MIS COSAS DE JACA

Estas páginas van destinadas a todas aquellas personas que quieren a su ciudad, como me sucede a mí con la mía, Jaca. Hablaré, pues, de “mis cosas” esperando que alguna de ellas pueda ser también la tuya o, sencillamente, compartas mi afición por “colarme” entre el pequeño hueco que separa la memoria de la historia, lo general de lo particular o lo material de lo inmaterial. Estas “cosas de Jaca” están construidas a base de anécdotas , fotos de ayer y hoy, recuerdos y vivencias mías y de mis paisanos y de alguna que otra curiosidad, que me atrevo a reflexionar en voz alta. No es mi propósito, pues, ocuparme de los grandes temas de los que ya han tratado ilustres autores, es más bien lo contrario: quiero hacer referencia a rincones ocultos, héroes anónimos, huellas olvidadas, sendas por las que ya no se pasa, lugares que fueron un día centro de atención y hoy han sido relegados a la indiferencia, al olvido o al abandono; a unos escenarios donde se sigue representando la misma obra pero con otros actores.

viernes, 21 de septiembre de 2018

LAS OBRAS DE LA REPUBLICA EN JACA ( PARTE II)

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                                                                MUSEO ROMÁNICO


En la sala Cuarta del pequeño Museo, la más visitada, enfrente del sepulcro de doña Sancha, y rodeado de tallas de la época,  había una escultura de tamaño natural que representaba a una religiosa  benedictina de Santa Cruz de la Serós. Fue un encargo que  el SIPA le pidió al prestigioso escultor y profesor de la Escuela de Artes y Oficios de Zargoza José Mateo Larrauri. Estaba convenientemente vestida con el hábito que las propias monjas cosierón con sus manos. 


   La afluencia de veraneantes en los años veinte a Jaca fue despertando el interés por el rico patrimonio con el que contaba la ciudad y sus alrededores, entre el que destacaba, por encima del resto, el extenso legado que nos dejó el arte románico, y con él las posibilidades de expansión del turismo cultural. 
Plazuela del convento de las Benitas. En el interior se instalaría el Mueso Románico. Tarjeta postal matasellada el 16 de agosto de 1933. (Fotografía de F. de las Heras)

El cabildo y el prelado Juan Villar y Sanz, entre mayo y agosto de 1929, derribaron los tabiques que cerraban la Lonja Chica de la Catedral y se procedió a descubrir la puerta lateral de la iglesia.
De esta forma se dejaron al descubierto los hermosos capiteles y el tímpano que hoy contemplamos. A ello le siguió, en 1931, el reconocimiento de la Catedral como Monumento Histórico-Nacional por el gobierno de la II República y, en 1935, la restauración de las cubiertas y partes interiores de la Catedral con presupuesto  a cargo del estado.



Pero no era solo la Catedral. Un entorno plagado de iglesias románicas, algunas de ellas en un progresivo deterioro, junto con la voluntad de protegerlas y mostrarlas al público, condujeron a crear un Museo Románico ideado por el propio obispado y el  SIPA (Sindicato de Iniciativa y Propaganda de Aragón).


 Inauguración del Museo Románico. En el centro, con pajarita, el alcalde republicano Enrique Bayo junto a las autoridades del Sindicato. (Fotografía de la revista Aragón, octubre de 1934)


Fue el 8 de diciembre de 1932, tras arduas gestiones de los señores  Eduardo Cativiela y  Francisco Cidón, cuando se presentó el proyecto del Museo que había realizado el arquitecto señor Borobio, para comenzar las obras que concluyeron en tan solo dos meses de intenso trabajo. La inauguración oficial se hizo el 5 de agosto de 1934 a las 11 de la mañana en el Salón de Sesiones del Ayuntamiento, presidido por su alcalde Enrique Bayo. Se procuró desde el inicio que el museo respondiera a tres premisas: autenticidad, sencillez y proximidad. 

 Detalle del sarcófago (Kingsley Porter,1926)
 Un monográfico representativo del románico de la zona de Jaca en el que la pieza clave, y sobre la que giraba el Museo, fue el sepulcro de doña Sancha. Sarcófago único que en 1622 se había trasladado (con el permiso del abad de San Juan de la Peña) desde Santa Cruz de la Serós al convento de las benedictinas, y que ya había sido objeto de estudio y puesto en valor ante la comunidad internacional por el prestigioso hispanista norteamericano Kingsley Porter en 1926.
 Rápidamente, esta singular pieza de la escultura románica se convirtió en la estrella del Museo, pues, a pesar de saber de ella, había permanecido desde el siglo XVII inaccesible al público por encontrarse en un monasterio de clausura ahora, junto con el resto de obras, se podía visitar de 11 a 1 y de 4 a 6 horas. Y era gratuito para las niñas y niños de las escuelas de primera enseñanza siempre que fueran acompañados de sus profesores.
 
 Detalle del sarcófago (Kingsley Porter,1926)
En la creación del Museo colaboraron el obispado, las monjas benedictinas, el SIPA, ciudadanos a título particular y el Ayuntamiento republicano.                


                         

 El Museo contaba con cuatro salas, previa exclaustración de las mismas.
En la sala Primera se encontraba una pila bautismal gótica y un capitel donado por doña Mª Torres de Rodríguez, que anteriormente había estado adornando su jardín.
Tímpano con Crismón de Sarsa, hoy en  el Ayuntamiento
 También un tímpano con Crismón del siglo XII, procedente de la ermita de Sarsa (propiedad del SIPA) hoy visible al público en la planta baja de la Casa Consistorial.

Ermita de Sarsa. Paseo de Invierno, Jaca
En la actualidad, lo que  pudo reconstruirse en 1970 de la iglesia románica de Sarsa se puede observar, aunque con el pórtico orientado a occidente, en el Paseo de Invierno de Jaca. 
También se completó la sala del museo con fotos de antes y después de haber arrancado el tímpano de dicha iglesia en 1933. 


Capitel románico del museo

La sala Segunda contaba con varios capiteles procedentes del antiguo cenobio que se encontraron dispersos por Santa Cruz de la Serós; cuadros pintados por el señor Cidón de Santa Cruz de la Serós y una basa de la señora Torres de Rodríguez. 

 
En la sala Tercera se colocó un pequeño sepulcro procedente de santa Cruz de la Serós y otras piezas adquiridas por el señor Borobio (SIPA).
 La ermita de Sarsa, donada en 1063 al obispo y cabildo de Jaca por Ramiro I y Sancho Ramírez, fue trasladada a Jaca en 1970 por el equipo municipal de obras, a las órdenes de  Francisco Vivas.
 
La sala Cuarta se habilitó para exponer el sepulcro de doña Sancha, propiedad de las religiosas Dueñas Benedictinas. Al pie del sepulcro se colocó una estatua de tamaño natural que representaba a una religiosa benedictina de Santa Cruz de la Serós (SIPA).


 El testero estaba adornado con una escultura del Salvador, procedente de la antigua Iglesia románica de San Ginés que existía ya antes de la llegada de las benedictinas en 1555. Y en las paredes laterales, esculturas góticas del Salvador y de vírgenes que eran propiedad del Excelentísimo  Ayuntamiento de Jaca. Con posterioridad, en 1934, se aportan cinco capiteles románicos, donados por Juan Lacasa, que se distribuyeron entre las salas Segunda y Tercera.






Escoltado desde Bernués por una comitiva de coches, el 5 de septiembre de 1934 llegó a Jaca, con el objeto de visitar a su hijo que cumplía aquí el servicio militar , el presidente de la República Niceto Alcalá Zamora. En su visita al Museo fue recibido por  Francisco Cidón quien le informó de los trabajos realizados. Ricardo del Arco les explicó en profundidad las obras. En el libro de visitas dejó escrito: "Deseando todo el esplendor que corresponde al mérito de lo reunido y lo pensado" (5-9-34 N. ALCALÁ ZAMORA). Lo acompañaban, entre otros: Doña Pura Castillo de Alcalá Zamora, Pedro Pilón (gobernador), Enrique Bayo (alcalde), Pío Díaz, José Alcalá Zamora y Luis Alcalá Zamora. ( Foto de F. de las Heras)




                                           CARRETERA DE OROEL


Peña Oroel (1769m)
 El llamado Camino de Oroel, la  sinuosa carretera que arranca desde la finca de Fontazones y atraviesa por la ladera norte  el Monte de Oroel, para terminar en la carretera que conduce a Navasa, tiene una longitud de 9,2 kms, 76 curvas, y discurre a una altura media aproximada de 1100 metros. Cercana a la vista de las paredes desnudas de la Roca de Oroel y atravesando pinares, abetales, hayedos, acebos... todavía podemos disfrutar de esta obra realizada por el Ayuntamiento de Jaca que, por haber otras prioridades, se dilató a lo largo de 21 años.

Camino de Oroel

Tradicionalmente no faltaron sendas y tiraderas que facilitaban el corte, siempre controlado, de los excelentes pinos y abetos del monte Oroel, que contrastaba con los otros montes "pelados" que rodeaban la ciudad y que con frecuencia eran víctima de los leñeros y de la práctica del carboneo.



 
Camino de Oroel
Pero fue a raíz de la construcción de la carretera que pasando por Bernués llegaba hasta Jaca, a mediados del siglo XIX, cuando en el Monte de Oroel, en diagonal, se habilitó una amplia senda de tierra con la finalidad de facilitar la explotación maderera para sacarla a la nueva carretera. Así, al tradicional uso del Monte pronto se le vieron nuevas posibilidades. 
Ya en 1930 voces inquietas de la ciudad como la de Benito Campo comienzan a opinar que el monte de Oroel sería un lugar adecuado para hacer el "Parque" que la ciudad andaba buscando, pero para ello faltaba facilitar un acceso  con la finalidad de abrirlo a los veraneantes y turistas. 


Publicidad de la Voz de Aragón, 1932
De manera que lo que comenzó como una mera anécdota, pronto tomó  visos de realidad. En 1933 el alcalde republicano Julio Turrau estimaba que  "entre lo que Jaca debe seguir haciendo para su transformación, embellecimiento y con el propósito de atraer al turista, reviste una gran transcendencia la construcción de un camino forestal que sirva de acceso a Oruel" para lo cual, "recientemente se ha pedido a la Dirección general de Montes la aprobación de dicho camino, en una extensión de 1.500 metros y ampliando su primitiva anchura. Los magníficos pinares de Oruel serían, con su invitación a la salud y a la belleza, el atractivo más grande que Jaca podría ofrecer a turistas y veraneantes" (LU 29 junio de 1933, Julio Turraua).  

 Buitre leonado sobrevolando el conglomerado  de Oroel. Un
 perfecto refugio para las aves rupículas
 También se interesó por la misma idea el presidente del Sindicato de Iniciativa de Jaca, Joaquín Tajahuerce, quien a lo largo de 1934 puso todo su empeño en favor del arreglo y consecución de un camino forestal por la Peña Oroel.
Como ya venía sucediendo con anterioridad, la influencia de Pío Díaz también tuvo presencia en la historia de este Camino. Pues en su casa, en una comida que tuvo lugar en agosto de 1934  invitó al  Director General de Montes, Caza y Pesca, Miguel Pastor, también estuvo invitado Luis Alcalá Zamora, hijo del presidente de la República, que en esos momentos ejercía de cabo en el Regimiento Galicia. Allí se  le comentó al señor Pastor el interés que tendría para Jaca ese Camino. Al día siguiente, tras varias excursiones por la comarca, Pío Díaz, junto con el ingeniero de montes Augustí y el alcalde señor Bayo, arrancaron la promesa de su realización al Director General, quien a su vez encargó su construcción al ingeniero Augustí, a quien dijo que hiciera los oportunos estudios del camino cortafuegos de Uruel para ensancharlo unos 5 metros. Proyecto que quedó  terminado  en el mes de octubre.
El despertar de la vida. Cobijado bajo los pinares emerge,
 sobre las últimas nieves del invierno, el "hygrophorus marzuolus"
(seta de marzo)

El siguiente paso lo daría la Comisión que viajó a Madrid con el alcalde Enrique Bayo en febrero de1935. Aquel día, entre otros asuntos, se trató de la realización de dicho Camino. De manera que en octubre llegaron 25.000 pesetas con las que se iniciaron las obras en el mes de noviembre. Unos trabajos que contribuyeron a aliviar el paro obrero a 50 jornaleros.
Las obras que iban a "tirones" tuvieron una buena noticia cuando, en marzo de 1936, los diputados señores Beltrán y Borderas comunicaron al nuevo alcalde Julián Mur que había sido consignada una buena cantidad de dinero para el llamado camino Cortafuegos del Monte Oroel.



Tras  la Guerra civil, en el camino trabajaron presos de guerra republicanos reclutados del campo de concentración de presos y presentados de Jaca. En 1940, todavía se trabajaba en el segundo tramo del camino de Oroel; en 1948 faltaban 2,5 kilómetros, para finalmente concluirlo en 1954. 
 


 El Parador de Oroel (1200 m.) se construyó junto al Camino en 1957 (Foto de de Jesús Bretos, finales de los años 50)




                                  CENTRO SECUNDARIO
                                                DE
                                      HIGIENE RURAL 


Vista general del Centro Sanitario de Higiene Rural de Jaca (Fotografía publicada en la Revista Aragón, junio de 1935). Hoy Avda. Oroel
Los pabellones de las antiguas compañías del Cuartel de Cazadores, que se encontraban en el Cuartel de los Estudios, fueron espacios donde, además de albergar el Instituto de Segunda Enseñanza, se estableció el Centro  Secundario de Higiene Rural. Unas conversaciones que tuvieron lugar en abril de 1931, en Madrid, entre la Comisión de Jacetanos encabezada por el alcalde Julio Turrau y los miembros del gobierno republicano, en concreto el señor Zabala, Director General de Sanidad y, más si cabe, el inspector de Sanidad señor Ruesta, (conocedor de los problemas de Jaca, pues no en vano había sido inspector provincial en Huesca) dieron su fruto. 
A pesar de que se esperaba para la inauguración al señor Casares Quiroga, que tenía grandes deseos de volver para recordar sus tiempos de encarcelado en Jaca, y también al alma de esta nueva organización sanitaria, el entonces Director General Doctor Pascua Martínez, así como al Inspector General de Sanidad de Interior doctor Ruesta, a quien se le atribuía el hecho de que Jaca contara con uno de los 16 Centros que hasta la fecha se habían creado en España (en febrero de 1936 ya eran 46), el lunes 16 de enero de de 1933, se inauguró  oficialmente el Centro prescindiendo de todo acto protocolario. Y asumió su dirección el doctor Antonio Pintor.

  Personal de laboratorio en el Centro de Secundaria de Higiene Rural de Jaca (Fotografía publicada en la Revista Aragón, junio de 1935)
Los centros de higiene rurales fueron diseñados por Marcelino Pascua Martínez, nombrado Director General de Sanidad por el gobierno de la II República. Un médico especializado en estadística, que había estado becado en la fundación Rockefeller y que se propuso hacer una reforma en profundidad en la que, siguiendo la tradición europea, la higiene pública, la medicina preventiva y los  sevicios gratuitos fueran prioritarios.
En septiembre de 1931 se inició la aplicación de una red de centros primarios de higiene, coordinados por centros comarcales o secundarios de higiene y prevención, que fueron considerados estratégicamente como los verdaderos jalones de la nueva organización sanitaria. Todos ellos debían estar regidos por personal especializado de Sanidad Nacional y contaban con atención maternal, puericultura, higiene escolar, odontología, oftalmología, otorrinolaringología, tuberculosis, enfermedades venéreas, laboratorios y rayos "X". Un programa que contó con una asignación de 15 millones de pesetas en el año 1931, y  31,5 millones en 1932. 

 Personal facultativo y auxiliar del Centro. Allí ejercieron: los servicios de enfermera visitadora, Petra Doguez Calvo; de tuberculosis, el Dr. Robredo Díaz; de higiene social, el Dr. Francisco Dumas; de higiene infantil, el Dr. Francisco Castejón; de oftalmología el Dr. Salvador del Corral; de higiene maternal, el Dr. Manuel Alonso; de otorrinolaringología, el Dr. A. Cardesa; de odontología, el Dr. Luis Armand y los directores fueron Antonio Pintor y Tomás Martínez Hernández (Fotografía de la Revista Aragón, junio de 1935).

La ciudad contó con la labor entusiasta de Antonio Pintor, para dirigir el CSHR. Se procuraba poner a Jaca, por su estado sanitario, a la cabeza de los pueblos de España, teniendo como objetivo el estudio de los problemas más importantes de su distrito: la tuberculosis, la fiebre tifoidea, el paludismo, las fiebres de Malta, la lucha contra la higiene prenatal, la protección de la primera infancia, la higiene preescolar (con sus secciones de odontología y oftalmología), un dispensario de antivenéreo, un dispensario antituberculoso, laboratorio, sección de saneamiento, de estadística y de propaganda sanitaria, y una consulta de higiene infantil.
 Se puso especial énfasis en disminuir la alta tasa de mortalidad infantil (117 por cada 1000 nacidos vivos menores de 1 año en 1930) incluyendo, además de la vacunación, una consulta de higiene maternal donde deberían acudir todas las mujeres embarazadas, pues dicha mortalidad infantil se pensaba que "en ocasiones estaba originada por la miseria y muchas más por la ignorancia, y que tiene como origen también el abandono en que la sociedad ha tenido, hasta ahora, a los niños llamados ilegítimos (madres solteras) que no conseguían arrancar de los pechos y labios de las personas que se llaman caritativas otro comentario que la conocida frase de ANGELITOS AL CIELO" (Pirineo Aragonés, 6 de octubre de 1932).

 Cuartel de los Estudios hacia 1960, hoy Avda. Oroel
 Pronto  se recogieron los frutos de la creación del Centro. Para los que venían de los pueblos se hicieron vacunaciones en masa contra la fiebre tifoidea, tuberculosis, difteria y viruela. En palabras publicadas en la Revista Aragón en 1935, el Dr. José Mª Lacasa afirmaba que "se atendía a cuantos enfermos acudían de Jaca y comarca tanto a las consultas de tuberculosis como a las de higiene social, convencidos de que tanto para la primera como para las del grupo denominado venéreas, la mejor profilaxis la constituye un rápido diagnóstico, seguido del tratamiento, en ambas se reconoce y cura gratuitamente a cuantos enfermos acuden. Próximamente el  Centro desplazará a los pueblos de la comarca, en algunos de los cuales ha establecido filiales denominados Centros Primarios, un equipo ambulante de rayos X".
 He aquí el resumen de la memoria anual de los trabajos realizados en las diversas consultas y dependencias del Centro, del 10 de enero de 1934. Entre las diversas consultas: infantil, oftalmología, tisiología, etc... se atendió a 4.281 enfermos, reconocimientos y profilaxis antivenérea; a 740 prostitutas con 14 bajas; 86 radiografías y 1.019 radioscopias en los servicios de rayos X; 1.706 vacunaciones; 721 servicios de laboratorio; y se realizaron 2.897 tratamientos.
Dando como resultado un total de 9.689 servicios prestados en el Centro, que ascendieron a 12.676 y 4.146 tratamientos en el año 1935.



MONUMENTO A LOS MÁRTIRES DE LA LIBERTAD



Restitución virtual del Monumento a los Mártires de la Libertad.Obra del
Colectivo SOPHOCO. 



Si hubo algo que durante los años de la instauración de la II República en Jaca generó, por igual, tanto ilusión y esfuerzo a raudales, como polémica y frustración, fue, por excelencia, la realización del “Monumento a los Mártires de la Libertad”.
Una idea que ya había surgido cerca de Jaca, en Ayerbe, el 17 de abril de 1931. Ese día, el nuevo ayuntamiento republicano ayerbense, en el primer acuerdo que tomó, "decidió erigir junto a la gloriosa ruta del 13 de diciembre, un monumento a los Mártires de la Libertad, simbolizados en las figuras de Galán y García Hernández. El escultor zaragozano Ángel Bayod dedicó al pueblo de Ayerbe el primer busto modelado por él del mártir de la libertad, Fermín Galán" que quedó depositado en el salón de sesiones del ayuntamiento, en el sitio que había ocupado el retrato del ex-rey (LVA, 21 de abril de 1931).


Ánagel Bayod, escultor


Dos  meses más tarde fue el Ayuntamiento de Jaca el que acordó erigir, a la entrada del paseo Fermín Galán, un monumento para perpetuar la memoria de los dos Capitanes, de Eugenio Longás y de los soldados muertos con motivo de la sublevación del 12 de Diciembre (Pascual Jarne, Simón Navarro y Valentín Barrera). 
Para su realización, la comisión pro presos cedió el saldo que les quedaba y el Ayuntamiento aportó el dinero que tenía reservado para homenajear a los libertados políticos. Al tiempo que el alcalde animaba a realizar veladas, festivales y nuevas suscripciones para el proyecto.


Al finalizar el verano, el 3 octubre, el Ayuntamiento abrió un concurso para la construcción del Monumento y resultó premiado el proyecto "Fuente–Biblioteca", de Ángel Bayod, el joven escultor zaragozano que ya había dado también muestras de su trabajo cuando en el 20 de junio, en el Círculo Republicano de Zaragoza, regaló a la Juventud Republicana de Aragón los bustos en escayola de los mártires de Jaca, Galán y García Hernández.
 
Imagen de la maqueta de Ángel Bayod, premiada en el  concurso abierto en Jaca para el monumento conmemorativo de la jornada de Diciembre  (marmol gris de Deva). En él se ha sintetizado en  primer plano el monumento a la Libertad (piedra rosada de La Puebla), para situar tras ella los bustos de los capitanes Galán y García Hernández ( marmol blanco de Italia). El monumento lleva en su parte posterior una biblioteca (LVA,10 de octubre de 1931).



Dibujo de R. Acín de los Porches y la  Lonja Chica de Jaca (Katia Acín)

 Esta maqueta del proyecto, que en teoría debía estar lista para el 12 de diciembre, la pudieron ver expuesta los jaqueses en el comercio del alcalde. Y una fotografía salió publicada el 10 de octubre en el periódico de tirada regional La Voz de Aragón. Sin embargo, la realización para dicha fecha no se vería cumplida, pues se alargó en un año su pretendida inauguración.

 Pero los acontecimientos dieron un giro inesperado cuando, tras crearse un Patronato con la finalidad de buscar financiación para el Monumento, en el mismo mes de octubre, y tras indemnizar al señor Bayod, se pensó en el escultor oscense Ramón Acín para la realización del Monumento, buscando darle mayor dimensión y trascendencia a la obra.
Ramón Acín.Pintor, escultor, periodista y pedagogo. Fusilado el 6/8/1936. 

Así al menos lo consideró la Agrupación Socialista de la ciudad que tomó la iniciativa para que el Monumento tuviera repercusión nacional. Para ello pidió al señor alcalde que dirigiera un escrito al Gobierno y a las Constituyentes con el fin de que se levantaran "dos monumentos nacionales, uno en Jaca y otro en Eibar, para perpetuar el advenimiento de la República...Cada ayuntamiento abrirá una lista de suscripciones en sus respectivas localidad invitando a aportaciones" ( LU, 29 de octubre de 1931).
Diputados aragoneses y el mismo Azaña dieron su conformidad a una Comisión jaquesa que se había desplazado a Madrid trayéndose la promesa de que el Gobierno encabezaría una suscripción nacional.  


Pero llegó diciembre, y a la hora de conmemorar el glorioso aniversario, tras un minuto de silencio a la memoria de los hechos del 12 de diciembre, sin discursos, y sonando los compases del himno de Riego, los jaqueses tuvieron que conformarse con descubrir las placas que daban nombre al “Paseo de Galán” (anterior Alfonso XIII) y a la calle “García Hernández” (anterior calle de Gastón). 

Publicado en La Unión, marzo de 1932
Comenzaba el nuevo año de 1932 y el proyecto había traspasado la barrera local para situarse en la esfera nacional. De manera que aquel exiguo presupuesto que se estimó oportuno para el primer proyecto de Ángel Bayod casi se había duplicado en el mes de marzo, ascendiendo a 11.674,25 pesetas, cifra que ya era de  27.000 en noviembre.


Mientras tanto al señor Ramón Acín ya le había dado tiempo de preparar su nuevo proyecto. Un monumento del que Francisco Dumas, destacado miembro del Patronato, daba amplios detalles en un artículo publicado el jueves 24 de noviembre en La Voz de Aragón: "Tendría una  monumental escalera y se colocaría la primera piedra el próximo 12 de diciembre". También recordó que para esta segunda convocatoria no había concurso de escultores, al encontrarse en casa la solución por lo que "He nombrado a Ramón Acín, camarada de Galán, parte activísima en aquella fecha imborrable y que tuvo que huir tras largas penalidades al extranjero... Las ilusiones en él puestas merecieron por el Patronato sinceros elogios cuando el domingo estuvo en Jaca y presentó su trabajo…"
Antiguas escaleras del Paseo de Alfonso XIII


La respuesta del escultor Ángel Bayod en el mismo periódico a las palabras de Dumas fue rápida y  al día siguiente pidió un nuevo concurso público  a través de  un artículo titulado “Carta abierta al pueblo de Jaca”: "En septiembre del año pasado se celebró un concurso para el Monumento convocado por el Ayuntamiento… cuando solo disponía de 6.000 pesetas se premio uno de mis proyectos, y lo dejaron sin efecto porque no se presentó el señor Acín. Ahora, con 27.000 pesetas es tarea muy difícil pensar en otro concurso por tener que distraer cantidad de importancia (según el señor Dumas): pero lo peor del caso es que os ha hecho un monumento a la antigua usanza. Esta obra magistral de Acín (según el señor Dumas)con unas no tan soberbias como las anteriores, pero escaleras… Queridos ciudadanos: pensadlo bien antes de que os coloque tamaño desacierto… Un monumento que carece de la concepción grandiosa por la unidad de la idea se confía hacerlo grande por la cantidad de símbolos (sin duda porque lo que abunda no daña)...”.

Había llegado otro 12 de Diciembre y el público pudo contemplar el proyecto del Monumento del artista oscense en la planta baja de la Casa Consistorial y también en una fotografía publicada el día 17 en La Voz de Aragón. Esta presentación y un acto literario musical para obtener fondos para el Monumento, a cargo de la orquestina del señor Marraco y el poeta Francisco de Iracheta glosando la gesta del 12 de Diciembre, despidieron el año 1932.
  
Maqueta de cartón del Monumento a los Mártires. Así lo describió  F. Dumas: "Se retira 3 metros de la situación que hoy tiene . La obra magistral de Acín tiene una  monumental escalera central que, comenzando con una  anchura de 12 metros y sus peldaños de 90 cm. de anchura también quedan circundados en sus extremos por dos prismas enormes, unidos a otros dos, cuando la escalera se estrecha para tener 7 metros de ancha, por sendos sillares. En los frentes de esos estrechamientos y en dos grandes plafones van otros tantos relieves con "los dos ojos de la Historia": Geografía y Cronología; lugar y fecha del hecho representado por dos matronas, la una señalando en un globo terráqueo el sitio que en él ocupa JACA, y la otra marcando la fecha “12 de diciembre”. Cierra el frente de la soberbia escalinata un gran relieve reproduciendo el instante del pronunciamiento, destacando entre una masa de valientes las figuras de los que sucumbieron por la idea; a los lados del relieve dos enormes prismas de piedra haciendo juego con los antes citados. En el anverso dedica el artista un recuerdo a la Paz como resultado de los hechos revolucionarios" (LVA. Jueves, 24 de noviembre de 1932).

  En enero de 1933, los Reyes Magos fueron generosos con Jaca. Y no llegaron precisamente en camello sino a través de los hilos de sendos telegramas que anunciaban la buena nueva: "El coronel del regimiento nº19 y el comandante del parque de Artillería han recibido sendos telegramas, ordenándoles la entrega de tres cañones (dos obuses y un Verdes Montenegro, de peso aproximado de 9.000 kilos) con destino al Patronato pro monumento para los relieves ... y ayer se recibió un telefonema  de nuestro diputado Pío Díaz, manifestando con la natural satisfacción haber sido entregadas por el Heraldo de Madrid(a través de su director Fondevilla) veinte mil pesetas, procedentes de la suscripción nacional que a tal fin se inició en dicho periódico..." ( EPA, 21 de enero de 1933).



En mayo comenzó a montarse la tan ansiada escalinata que formaba parte del Monumento que daba entrada al paseo de Galán y se renovó el paseo con nuevos jardines, alumbrado y sustitución del antiguo Kiosco por otro nuevo, propiedad del señor Catalinete. 
Ahora, sin embargo, no iban a ser los problemas financieros los que atrasaban el proyecto, pues la labor del Patronato había dado sus frutos y se contaba con recursos suficientes, sino los avatares políticos por los que pasaba el país y, sobre todo, las entradas y salidas de la cárcel a las que se vio sometido Ramón Acín derivadas de su afiliación anarcosindicalista.



A la espera de su finalización

Más despacio, por no decir paradas, continuaron las obras durante 1934; motivo que llevó a F. Dumas a escribir una amarga queja el 24 de enero de 1935 en el periódico La UniónLas obras continúan paralizadas constituyendo un escarnio. Jaca no debe consentirlo, sería una vergüenza dejar olvidada la gesta. En distintas ocasiones fueron ofrecidas miles de pesetas, las bastantes para la terminación… no podemos consentir que quede a medias, hoy resulta algo que nada dice, ni a nadie representa, ni para nada sirve ¿A qué estas promesas incumplidas? ¿A qué esos cañones que va a cubrir el musgo y que fueron concedidos a Pío Díaz para ser fundidos y nacer de nuevo para representar a quienes primeros lucharon por el advenimiento de la República?". 

Acín sentado ante uno de los relieves definitivos. La figura femenina recostada, que parece volar, lleva una cornucopia rebosante de frutos; entre estos y la figura surgen  tres estrellas, en clara referencia al grado de capitán de los Mártires (Imagen cedida por Katia Acín).

  A primeros de marzo, el Monumento, atascado pero no olvidado, obtuvo una nueva inyección financiera. El presidente del Consejo, señor Lerroux, comunicó por carta al alcalde la llegada de un cheque de 25.000 pesetas para que el Patronato continuara los trabajos y lo terminara.  Unos trabajos que, a falta de colocar los relieves, estaban terminados cuando estalló la Guerra Civil. 
Autoridades eclesiásticas y seminaristas
  en procesión frente al Monumento 
inacabado. (Foto Tramullas)

 Estos relieves de escayola, ya a punto de ser fundidos en bronce y guardados en uno de los bajos del ayuntamiento, fueron destruidos a martillazos por un grupo de falangistas.  Y los fondos del Patronato que habian llegado a alcanzar una cantidad cercana a 82.000 pesetas quedaron sin dueño, ni destino conocido. (1)


   
Izquierda: entrada al Paseo de la Constitución. Derecha: monolito conmemorativo de los capitanes Fermín Galán y García Hernández.
 Hoy, a la entrada del paseo, tan solo quedan 9 peldaños de aquellas escaleras que formaron parte del Monumento a los Mártires, erosionadas por miles de pisadas de paseantes a lo largo de 86 años. El resto de los bloques fueron cayendo en sucesivas reformas, quedando desfigurado y en el olvido aquel monumento de traza cubista diseñado por Ramón Acín. Pero permanece la nostalgia de aquellos lugares que se saben emblemáticos y, en ocasiones, no exentos de polémica en lo referente a la exibición de símbolos.

Hoy, siguiendo con el tradicional baile de nombres, una placa de cerámica con letras azules muestra la cuarta denominación que el paseo ha tenido a lo largo del siglo XX, la que el Ayuntamiento decidiera en sesión plenaria el 29 de abril de 1992, "Paseo de la Constitución", junto a la bandera de Jaca, la bandera constitucional española y la de Aragón
Y en el Llano de Samper, junto a la calle Pico de Collarada, desde 2003, un modesto monolito en recuerdo de los capitanes Fermín Galán y García Hernández.

Entrada al Paseo de  la Constitución, 2018

(1)  En 1936 se pagaban 8 pts. por un jornal diario; el secretario del Ayuntamiento
 ganaba 5.000 pts. al año; un catedrático de Instituto 3. 250pts. 8 (Esteban Gómez)



           El GRUPO ESCOLAR  
                          

El Grupo Escola sin la verja que lo terminó rodeando (Fotografía De las Heras,  1934/1935)
La construcción de un Grupo Escolar que dignificase la educación para los hijos de los humildes se iba retrasando y realmente era de urgente necesidad. Los empréstitos municipales de 1914 ya contemplaron su construcción por un importe de 200.000 pesetas.

Aula  de las antiguas escuelas públicas de Jaca
Ciertamente, las instalaciones cada vez más envejecidas  de la Casa de la  Misericordia (lugar dode se ubicaban las escuelas públicas) eran tachadas por los propios maestros de antipedagógicas, de forma que en 1923 se volvía a insistir en que el Consistorio debería implicarse en construir unas  escuelas nuevas, acogiéndose al Real Decreto de 17 de diciembre. Pasaban los días y las protestas y las discrepancias sobre el sistema educativo en Jaca arreciaban. Las críticas se centraban en el distinto tratamiento que había entre la enseñanza Primaria y la Segunda Enseñanza que se impartía en el colegio religioso de las Escuelas Pías, este último subvencionado por el Ayuntamiento desde hacía 50 años (en 1925 ascendía a 5.250 pesetas para siete profesores). 

Aula de las antiguas Escuelas Públicas de Jaca
Tampoco faltaron escritos de vecinos solicitando al Ayuntamiento un Grupo Escolar. Motivo este que  llevó al Ayuntamiento a crear una Comisión para  intentar dar viabilidad a las demandas; una Comisión que el 7 de junio de 1928 estaba formada por los concejales Joaquín Tajahuerce y José Novales, y tras gestiones y estudios concluyó con una escueta frase: “El Grupo Escolar era de importancia grande”.

Así se llegó al pleno del 20 de noviembre de 1930 donde se  se debía aprobar el presupuesto para 1931. Aquel día la intervención del señor Castán en el Pleno del Ayuntamiento en sesión extraordinaria centró bastante la cuestión cuando calificó “... la anomalía de haber 9 profesores para Segunda Enseñanza de las escuelas Pías con un número muy limitado de alumnos y solo 3 profesores para la copiosa matrícula de las escuelas públicas primarias. Y... que Jaca adolecía desde hace tiempo de esa falta de escuelas y que ello se evitaría con la construcción de un Grupo Escolar y propuso se consignara una cantidad para costear los estudios de Segunda Enseñanza a dos niños pobres de la ciudad. Y por unanimidad se acordó crear dos becas con 200 pesetas anuales y tomar nota sobre la indicación sobre el Grupo Escolar para tratarlo en el Ayuntamiento”.



 Era pues más que obligado que en la ya mencionada  Comisión de jacetanos, que se presentó en abril de 1931 en Madrid ante el gobierno republicano, no faltara, en la cartera de sus peticiones, el ansiado Grupo Escolar, para   solucionar de una vez por todas la situación de la enseñanza pública en la ciudad. 

Así fue. En aquel mes de mayo de 1931, el ministro de Instrucción Pública Marcelino Domingo les prometía  el tan ansiado Grupo Escolar: “diciéndoles que lo legal era que el Ayuntamiento hicieran ofertas de aportaciones importantes para la concesión de créditos, pero en este caso especial, por ser de Jaca, se cuidaría él de ello haciendo una excepción. Pero que hicieran la petición oficialmente, acompañando a la instancia planos y ofertas de solares para en consecuencia acceder a ello”.

Marcelino Domingo




 Fue rápido el asunto. El terreno, una superficie de 10.600 metros cuadrados, fue adquirido por el Ayuntamiento al marqués de Lacadena en el mismo año (1931), y el ministro cumplió su promesa. En septiembre un telegrama avisó a los  jacetanos de que el proyecto ya estaba firmado y que pasaba a presupuestos para sacarlo a subasta; y en noviembre nuestros representantes pudieron ver los planos del Grupo Escolar, proyectado por el señor Regino Borobio. Un edificio de líneas severas y elegantes de 75 m. de largo por 10 de ancho, con calefacción central y con amplios campos para recreo y deportes. El presupuesto ascendía a 476.146 pesetas y se denominaría “Doce de Diciembre” (aunque al final se bautizará como Galán y García Hernández). 
En junio, según salió publicado en la Gaceta, se adjudicó la contrata a José Calvo, de Zaragoza, por 350.000 pesetas, importe que correría íntegramente a cargo del Estado. Ciertamente, el edificio resultaba espectacular para la época y sobre todo amplio, pues su funcionamiento estaba pensado para  la supresión de los cuatro colegios existentes; con seis secciones graduadas para niños, seis para niñas y cuatro de párvulos, reuniendo así a toda enseñanza primaria de la ciudad.

Mientras tanto se había conseguido mejorar la situación de los niños pobres de las escuelas con la creación de la “Cantina Escolar”, así era como se llamaba al conjunto que formaba un comedor, cocina, recocina y despensa, situado en el mismo edificio donde estaban las escuelas, calle Costa nº 6 y del que Mariano Burillo, miembro de la Comisión Pro- Cantina decía: “todas las grandes obras han tenido detractores, y por si la que nos ocupa los tuviera, creemos un deber salir al paso con la rotunda afirmación de que la Cantina Escolar de Jaca no entiende ni quiere saber de política; es sola y exclusivamente institución benéfico-escolar y eminentemente popular. Mariano Burillo, de la Comisión” (LU, 9 de marzo de 1933)

Aula  de las antiguas escuelas públicas de Jaca. MFHA-00081. FDPH


En la Cantina  Escolar se daba al mediodía comida gratis a 41 niños de ambos sexos, que previamente habían sido admitidos por su contrastada necesidad en una lista supervisada por agentes de la alacaldía. La inauguración, como por otra parte era costumbre, se hizo de forma oficial en el Teatro, abarrotado, y con presencia de de las autoridades..


"Luego una orquestina tomó parte también en la fiesta y acompañó a los niños que cantaron el himno de Riego... Los comentarios que se hacen dicen mucho a favor de esta benéfica obra, que tanto debe enorgullecer a su iniciador, el señor Mur, como al Ayuntamiento, propulsor de la idea" (La Voz de Aragón, miércoles 5 de abril 1933, Dumas)  

  Con la vista exterior del Grupo Escolar terminado, el 24 de mayo de 1934, el Centro Republicano Radical dirigió una instancia al Ayuntamiento para ampliar el proyecto con un coste total de 100.000 pesetas, para dotarlo también de comedor para la cantina escolar, salón de actos, habitación para el conserje y para la construcción de una verja que rodeara el edificio.



Actividades militares en el Grupo escolar

En1935 estaba prácticamente terminado, y en abril de 1936 el Ayuntamiento ya había dirigido una comunicación al Sr. ministro de Instrucción Pública, invitándole a que honrara con su presencia la inauguración, malograda por  la inestabilidad política y el estallido inmediato de la Guerra Civil Española. De tal forma que el primer uso que se le dio al edificio fue para cuartel y hospital militar , como lo atestiguaba una nota de El Pirineo Aragonés del 15 de agosto de 1936, en la que leemos: "...resalta con solemne esplendor la Misa de campaña que se celebra los domingos en la gran explanada del Grupo Escolar, convertido en cuartel… Al terminar se bendijo la bandera que la Falange jacetana ha confeccionado, primorosamente bordada (con el escudo de la ciudad) por varias señoritas de la localidad”. 

 Por el mismo motivo que se clausuró  el Instituto de Secundaria, el enfrentamiento por el control de la enseñanza entre el Estado y la Iglesia Católica, quedaron aparcadas las urgencias que justificaron la construción del edificio, ahora transformado en Cuartel y Hospital para débiles y convalecientes, con 300 camas. Para su funcionamiento se hizo una llamada al voluntariado: servicios de enfermería, limpieza, lavandería, cocina, comedor, etc., a la que acudiendo con rapidez  una “legión de señoras y señoritas” entre movilizadas, voluntarias y monjas con tocas blancas. Para “vestirlo” se hicieron festivales recaudatorios, donaciones y requisas; admitiendo ropas, camas, mantas, colchas, sillas, mesas, etc. “aunque fueran usadas”. 
Tras 5 años, en 1941, el hospital dejó de funcionar como tal; no así como acuartelamiento militar para la EMM.


En la fotografía D. Crescencio rodeado de sus alumnos (recuerdo que D. Crescencio tenía un hijo con síndrome de down, llamado Jesusín, al que teníamos un cariño especial). Formaron la plantilla de Maestros Nacionales del Grupo Escolar, entre otros: D. José, D. Eduardo, D. Víctor y  D. Eusebio (Fotografía años 50).

En 1943, en el lado derecho se empezaban a hacer los preliminares para el establecimiento del Centro de Estudios Pirenaicos, al tiempo que se abría una biblioteca pública en el mismo edificio y se acondicionaba el piso inferior del ala izquierda para las Escuelas Públicas, solo para niños, quedando definitivamente instaladas en 1946. Mientras tanto, las Escuelas Públicas femeninas y párvulos terminaron pasando a la "Calle de la Cárcel" (hoy Ramón y Cajal).

Alumnas de las Escuelas Nacionales, situadas en la actual calle de Ramón y Cajal. Curso 58/59. En esta foto se encuentran entre otras Mª Jesús (hija de la "Gregorieta"), Merche Juan, María Martín, Mª Jesús Betés, Inés Sánchez, Angelines Covarrubias, Mª Teresa Giménez, Salesa Gavín, Ana y Araceli Lasaosa, Lucía, Rosa Mª Ventura, Pili Juan, Mª Josefa Lagala, Mª Josefa Giménez, Rosa Casajús con su hermano Juan, María Antonia Herráez y Carmen Campoy quien gentilmente me cedió la fotografía. Recuerdo entre nuestras maestras a Dª Camila, Dª Aurora, Dª Manuela, Dª Maruaja, Dª Juanita, Dª Elisa Villacampa y Dª Lucía.
 

Mi recuerdo del Grupo Escolar. Curso 1959/60

El acuartelamiento militar fue poco a poco  desmantelado, sobre todo desde que se crearon, en 1945, los edificios nuevos para la Escuela Militar de Montaña, pero  siguieron parcialmente las oficinas hasta 1961. Año en que se inició el Instituto Nacional de Enseñanza mixto “Domingo Miral”.
 El éxito del Instituto propició una nueva muda de las escuelas públicas primarias, para las cuales se había iniciado ya la obra en 1959. Este nuevo Grupo Escolar, llamado "San Juan de la Peña", elevado en el costado izquierdo, a escasos metros del anterior del Instituto, continúa en pleno funcionamiento. 

  
 Grupo Escolar "San Juan de la Peña". La instalación del Instituto de Enseñaza Media en el edificio construido para Grupo Escolar obligó a construir otro nuevo. En este caso las obras corrieron a cargo del Ayuntamiento, presidido por Benigno Fanlo y financiado en parte con ingresos extraordinarios, obtenidos de las subastas de madera del Monte Oroel (Foto Peñarroya, 1961)



           
                                                      

                                           "EL FERIAL"
                               MERCADO DE GANADOS                                          

El Ferial. Mercado de Ganados
Aquellas ferias de ganado, que desde la Edad Media habían llegado hasta el siglo XIX de forma ininterrumpida, despegaron definitivamente con la llegada del ferrocarril. Ahora tocaba modernizarlas y dotarlas de nuevas instalaciones a las que aspiraban tanto los propios feriantes como la población de Jaca, todos conscientes de que sus ferias debían adecuarse a los nuevos tiempos.
  Ya en 1916 se demandaban buenas cuadras para el ganado. Y en 1921 para las tradicionales ferias que se celebraban el 18 de mayo, para las de San Pedro, San Lucas y para las de diciembre, el alcalde José María Campo, en acuerdo del Ayuntamiento, estableció que además "desde el próximo Noviembre, en adelante, los días 1 y 2 de todos los meses se celebrarán ferias de ganados".

Pradera/Recinto anexo al nuevo Ferial
 

 La modernización necesaria, debido al fuerte impacto económico que el sector agropecuario tenía en la ciudad y en la comarca, pasaba por la demanda de un nuevo Ferial o Mercado de Ganado que facilitara las transacciones. Unas instalaciones muy necesarias debido a que el ganado campaba disperso por las afueras de la ciudad. Y era frecuente ver a los pequeños vendedores de los puestos de venta y feriantes que clamaban por tener locales apropiados, buenas cuadras, cobertizos, abrevaderos, etc.  De tal forma que la realización de un Ferial era una de esos apuntes que nunca faltaba en la agenda de los políticos y mucho menos en las tertulias de los cafés.
 Interior del Feial.
Fue en 1922 cuando se colocó un pequeño “parche” tras una decisión tomada en sesión del Ayuntamiento, pues se construyó un amplio cubierto entre  el Portal de las Monjas y la  Puerta Nueva para  facilitar la concurrencia de ganados al mercado semanal. Y en 1928, también en sesión ordinaria, y a moción del señor Villacampa, se acordó tomar en consideración la construcción de un mercado para el ganado de cerda, cuando lo permitieran las disponibilidades del Ayuntamiento.

Pareció inminente la realización del Ferial el día 20 de diciembre de 1929, primer día de feria, pues tomó cuerpo la idea de realizarlo cuando se reunieron  en la Sala Consistorial agricultores, comerciantes, industriales, jaqueses, forasteros y todos los interesados, y decidieron promover una Comisión para su ejecución. El guante fue recogido por José Novales (alcalde ejerciente), José Sánchez Cruzat (Diputado provincial), Antonio Pueyo (Presidente del Sindicato de Iniciativa) y Juan Lacasa, que presentó
 "un montón de notas y detalles fruto de sus trabajos a favor de la iniciativa de los proyectos, y datos más que sobrados con los que influyó en decisiones, que se tradujeron en 600.000 pesetas en acciones, poniéndolas a disposición de la Junta del Consejo que había de crearse para dar forma legal y fácil, bien a la construcción de una Sociedad Anónima, u otro medio análogo que permita afrontar el negocio con rapidez” (LU, 26 diciembre de 1929).

Sin embargo, llegaron las ferias del año siguiente y las “tan cacareadas como necesarias cuadras, para las que el año pasado por esta fecha hubo magna asamblea en la Casa Consistorial y creímos optimistas que cristalizarían en realidades inmediatas,tan rápidas que ya las ferias de 1930 disfrutarían" no estaban. "... nuestros optimismos han sido defraudados” (LU, 23 de octubre de 1930).
El proyecto del Ferial adquirió nuevos bríos con la llegada de a la alcaldía de los ediles republicanos. A tal efecto en 1932 se creó una nueva Comisión, para la  construcción y compra de terrenos, formada por Julián Mur (presidente), Marcos Gelos e Ignacio Bueno (concejales), Antonio Pueyo Bergua y Clemente Serrano, (presidente y secretario del Sindicato agropecuario Montañés) y Joaquín Tajahuarce (presidente del Sindicato de Iniciativas y secretario de la Comisión). Tras la compra de terrenos para el Ferial al señor Gastón, "muy apropiados por estar adjuntos a las Eras Mayores", a razón de 2,25 pesetas el metro cuadrado, el 7 de noviembre, en sesión extraordinaria presidida por el alcalde Julio Turrau, la Corporación Municipal, con el voto conforme de las cuatro quintas partes de sus concejales, acordaron solicitar del Instituto Nacional de  Previsión o Caja Colaboradora de Zaragoza la concesión de un préstamo de 350.000 para su construcción. 

 Proyecto del Mercado de Teodoro Ríos, 8 de junio de 1933, La Unión.
 


También se decidió municipalizar el servicio en régimen de monopolio, así como ejecutarlo con arreglo al Proyecto redactado a tal efecto por el  arquitecto Teodoro Ríos. Serviría como garantía para la operación el importe de cincuenta y tres mil novecientas trece pesetas con sesenta y tres céntimos que se venían obteniendo de las exacciones locales por arbitrios sobre bebidas espirituosas, espumosas, alcoholes, y bebidas alcohólicas envasadas.
Para el 8 de junio del 1933 estaba totalmente realizado el proyecto que salió publicado y explicado en el periódico La Unión. Se incluía además del mercado de ganados un mercado de abastos y un mercado semanal para cerdos pequeños, conejos, aves, etc.  Si bien, se rebajaron las dimensiones del proyecto realizándose, de momento, una parte de él como más urgente, dejando para más adelante las sucesivas ampliaciones que completarían el conjunto.
 
Anuncios del Mercado de Ganados, 5 de octubrede de 1933 y 20 de septiembre de 1934 respectivamente (periódico La Unión)
Las obras comenzaron al final del verano de 1933. Fueron realizadas por Marcelino López Ramos, de Zaragoza, quien en subasta pública las adquirió por 222. 200, 67 pesetas, momento en el que Enrique Bayo presidía la alcaldía. El proyecto de Teodoro Ríos, aunque no estaba terminado en su totalidad, ya fue utilizado en las ferias de mayo de 1934 y la inauguración oficial se hizo el 18 de octubre del mismo año. En los años siguientes hasta el estallido de la Guerra Civil, las ferias vieron días de esplendor con concursos de ganado y premios para las mejores especies.  
A pesar de las circunstancias extraordinarias en que se vieron envueltas en esos años de guerra, las ferias continuaron, pero con gran desánimo, poco ganado y añorando épocas pasadas. Las instalaciones se encontraban "mutiladas" y el poco ganado existente se vio afectado por la glosopeda y la invasión del mercado comarcal por el ganado de la vecina República que condujeron a una severa crisis ganadera en 1939.

Celebración de Santa Orosia con el Ferial al fondo, hacia 1950


Puede ayudar a conocer el ambiente ganadero de aquellos momentos el anuncio que aparecía en plena Guerra, en el periódico La Unión, con fecha 3 de julio de 1937, firmado por el alcalde Francisco García: Por delegación de la Comisión Provincial de Incautación de Bienes de Huesca, se pone en conocimiento del público en general, que el día nueve de los corrientes y a la hora de las doce, tendrá lugar la subasta del ganado abandonado en el pueblo de Botaya por individuos huidos al campo rojo, con arreglo a los tipos señalados en anuncio anterior de la Alcaldía de Botaya. El ganado estará de manifiesto desde las nueve horas hasta las once cuarenta y cinco del señalado día nueve, en el Mercado de Ganados".

O la manera en que en ese mismo año, 1937, la Delegación del Estado para Prensa y Propaganada, sección Información Gráfica, se hacía eco del "trasiego de ganado lanar en el valle de Tena, bajo las mismas barbas de los rojos" 





Delegación del Estado para Prensa y Propaganda , sección Información Gráfica, 1937 (Blioteca Nacional de España)
 
Terminada la Guerra, las ferias fueron recuperando su atractivo y desempeño económico, teniendo una pujanza ascendente hasta la década de los 50. A partir de esa fecha se fueron manteniendo, y en 1970 ya no se hablaba de ferias en Jaca, tan solo se recordaba el hueco que, aunque costoso de remplazar en la memoria de los comarcanos, se aceptaba como una realidad inapelable.
















                                              
                                                   EPÍLOGO

                                                   "HOY HE VUELTO A PASAR"


Cuando escribía estos artículos he vuelto a pasar  por unos caminos que  formaron parte de mi infancia y juventud. Los recorría sin saber qué había tras ellos. Cierto es que parecía como si, intencionadamente, alguien hubiera echado un manto sobre ellos para que pasaran desapercibidos, pues nada sabía, ni nada ni nadie me contaba. Tardé años en enterarme de sus antecedentes, y más, en escribir sobre ellos, saber su significado, lo que costó hacerlos, y sobre todo, comprender que fueron el resultado de un tenaz y costoso trabajo de paisanos que me antecedieron. 
Hoy ha vuelto a pasar por mi memoria todo aquello que andaba separado e inconexo y se ha vuelto a unir para cobrar un nuevo sentido. Los lugares de diversión a los que acudí de niño se han mezclado con presupuestos consistoriales, Comisines, plenos, alcaldes, préstamos, jornales etc.; las escuelas, Grupo Escolar e Instituto, con cuarteles y hospitales. El actual hospital, con el antiguo hospital militar y con antiguos Centros de Higiene y Salud; asfaltados de calles y carreteras, con setas y fósiles; las monjas benedictinas, con el arte románico y con una lechera que giraba dentro de un torno; las piscinas,  con depósitos potabilizadores y con los Beatles.
 


Reinaguración de la  Biblioteca Municipa, 1972. Foto Barrio (AMJ)



Hoy he vuelto a pasar por aquella biblioteca que estaba en una sala del Casino Principal, que probablemente conocí ocupada por una mesa de ping pong, pues la Biblioteca
municipal, la que yo frecuenté, rebosante de aroma a libro viejo, estaba en el inerior de Ayuntamiento.
 
Ho he vuelto a pasar por  aquella primera escuela de párvulos, situada en la Calle de Ramón y Cajal, popularmente llamada Calle de la  Cárcel, por 
encontrarse cerca de la torre gótica con el reloj de la ciudad, que también se 

Con José Carlos Faro. Nuestra primera escuela calle R. y Cajal.
utilizó como prisión. En aquella escuela solo teníamos maestras, supongo que porque tenían más "mano" para los pequeños, y donde por "buena pieza" (abrir un plumier lleno de sargantanas) me encerraron en el cuarto del serrín, un cuarto oscuro al que solo entraba un haz de luz por el círculo de una gatera colocada en la parte baja de la puerta.  
IES Domingo Miral.
Hoy he vuelto a salir del Instituto Domingo Miral y he cruzado la carretera de Francia  de la misma forma que hacíamos en aquellas pequeñas salidas que rompían la rutina de las clases del Grupo Escolar. Y ha sido para ir a aquel otro Centro de Higiene que estaba en frente del actual Instituto. Me he vuelto a ver, uno tras otro, en fila india, con el brazo remangado, esperando el amargo pinchazo de las vacuna de turno. 


 En aquel lugar también había otro cuarto oscuro, en esta ocasión iluminado por una pantalla verde de rayos  X,  en el que atónitos podíamos ver los huesos de los compañeros que nos antecedían, mientras escuchábamos la recia voz del doctor Borraz diciendo: "¡Quieto, no te muevas!", al tiempo que nos cogía las manos para  centrar nuestro tórax en la pantalla y proyectarla correctamente. La otra salida, a media mañana, la haciamos a la parte izquierda del Grupo, por la parte de atrás, a la casa del conserje, D. Fermín, donde su esposa nos esperaba con unos vasos de cristal llenos de leche caliente elaborada con polvo americano
También he vuelto a andar por aquel pasillo por el que parece no pasar los años.
No recuerdo ni el timbre ni el bullicio, en cambio, todavía tengo grabada la imagen de aquellas filas que formábamos en ese largo pasillo, lleno de amplios ventanales a la derecha y con brillante suelo, donde relucían, como  un espejo, las baldosas grises y blancas que recordaban un tablero de ajedrez. Por aquel pasillo vi desfilar todos los días de clase tres banderas que portaban los alumnos mayores del Grupo Escolar y que acababan colgadas al fondo sobre unas puertas de vidrio opaco. Aquellas banderas eran: la de la Falage colocada a la izquerda, la Nacional en el centro y la Carlista a la derecha. Y frente a ellas con el brazo en alto cantar el Cara al sol, el Imno Nacional  y Vivas a Franco, a España y a José Antonio.

Interior del  IES Domingo Miral.


 Y cómo no (y más depués de haberme dedicado a la docencia) recordar y reconocer el esfuerzo que hicieron por intentar "amaestrarnos" nuestros abnegados y sufridos Maestros Nacionales: D. Crescencio, D. José, D. Eusebio, D. Victor , D. Eduardo...
 Ya estudiando el Bachillerato, también he vuelto a pasar por el Centro de Investigaciones Científicas del Pirineo, del que recuerdo unos lagartos, unos  buitres leonados encerrados en jaulas  y a unos excelentes profesores como: A. Sanmiguel, Salgado, Lapeña, Polit, Bericat, Montaner... y sobre todo a Garrido, con el que preparamos un villancico cantado en catalán, titulado "FUM, FUM, FUM".
 Este profesor de matemáticas y otros eran de de Barcelona y tenían como amigo a un entonces desconocido alférez de complemento, llamado  Juan Manuel Serrat.
 


Espacio que ocupó el Ferial,1962 Foto Peñarroya (AMJ)


Hoy he vuelto a pasar por lo poco o nada que queda de aquella enorme pradera del Ferial, que yo creía un campo de fútbol y una pista de esquí y por aquellas ya destartaladas casetas del Ferial, que también hacían de cárcel, para los perros ("perrera") y sobre todo por  una caseta que tenía una puerta gris de tablones envejecidos y que un día cayó  al suelo con la ayuda de  mis amigos Vicente Callizo, Jose Mª Pérez y Luis Ara. Lo hicimos para  salvar de una muerte segura a los perros que la brigadilla del Ayuntamiento, previamente, había cazado a lazo por las calles de la ciudad. Entre ellos se encontraba un perro, alto, de enormes orejas, de pelo corto y de color marrón.
Era el mío, mi querido Sol, un perro que  jugaba con todos los niños del barrio y del que destacaban varias cualidades: su astucia como "birlador de meriendas de niños veraneantes" al más puro estilo Oso Yogui; sus insistentes ladridos cuando veía pasar a los curas con sotana negra y su entrega para dejarse torear con un papel vasto que había servido con anterioridad de  "saco-envoltorio" al cemento y que  utilizábamos como  improvisado capote. 


 
Caseta de Tramullas en la Cantera

Con mucha frecuencia, pues es uno de los paseos que casi hago a diario, he vuelto a pasar por aquella interminable Cantera que siempre estaba incluida en las competiciones de cross que organizaba el profesor de Gimnasia, D. Julián.  Recuerdo que todos los años por Navidad bajaba al pinar ("Pinar de los Niños") para coger un poco de musgo y montar mi pequeño Belén  casero. Alli estaba la pequeña Caseta del señor Tramullas en la que cayeron muchas tardes-noches de sábados y domingos, envueltos en humo de cigarrillos. Una Cantera que todavía recuerdo con el camino de tierra y también el día en que la asfaltaron. Poco tardó mi buen amigo y tocayo Tinín Roldán en poner en prática la pasión que tenía por la velocidad y los coches, pero al poco tiempo tuvo un aparatoso y grave accidente  en una de sus habituales carreras.


Lugar que ocuparon las piscinas
 


Muchos días he vuelvo a pasar por lo que fueron las Piscinas municipales, hoy  en parte cercadas por una valla de madera donde los  perros disfrutan de un espacio en libertadd vigilada a los que les da la espalda un enorme Pastor sin boina y con las greñas al viento, al que, a pesar de su férreo cuerpo y piel gris, ya le salen "arrugas" oxidadas.Me estoy refiriendo al Monumento a la Jacetania, al que coloquialmente llamábamos Belfegor y que fue trasladado a este nuevo lugar desde su original asentamiento próximo al antiguo Ferial.


Nueva ubicación del M. a al Jacetania




Aquellos baños en las piscinas
Y he vuelto a recordar aquella agua helada que bajaba desde la cumbre de Collarada para llenar la piscina y lo largas que se hacían las dos horas de espera para evitar el temido corte de digestión; los partidos de Basquet con los franceses de Tolón; los saltos de trampolín con Luisito Mengual y J. Antonio Oliva; a Quiquito Lacasa, único chaval al que yo conocí capaz de hacerse un largo buceando; y aquellas canciones de los Beatles, que bajo la sombra de acacias y tilos, hacían sonar 
con sus guitarras Carlos Borraz, Fernando Urieta ("Atila") y Joseato Valledor.



Quiosco de la señora Manolita. Foto Barrio, 1968. (AMJ)



Paso y vuelvo a pasear como todos los jacetanos por aquellas Escaleras del paseo que saben mucho de paradas militares y de defiles de Primeros Viernes de Mayo; también de tardes de verano con jóvenes  sentados en la entrada de las escaleras comiendo pipas, gominolas y helados Camy, comprados en el quiosco de la señora Manolita, o terminando el último churro que iba  dentro de  un cucurucho de papel gris. Unos churros inigualables, que freía en los fogones de la cercana y alargada churrería de la calle Mayor una señora pequeña, ya mayor, con moño blanco, delantal gris y vestida de riguroso negro, la  señora Apolonia.

 Falda de Rapitán.Depósitos de agua entre cipreses y pinos.



 También he vuelto a pasar por la senda que en perpendicular va cortando la carretera que accede al Fuerte de Rapitán y, al bajar, he vuelto a ver aquel Depósito de agua que nos parecía una piscina donde tantas veces nos refrescábamos, para, de inmediato, atravesar el acueducto del canal sobre el barranco de los Carnuzos y visitar una higuera que estaba justo en el otro extremo.
Antiguo Hospital militar


 Y sí, me ha pillado por sorpresa, pues para nada podía imaginar el trajín que se llevaron en la Placeta de las Mojas con la apertura del Museo Románico.  Yo, sin embargo, frecuenté dicha placeta para otros menesteres.  


Uno de ellos, durante muchos días, con una lechera de aluminio en la mano. Tras salir de la calle San Nicolás, recorrer la Placeta Pez, Puerta Nueva,  Placeta del Hopital Militar y La Salud, cruzaba la calle Mayor para dirigirme a la Plazuela de las Monjas en la que había tres puertas de la placeta.Una vez atravesada la puerta central, tiraba de una cadenita que estaba en la pared de enfrente, sonaba una campanilla, se oía una voz que decía "Ave María Purísima", giraba un torno de madera marrón, yo colocaba la lechera vacía y !oh, milagro! volvía a girar el torno y, sin mediar palabra, aparecía la lechera llena. La  entrada por la puerta de la izquierda de la placeta a la iglesia  era una visita obligada en Semana Santa, para ver el Monumentos que las monjas preparaban los días de Jueves y Viernes Santo en una capilla lateral de la iglesia.
Plazuela de las Monjas.



Y por la otra puerta de la placeta, a la de la derecha, se subía a los locales de Acción Católica que se encontraban en el segundo piso y que eran gestionados por un amable y atento señor, Pedro Aragüés. Allí  jugué mis primeras partidas de billar y vi la telvisión por primera vez, con aquellos partidos legendarios de Copa de Europa, del Real Madrid de Diestéfano.


Vista del monte Oroel desde la Ciudadela de Jaca.

Fuente de San Salvador, Oroel.
 De Oroel no puedo pasar, en todo caso pasa él de nosotros, cansado de vernos pasar. A él nada le extraña, !qué es lo que no habrá visto! Domina  la ciudad como eterno y gigante rey. Y nosotros, sus súbditos, no podemos dar un paso por la ciudad sin eludir su vigilancia. Su impresionante figura atrae a visitantes como poderoso imán. Como atrajo a los maestros que nos llevaban a coger fósiles a las fuentes de San Salvador y a visitar a la Virgen de la Cueva. Ya de mozo fue una visita obligada subir a su Parador. Por aquel tiempo era el señor Pascual Pellicer quien explotaba el bar restaurante, donde era obligado probar las costillas a la brasa y las migas con usones.
 
 Vista de Jaca desde el  camino de San Salvador a Oroel  por el llano de Aín.