de producir y colocar los mármoles; Pedro Gorriz, José San Juan y Juan Antonio Pérez que labraron las piedras para los almohadillados, cornisas, balaustradas, columnas, capiteles... Vicente y Pedro Lardiés, Amuzara e Ismael Rey que se encargaron de la albañilería; el pavimento portland que fue obra de Luis Lacasta y su hermano Dámaso; los carpinteros Bienvenido Gastón y Mariano Alvira que realizaron la armadura de la cubierta, de la linterna y de la cúpula, junto con Sebastián Val, Eusebio Casamayor, Juan Benedicto y Esteban Fenero que se encargaron del resto de la carpintería; las láminas de plomo y zinc de la parte superior fueron hechas y colocadas con gran riesgo por Bautista Olivier y su cuñado Ramón; Juan Compairé fue el que forjó y colocó la verja y puerta e hierro de la cerca en 1911; la decoración pasó a cargo de Pedro Górriz y la pintura de Antonio Sánchez y León Millán.
Entre todas estas aportaciones, fue excepcional la efectuada por el canónigo honorario Victoriano Biscós, quien, además de donar un cáliz de plata, una casulla para la Hermandad y financiar una serie de tarjetas postales para vender y generar beneficios para el mismo fin, aportó la cantidad de18.000 pesetas que fueron determinantes para finalizar el edificio. Acto de mecenazgo que merecidamente condujo a que el Ayuntamiento cambiara el ancestral nombre de El Campo del Toro por el actual, Plaza de Biscós. Además, en su recuerdo, a partir de 1915, la Junta de la Hermandad acordó dedicar la tradicional misa que se celebraba en el interior del Templete en la época de la trilla coincidiendo con la festividad de Santiago"para los bienhechores del Veneratorio en general, y de un modo particular, por el eterno descanso y obligaciones del alma del difunto Victoriano Manuel Biscós, á quien se debe la terminación de la sobre esperada obra..." La misa será á las seis de la mañana, y le precederá un toque de campanilla desde las ventanas del Templete para que acudan á oírla los de las contiguas Eras, que tengan á bien oírla".
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Zona polémica (5)Desde el reinado de Isabel II en las plazas fuerte de primer orden, como era Jaca, estaban prohibidas las construcciones exteriores en una franja de terreno paralela a las murallas, en las llamadas "zonas de exclusión o zona polémica". Con ello se trataba de impedir la trayectoria de proyectiles, a la vez que de impedir el cobijo a las tropas atacantes. Estas zonas, que crecían a medida que lo hacía el fuego artillero, tenían unos 2 Km de distancia . Y también afectaban, como es el caso que nos ocupa, al interior de la muralla y al cinturón de ronda donde se encontraba el Veneratorio. De ahí que para edificarlo se debía contar con el "permiso" del ejército.
UN MODERNO EDIFICIO
Dentro del proyecto ecléctico del edificio, el Templete respira aires Neorrenacentistas. La simetría, la regularidad en sus cuatro fachadas, así como su planta cuadrada, recuerdan planteamientos como los que Andrea Palladio mostró en el edificio de planta central de Villa Capra (Vicenza, Italia).
Las 16 arcuaciones de medio punto que estaban distribuidas en las cuatro fachadas del Templete hoy se encuentran en el cementerio de Jaca (6) |
Detalle del capitel y la columna que soportaba la tribuna del Templete (6 bis) reutilizado en el cementerio de Jaca |
La cubierta rebajada a cuatro aguas está hecha con escamas de zinc y se apoyaba en su interior en cuatro columnas de hierro. A la cubierta se sobreponía una linterna octogonal acristalada, de madera plomo y zinc, rematada con una cupulilla bulbosa, coronada de una cruz y un pararrayos en una clara alusión simbólica a la procedencia de Santa Orosia. En efecto, la cupulilla bulbosa bien podría formar parte de cualquier iglesia ortodoxa del reino de Bohemia.
En el interior, iluminado por la luz que penetraba por las amplias vidrieras de los ventanales, resaltaban rosetones blancos y escocias en relieve sobre paredes pintadas en gamas de color rosa, en alusión al significado de Orosia, en la etimología grecolatina "Buena Rosa". La planta baja estaba ocupada por un vestíbulo y dos graneros para acoger las donaciones en especie que hacían a la Patrona, principalmente los labradores de Jaca y de los pueblos cercanos. Desde allí, una holgada escalera daba acceso al piso principal o de autoridades y al balcón expositor. El exterior del edificio adquiere cohesión y ritmo gracias a la elegante bicromía cromática (rojo y amarillo) de los ladrillos caravista, que a base de entrelazados geométricos romboidales en sebka (red), consiguen dar ese aire oriental (Neoárabe) tan utilizado en Al-Ándalus o Marruecos.
Eustaquio Abaitúa se reveló como un excelente conocedor de los edificios de su tiempo al diseñar el primer edificio realmente moderno de la ciudad. Un Templete muy en la honda de la arquitectura vanguardista inspirada en revivals historicistas que habían hecho furor en Europa o más cerca, en Barcelona. La ciudad más representativa de España en estas vanguardias arquitectónicas, donde historicismo, eclecticismo y modernismo se encontraban en pleno auge. ¡Y es que el Templete de Eustaquio Abaitúa tenía un poco de todo ello! De ahí que, como ningún otro, este nuevo Veneratorio en forma de Templete estuviera destinado a ser tan representativo de su tiempo como la Catedral, la Torre del Reloj o la fachada del Ayuntamiento. Algo que, por desgracia, no se tuvo en cuenta cuando se mandó derribar.
DERRIBO
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Celebración del Festival Folklórico de los Pirineos en la renovada plaza de Biscós hacia 1970. (Foto, gentileza de Quico Ceballos) |
Aspecto de la plaza hacia 1990 (Fotos, gentileza de Vicente Calizo) |
Estado actual de la Plaza de Biscós (Foto V. Mairal) |
Infografía que muestra el aspecto que tendrá la intervención propuesta para mejorar la estética de la plaza de Biscós. (Ayuntamiento de Jaca) |
1895. Quizás la fotografía más antigua que se conoce del viejo veneratorio. (Foto de autor desconocido) |
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Años 50 |
Años 50 (Foto cedida por Quico Ceballos) |
Los danzantes de Santa Orosia, el "Palotiau" (Foto, publicada por J. Domínguez Solán. Principio de los años 60) |
Años 60 |
BIBLIOGRAFÍA
ALAVÉS Y LASALA, Salvador Alberto. Compendio de la vida Magna disputada de la Gloriosa Virgen, casada, mártir y Reyna de Aragón, y su antigua, y primera patrona, y primera patrona, y siempre de la ciudad de Jaca, y sus montañas, Santa Orosia y sus padres y reyes de Bohemia, primeros cristianos de ella: Boriborio y Ludimila. Imprenta de Pascual Bueno, Zaragoza, 1972.
GÓMEZ GARCÍA, Alberto. Santa Orosia, reliquias y mantos. Huesca, 2012.
JUSTES FLORÍA, Julia y DOMINGO MARTÍNEZ, Rafael. Cementerio Mayor de Jaca en la Edad Media: excavaciones arqueológicas en la Plaza de Biscós, 2005-2006.
LACASTA ESTAÚN, Gartzen. El euskera en el Alo Aragón. Cuadernos de Sección. Donostia, 1994.
MAIRAL LÓPEZ, Valentín. Jaca, una ciudad que tuvo murallas. Su historia y derribo (195 a. C. -1960). El Pirineo. Jaca, 2020.
SANGORRÍN Y DIEST-GARCÉS, Dámaso. El libro de la Cadena del Concejo de Jaca. Zaragoza, Ed. Heraldo de Aragón. Zaragoza, reed. fács. 1979.
Tonio L Hotellerie de Fallois
ResponderEliminarUn reportaje MAGNÍFICO.De verdad que lo he disfrutado.
Muchas gracias . Un cordial saludo.
EliminarBelén Luque Herrán
ResponderEliminarEspectacular Valentin Mairal Lopez !! Gracias por recoger y contarnos nuestra historia tan bien y tan documentada. Un placer leerte, como siempre!
Muchas gracias.Un cordial saludo
EliminarHéctor Luis Gracia Rapún
ResponderEliminar“Chapeau Valentín”.
Hoy me acostaré sabiendo algo más de nuestra ciudad. Cómo todo que escribes, muy ameno y documentado, es decir un excelente trabajo. “Gracias”.
Muchas gracias. Un cordial saludo
EliminarMiguel Angel Domec Urieta
ResponderEliminarSiempre nos enriqueces. Gracias
Muchas gracias.Un cordial daludo
EliminarEsperanza Álvarez
ResponderEliminar¡Qué pena de transformaciones en pro de la modernidad!
Reconvirtieron a la Plaza Biscós en un secarral pavimentado anodino, desgraciando gran parte de su historia y dejándola sin alma. ¡Penoso!
Gracias por compartir tu trabajo Valentín.
Muchas gracias
EliminarElena Casaus Garzo
ResponderEliminarLa generación baby-boom que nacimos a partir de 1950 hasta el 1960 , añoramos ese edificio, el lugar y los actos que se celebraban; ya que marcó una etapa de nuestra infancia.Muchísimas gracias por las imágenes y la interesante información. Un saludo cordial
Muchas gracias
EliminarPilar Herran Pacheco
ResponderEliminarValentin como siempre, interesant y ameno
Muchas gracias
EliminarJosé Luis Ona González
ResponderEliminarCoincido contigo en valorar la decisión de alterar el descanso de los allí enterrados como un lamentable despropósito.
Muchas gracias
EliminarExcepcional Valentín!!! Me ha encantado, de veras. Aportas muchas novedades lo que siempre es de agradecer. Totalmente de acuerdo contigo: hay que valorar mucho más lo que está ciudad ha sido. Veo solares en la calle Mayor, en la plaza Ripa, en la calle Zocotín que seguro que guardaban explicaciones. No sé si se ha ido hasta donde era posible en arqueología. En Echegaray también se anuncian intervenciones y no digamos en la futura Plaza Mayor. Por favor, tenemos que amar el sitio donde vivimos, pero para eso hay que conocerlo. He disfrutado mucho con este viaje encantador porque yo aún estuve dentro de ese querido templete viendo ensayar a los componentes del paloteau. La cálidas de las fotos también es una pasada.
ResponderEliminarMuchas gracias Angel. Un abrazo!
EliminarVeo que mi comentario aparecía como anónimo. Prefiero firmarlo
ResponderEliminarGracias de nuevo.
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