![]() |
CELEBRACIÓN DE
SANTA OROSIA VISTA POR
UN VIAJERO FRANCÉS
EN 1893
LETTRES SUR L´ARAGON. SAINTE EUROSIE - LÉGENDE ARAGONAISE (1838)
Aragón es una tierra llena de antiguos milagros: no hay una montaña que no recuerde un evento sobrenatural; ni una gruta que no tenga su antigua leyenda; ni una iglesia que no venere las reliquias de algún glorioso mártir. Pero la fiesta por excelencia del Alto Aragón, la que junta a 30 pueblos de los alrededores en Jaca, es la celebración de la santa Orosia, el 25 de junio de cada año. La historia de la santa es una antigua y maravillosa tradición de la guerra de los moros …
Ese 25 de junio, día del aniversario del traslado de las reliquias a Jaca, todo el obispado acude a la cita: cada casa envía a sus representantes; cada pueblecito su procesión, que encabeza un sacerdote con la cruz parroquial. Entonces se forma entre varias parroquias una cofradía de devotos, que, revestidos con trajes de peregrinos, descalzos, con las cabezas descubiertas y el bordón en la mano, se reúnen cerca de la ciudad, en un lugar llamado Guasa. El cura párroco de santa Orosia los sale a recibir, con la cruz en la mano: desde allí se dirigen a Jaca, y son recibidos, a las puertas de la ciudad, por las autoridades municipales, el clero y la camarilla de músicos.
![]() |
Hacia Guasa, (hacia 1970) |
Al día siguiente, las calles están plagadas de flores y las casas adornadas con blancos mantones. El cuerpo de santa Orosia es llevado de forma triunfal, en medio de las autoridades civiles y religiosas, seguidas de una multitud incontable de pueblo; mientras que, a lo lejos, en medio de las filas silenciosas y recogidas, sobresalen más de 60 cruces y estandartes con sus santos resplandecientes de púrpura y oro. Este inmenso cortejo se detiene en la plaza del Toro, donde se eleva, sobre cuatro columnas, una antigua capilla, sobrepuesta en una plataforma.
El relicario se deposita sobre una mesa de piedra, al borde de la plataforma; después, el obispo levanta numerosos mantos de seda y muestra al pueblo arrodillado los restos de Orosia. No hay ningún hijo de Aragón que quede mudo ante semejante espectáculo.
1914. Endemoniada en el interior del Templeta de Santa Orosia (Foto de F. de las Heras) |
Miles de cánticos, miles de gritos de admiración y de entusiasmo se oyen por todas partes; todas las cabezas se descubren, todos los brazos se elevan: labradores y burgueses, mantillas de sayal y de encaje, cabellos lisos y rizados, todos se apresuran para acercarse a las santas reliquias. Hay entre el pueblo y el clero de la plataforma un intercambio continuo de dinero y de bendiciones: multitud de rosarios vuelan y revuelan por los aires después de haber tocado los huesos de la santa; rosarios para toda clase de enfermedades, rosarios que lograrán que se casen las chicas jóvenes; rosarios que protegerán de la muerte súbita y del puñal. Después vienen los locos, los embrujados, los endemoniados, a los que se les rocía con agua bendita, a los que se les da pan bendecido, a los que se obliga a caminar con los rosarios bendecidos, a pesar de sus gritos de terror y de sus espantosas convulsiones, signos evidentes de que el diablo está en pena en su interior y va a salir del cuerpo de los poseídos.
![]() |
Foto F. de las Heras, 1925. Al fondo el moderno Veneratorio- "Templete" de Santa Orosia |
No terminaría nunca si enumerara los incidentes y las escenas alegres y conmovedoras de esta fiesta. Durante los dos o tres días que dura, Jaca, a primera vista, presenta una visión hermosa y animada. Las casas están llenas a rebosar; en las plazas y en las calles se encuentran variadas y originales costumbres. En cualquier lugar se cruzan el ancho sombrero y el pañuelo rojo trenzado en turbante, el gracioso corsé del llano y los vestidos sin talle del valle de Ansó. Más lejos, veo la blusa del bearnés y la boina ribeteada de los vascos; pues los habitantes de nuestras montañas, jóvenes y viejos, también vienen aquí, a la fiesta extranjera, con la alforja en la espalda y el bastón de acebo en la mano. Después vuelven a sus aldeas, afligidos por la fatiga, pero orgullosos de su peregrinaje y llenos de maravillosas historias, que llenarán de encanto las largas tardes de invierno. (G.D.)
Traducido del Journal Politique et Littéraire de Toulouse et de la Haute-Garonne
(Vendredi 17 août, 1838)
por
Valentín Mairal López
Interesantísimo y poco o nada conocido. Gracias, Valentín.
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarUna endemoniada vestida de blanco. Me sorprende.
ResponderEliminarDe la misma serie fotográfica, existen poseídas con blusa blanca. El apunte manuscrito es original y eso es lo que pone "endemoniadas. Y sí, era frecuente ver bajo las peanas de las reliquias o justo al lado mujeres enlutadas o embozadas.
Eliminar