MIS COSAS DE JACA

Estas páginas van destinadas a todas aquellas personas que quieren a su ciudad, como me sucede a mí con la mía, Jaca. Hablaré, pues, de “mis cosas” esperando que alguna de ellas pueda ser también la tuya o, sencillamente, compartas mi afición por “colarme” entre el pequeño hueco que separa la memoria de la historia, lo general de lo particular o lo material de lo inmaterial. Estas “cosas de Jaca” están construidas a base de anécdotas , fotos de ayer y hoy, recuerdos y vivencias mías y de mis paisanos y de alguna que otra curiosidad, que me atrevo a reflexionar en voz alta. No es mi propósito, pues, ocuparme de los grandes temas de los que ya han tratado ilustres autores, es más bien lo contrario: quiero hacer referencia a rincones ocultos, héroes anónimos, huellas olvidadas, sendas por las que ya no se pasa, lugares que fueron un día centro de atención y hoy han sido relegados a la indiferencia, al olvido o al abandono; a unos escenarios donde se sigue representando la misma obra pero con otros actores.

lunes, 10 de diciembre de 2018

1892. ¡Y la luz llegó a Jaca¡





                        
Crepúsculo en La Balsa de la Luz. Foto de  F. de las Heras, 1925 


Siempre hay algún motivo para el recuerdo. Desde hace unos años, de vez en cuando, caía en mis manos esta fotografía de F. de las Heras con su sugerente título: "La Balsa de la Luz", y balsa, lo que se dice balsa, no llegué a conocer ninguna fuera de los encharcamientos que solían formarse en el barranco de Membrilleras, entre Casa la Mota, el espacio de lo que es hoy la urbanización de Prado Largo y la huerta de Calabaceta. Lugares en los que, tras las lluvias, solía formarse un enorme humedal con cañaverales de dos y tres metros de altura y en los que, llegué a sospechar, era donde podía encontrase la Balsa. 
 Pero... ¿y los patos? Era imposible que ese barranco diera para tanto. Habría que buscar otro lugar, pues tampoco era cuestión de pensar que  los patos se habían colocado como en los "tirapichones" de las ferias, a posta,  para que Francisco se luciera con esa foto.
 
 
Foto de 1918 publicada en "El real Monasterio de San Juan de la Peña" de Ricardo del Arco. Fotografía de F. de la s Heras
 

 
1.Balsa de la Luz  2.Casa-partidor del Canal  3.Acueducto del Canal sobre el Barranco de los Carnuzos  4.Vía del tren

Así que, un buen día, conversando en la librería con Pedro Juanín, revolviendo entre sus viejos papeles, encontré un periódico de 1920. Se trataba de unas páginas de EL NOTICIERO. Lo miré con atención y allí estaba la escurridiza Balsa de la Luz.
¿Cómo no había caído antes? ¡Pero si ahora estaba tan claro! ¡Era la Balsa!  !La Balsa de la Luz! ¡De la luz eléctrica! Y, de repente, todo empezó a cuadrarme, o mejor dicho, todo se iluminó para poderles contar lo que sigue.


1946, la Balsa de la Luz sin agua
 Balsa de la Luz urbanizada

Aquel fue un día grande, diría que tan luminoso como las mañanas de enero a las que nos tiene acostumbrado nuestro privilegiado clima. Además de esperado e innovador, ese día, un miércoles 1 de junio de 1892, estaban a punto de concluir los tristes atardeceres y las largas noches del invierno jaqués. Las calles y escaparates de la ciudad iban a dejar para el recuerdo la lúgubre y pálida lumbre de lámparas de aceite y petróleo. Estaba a punto de borrase para siempre la estampa en la que  los quinqués, estratégicamente distribuidos por la ciudad, venían siendo los focos de atención obligados desde siglos anteriores, al tiempo que los serenos iban a ahorrarse algunos pasos en el cometido de apagarlos y encenderlos.

Las "Cuatro Esquinas" de la calle Mayor de Jaca. Obsérvese colgado en la pared que se abre a la calle Zocotín uno de los faroles de reverbero a los que se les aclopaba unos reflectores de latón que actuaban como espejo. Probablemente fuera a estos faroles a los que hace referencia en 1845 Madoz en su Diccionario al describir las calles de Jaca con: "Unas casas en número de 488 de sólida y buena construcción todas blanqueadas, cómodas y aseadas en su interior, están distribuidas en 37 calles bien alineadas, empedradas, y la mayor parte con aceras, de 40 á 50 palmos de anchura , ALUMBRADAS CON MAGNÍFICOS FAROLES DE REVERBERO" ( Fotografía Alphonse Meillón, hacia 1888).


 No era poco lo esperado; algunas casas también estaban a punto de abandonar los leños de sus hogares, los tradicionales velones de sebo, los candelabros y los candiles negros de mecha, para introducir un milagroso invento considerado como uno de los grandes adelantos del siglo XIX: una nueva lámpara incandescente, una ampolleta  eléctrica, que con el popular nombre de “bombilla” ha llegado hasta nuestros días y que patentó Thomas Alva Edison en 1880. 


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Jaca, una ciudad en la que según el censo de 1880 tan solo contaba con 4.155 habitantes, aspiraba a tener hechuras de moderna capital; la realización del Canal para abastecer de agua a la ciudad y la llegada del ferrocarril, aumentaron si cabe en sus ciudadanos una fe ciega en el futuro industrial que completaría, con un pujante comercio (contaba con 160 puertas abiertas al público), las ya tradicionales actividades agropecuarias.
En 1886, cinco años antes de terminar la gigantesca obra del Canal que tantas ventajas traería para la ciudad, la Sociedad del Canal de Jaca, entre otros acuerdos tomó, en Junta ordinaria, el de instalar un molino harinero dentro de la ciudad o en sus inmediaciones,

 "debiendo coincidir, á ser posible, la terminación de esta obra con las del canal" (Monte Pano, 1886). 

 Y, efectivamente, así fue. En 1891 al terminar el Canal, los mayores contribuyentes de la ciudad no dejaron escapar las ventajosas condiciones con las que podían contar y se formó una Sociedad, con un capital de 20.000 duros, para llevar el alumbrado eléctrico a la ciudad con motor hidráulico y la construcción de un nuevo molino harinero.

Introducir el molino en la ciudad, junto con los postes necesarios para tender los cables, suponía un doble reto. Por un lado, obtener el permiso de las autoridades militares para ubicarlo en el interior de la ciudad, en la Plaza del Toro, junto a la muralla; y por otro, moler el grano sin la fuerza del agua.
1908. Primer uso con el Templete de Santa Orosia,  a medio construir, en el Campo del Toro. A la derecha, en recuadro amarillo, edificio de la "Sociedad  Molino Harinero y Luz eléctrica". Fotografía de Julio Soler (AFCEC) 


El primer reto se solucionó cuando fue concedido el permiso por el ministro de la Guerra a una nueva Sociedad creada al efecto, la del “Molino Harinero y Luz Eléctrica”, el 20 de marzo de 1892. Y el molino se construyó dentro de una de las “zonas polémicas”, que a su vez estaban bajo una severa normativa restrictiva edificatoria por tener la ciudad la consideración de Plaza Fuerte de Primer Orden. Un lugar, el del Campo del Toro, que desde el medioevo había servido como Cementerio Mayor y donde al hacer los cimientos  del molino se vieron

 "multitud de sepulturas que, al igual que en la plaza de San Pedro, se encuentran a cada paso..."  (EPA 5 de junio,1892).

 La obra en cuestión no debe subestimarse y sí reconocerse y valorarse en su justa medida, pues con su creación se sustituían los viejos molinos hidráulicos, en su mayoría instalados en el río Aragón, como el de Pequera, cercano al Puente de San Miguel, desde el que se acarreaban la mayoría de los sacos de harina que surtieron a lo largo del siglo XVIII a la ciudad.
Un molino que, junto a otros, será propiedad de la familia Gastón en los siglos XIX y XX.
A la izda. (hacia 1900) uno de los molinos de Pascual Gastón junto al azud tomado del río Aragón (COL_ALLBER_ 00063, Fototeca, DPH). Obras que, por estar incluidas en el polígono de excepción de la segunda "zona polémica" y parte de la primera, de la Plaza fuerte de Jaca, fueron autorizadas por la autoridad militar competente en 1896. A Ia dcha. la misma foto en la actualidad con el azud soterrado. 


 Por otro lado, en el nuevo molino “urbano” se incorporaba una tecnología totalmente novedosa: una harinera con motor eléctrico de la que se podían sentir orgullosos los jaqueses, ya que, junto a un plano de Jaca y sus alrededores elaborado por el cuerpo de ingenieros militares de España, probablemente levantado en 1888 cuando la brigada topográfica se encontraba en Jaca, los planos del moderno Molino jaqués también cruzaron el Atlántico paras ser exhibidos en la Exposición Universal de Chicago en 1893. Hecho este que, 32 años después, todavía recordaba quien fuera alcalde de Jaca entre 1913 y 1918, Antonio Pueyo, en El Noticiero en agosto de 1925:

 "La S. A. Molino Harinero y Luz eléctrica de Jaca fue la primera sociedad de España que instaló el molino harinero con fuerza motriz figurando sus planos en la Exposición Univesal de Chicago".

Plano de Jaca hacia 1890. Levantado por ingenieros militares

De la mano del Molino,  desde el inicio del proyecto, iba el complemento ideal de un jugoso negocio para la Sociedad: producir electricidad por la noche para vender la luz  a particulares e iluminar las calles, y por el día moler el grano en el molino harinero.
 Era por mayo del mismo año cuando llegaron a la estación de ferrocarril, junto a dos peritos instaladores, dos vagones repletos del material necesario tanto para el Molino como  para la distribución de la red eléctrica. Se lo habían encargado a la empresa más puntera que en esos momentos había en España en la fabricación de turbinas hidráulicas, a "Planas, Flanquer y Compañía", en cuyas instalaciones de Gerona, en 1887, se había fabricado la primera dinamo española, presentada al año siguiente en la Exposición Universal de Barcelona.

"Industria e Invenciones" Barcelona, 30 enero de 1897. 
Jaca figura entre las 27 ciudades de 
España donde se habían instalado turbinas y motores 
hidráulicos.


 Eran momentos en los que la "Sociedad del Molino Harinero y Luz Eléctrica", representada por  Juan Sánchez Gastón, no perdía el tiempo. Para introducirse en el negocio harinero puso a disposición de las personas que quisieran moler el grano en su fábrica un carro para hacer el traslado  de forma gratuita. En su secretaría ya se admitían cédulas de abono para que los instaladores pasaran por los domicilios de los abonados particulares, a la vez que intentaba persuadir a sus potenciales clientes con anuncios y circulares como la  siguiente: 


 "Esta sociedad que su deseo se concreta á adquirir el mayor número de suscripciones á precios económicos, tiene el gusto de hacerlo constar á los que nos honren con su confianza, asegurándoles que siempre tendrán la bonificación de 25 céntimos de peseta por cada foco de cualquier intensidad que suscriban, más barato que cualquier otra sociedad, ya que sus máquinas son de alta intensidad é inservibles para otro trabajo ó industria más barato que el que se ofrece"

Anuncio publicado en El Pirineo Aragonés, mayo de 1892 

             ¿A qué “otra sociedad” se refiere? ¿Es que había competencia? 
Más que a la competencia a lo que probablemente aspiraba la Sociedad era a tener el monopolio del negocio. Y es que, efectivamente, la familia Gastón, ricos terratenientes y propietarios de varios molinos, también habían renovado sus instalaciones formando la "Sociedad Colectiva Gastón y Cía", cuyo máximo accionista y propietario era Pascual Gastón. Entre sus emplazamientos se encontraba la espectacular instalación, situada entre el Puente San Miguel y el Puente  Nuevo (1926), de donde salían los tendidos eléctricos que en 1893 también estaban trasladando corriente para vender luz eléctrica a un buen números de abonados
El Pirineo Aragonés, 19 de febrero de 1893
  a los que, en el mes de abril de ese mismo año, ofrecía "una rebaja de una peseta mensual en los abonos de lámparas de diez bujías". Además de producir electricidad, su principal molino era también fábrica de harina; contaba con teléfono (el primer teléfono en Jaca se había instalado en 1892, de forma experimental, para comunicar el Palacio Episcopal con los gabinetes de Física de Escolapios y Seminario) y disponía de habitaciones para dos molineros especializados en el manejo de la nueva maquinaria: uno para hacer el turno de día y otro el de noche. Una Sociedad, la de "Gastón y Cía", que en 1894 acabó fusionándose con otra recién llegada al negocio, la potente "Sociedad del Molino Harinero y Luz Eléctrica", de lo cual se hizo eco El Diario de Huesca:


"Según hemos oído el fin de esta fusión obedece á dirimir antagonismos perjudiciales para todos, y á disminuir el excesivo gasto de ambas sociedades, aspirando a que sus capitales produzcan el menor interès que cabe percibir en empresas de tanto riesgo;
por lo cual será probable que los abonados sufran sólo un aumento insignificante en el precio al cesar la competencia que ambas sociedades han venido sosteniendo, al dar las luces a precios desconocidos en poblaciones que disfrutan de este adelanto" (6 de marzo de 1894).
"Aumento" que se concretó en cuatro pesetas al trimestre por las lámparas de 10 bujías y de seis pesetas por las de 16, y que produjo las consiguientes protestas de los consumidores.  Y que poco después, en 1900, Francisco Quintilla Aramendía, director y propietario del semanario local, "El Pirineo Aragonés" no se anduvo por las ramas al comentar el perjuicio que a los consumidores había supuesto dicha fusión, "pues los consumidores desde entonces se han visto obligados á pagar casi á doble precio los servicios de aquéllas pero, en cambio, la luz ha ido perdiendo por momentos su intensidad"

Molino en el río Aragón. En el mismo lugar donde había estado el antiguo molino de Pequera (s. XVIII), aprovechando la antigua acequia de origen medieval, se reedificó un nuevo molino que Juan Gastón había comprado a la viuda de Pequera. La fotografía de este molino, ahora propiedad de Pascual Gastón, se debió de tomar hacia 1906. El impecable aspecto que presenta el molino, fábrica de  harina y de electricidad, es consecuencia de su reedificación, pues acababa de emerger sobre las cenizas de un terrible incendio que tuvo lugar en mayo de 1887. 
Para su mejor explotación se realizó una presa, que desvía el agua por un caudaloso azud. Tras recuperarse de una bomba lanzada por la aviación republicana durante la Guerra Civil, hoy (en 2019), adaptado al siglo XXI, todavía sigue produciendo electricidad junto a las ruinas de lo que fue.
Al fondo, en la parte superior, el Paseo de la Cantera con unos arbolillos que mandó plantar para su embellecimiento el alcalde Fausto Abad en 1902. (COL_ALLBER_ 00062, Fototeca, DPH).

Pero, al margen de negocios, en Jaca había llegado la hora de que la electricidad, ese nuevo vocablo que unido a la modernidad sonaba como algo mágico, hiciera acto de presencia y la pudiera ver, en forma de luz, la gente de la calle que, por otra parte,  no cesaba de especular con el invento; 
todo un acontecimiento que como ya hemos dicho tuvo lugar el 1 de junio de 1892 y que El Pirineo Aragonés comentó así:
 
“La noche del miércoles lució por primera vez en nuestra ciudad el alumbrado eléctrico. La sociedad representada por D. Juan Sánchez Gastón puede congratularse de habernos hecho conocer este adelanto científico del siglo, y por tal  razón se hace acreedora al parabién de todos los que quieran apreciar su gran importancia. El resultado de la prueba, verificada en el espacioso y esbelto local del comercio del Sr. Sánchez, artística y lujosamente guarnecido formando inmenso escaparate, y en el elegante Salón del Café del Pasaje,(1) fué completamente satisfactorio; pues durante las cinco horas que funcionó la corriente, no se notó la menor variación ni en la estabilidad de los focos ni en su intensidad lumínica, muestra evidente de la regularidad en la fuerza motriz y de la esmerada instalación, practicada por los inteligentes peritos los Sres. Jackson hermanos de Madrid. A todos damos la más cumplida enhorabuena, y á la citada sociedad las mas reconocidas gracias por su atención en invitarnos á disfrutar de la alegre y opulenta fiesta, que celebró con motivo del extraordinario y feliz acontecimiento” ( EPA, 5 de junio 1892).


Tras ese histórico día, en cuestión de semanas, los ingenieros de la empresa ayudaron a extender las instalaciones eléctricas por toda la ciudad. Así lo recogían varios artículos de El Pirineo Aragonés:

  “En la actualidad, la moderna Jaca es una ciudad agrícola por excelencia, industrial y comercial, en la que han entrado los adelantos modernos más que en otras poblaciones de mayor importancia como el alumbrado eléctrico que se ve instalado hasta en la tienda más pobre" (A. Gascón de Gotor. EPA, 7 de junio).
 No hay en España luz eléctrica que, en su clase, aventaje a la de Jaca” (EPA, 19 de junio ).
 Las calles de nuestra pequeña ciudad nada tendrán que envidiar en claridad a las más cultas y populosas capitales” (EPA, 6 noviembre de 1892).


 A pesar de que la inauguración de la fábrica harinera con motor eléctrico y la instalación completa del alumbrado para toda la ciudad se anunciaba a bombo y platillo para el 8 de septiembre, día en que estaba previsto celebrarla con músicas, un banquete nocturno en el Campo del Toro alumbrado por un foco de 2.000 bujías y el reparto a los pobres de las primeras 20 fanegas de trigo molidas en el nuevo establecimiento en raciones de pan,


 la inauguración se retrasaría un par de meses por varios  problemas y contratiempos:
faltaban por llegar dos de las cinco dinamos; se había tenido que reparar el acueducto; y  a finales de octubre, cuando se hicieron las pruebas generales de las maquinarias en los dos saltos de agua próximos a la “casa- partidor” del Canal, se reventó el depósito de la segunda turbina impidiendo su funcionamiento. De tal manera que tan solo  quedó operativa la dinamo del primer salto.
Por fin, y tras una semana de pruebas continuadas se pudo solemnizar la inauguración de sus industrias incorporando, a los eventos previstos, un espectáculo reservado para las grandes ocasiones, como se había hecho en 1891 para celebrar la finalización de las obras de Canal, una novillada. La ansiada demanda de  corridas de toros siempre era esperada con gran interés por los jaqueses y habitantes de la vecina República. Anunciada convenientemente, 
un articulista se encargó de calentar el ambiente glosándolo en El Pirineo Aragonés:

  señores toros en Jaca…  Cuando este número llegue á manos de los lectores ya  habrá empezado la lidia. Conque tendremos toros. Sé yo de tres varones de vasta contextura y de más vasto abdomen, que quieren emular en suertes. Será de ver al triunvirato taurino ó á la trilogía taurómaca, como diría cierto ateneísta, dando volapieses á diestro y siniestro; y quite por aquí, capeo por allá,…” 

 Efectivamente, la novillada tuvo lugar en la misma Plaza del Toro, enfrente del edificio del Molino y la Estación Eléctrica, el domingo 13 de noviembre. Tal como se venía anunciando, y
 
“se distribuyeron entre los  pobres 400 raciones de a dos libras de  exquisito pan, resultado de la colecta hecha entre los socios de la compañía anónima “Molino harinero y luz eléctrica". Por la tarde se corrieron por aficionados dos novillos, bastantes para hacer perder la afición; y por la noche hubo en el casino “La Unión Jaquesa” un animado y brillante baile, mientras la banda municipal ejecutaba en las calles una alegre retreta”.
( EPA, 13 noviembre de 1892).


 En la foto de la izda., bajo el acueducto, aparece la Fábrica de Electricidad "La Favorita" del Canal, nombre que hoy y en el mismo lugar recuerda una calle de la ciudad. En la foto de la dcha., una vez pasado el puente del ferrocarril que se observa en primer plano, está la caseta partidora de aguas del Canal. Desde allí el agua se repartía en dos grandes acequias: una se dirigía por poniente hacia  el llano de Samper y la Corona de la la Victoria  para terminar en las estribaciones de la Botiguera; y la otra, hacia levante, por Campancián, fuente Marchán y Corona de los Cuervos, hasta llegar a las inmediaciones de  Guasa, para regar con agua del Aragón parte de la vega del río Gas. (COL_ALLBER_ 00011 y 00010 , Fototeca, DPH).

La producción de energía hidroeléctrica no cesó de aumentar como tampoco lo hacían las fábricas de electricidad que en estos primeros años acumulaban sus  instalaciones en las cercanías del Canal.
A los primeros momentos de entusiasmo siguieron años en los que los ciudadanos se fueron acostumbrando al nuevo invento. Pero los sufridos abonados también veían que los precios de la luz no siempre iban acorde con la calidad del servicio. Eran frecuentes las quejas de los abonados motivadas por las caídas de tensión y los cortes producidos por averías y tormentas. Estos motivos y la necesidad de renovar la ya obsoleta maquinaria  llevaron en 1899 a las sociedades fusionadas de la luz eléctrica de Jaca, encabezadas por la junta del "Molino Harinero y Luz Eléctrica" a utilizar un solo salto en lugar de dos y solicitar de la Junta del Canal la cesión de aguas y solares de emplazamiento para su  fábrica, capaz de desarrollar 2.000 luces de 10 bujías. Y al año siguiente, en 1900, la casa Planas, Flanquer y Cía. hace llegar a 
 
 "...la “Electra Jacetana” el material completo para la nueva instalación eléctrica para la producción de luz con un generador capaz de alimentar 2.700 lámparas de 10 bujías... la Sociedad se ocupa de embellecer los terrenos contiguos a la fábrica con plantaciones de adorno y frutales, lo cual unido á la próxima realización del proyecto de empalmar la carretera de Francia con la de Rapitán y la Estación por aquellos lugres, convertirá los alrededores de la nueva fábrica en uno de los sitios amenos, que por desgracia no abundan en las cercanías de esta ciudad" (La Montaña, marzo 1900)  


Y no fue solo la electricidad. La faraónica obra que en su momento supuso la construcción del Canal hizo que la producción de la huerta jacetana multiplicara por 10  las

 "70 cahizadas que de forma natural se regaban con el agua del Río Aragón, Gas y Argent" (Asso Jordán Ignacio, 1798). 

  Con la llegada de la luz eléctrica la noche había cambiado para los jaqueses. Era normal iluminar las fachadas de las calles para  anunciar algún acontecimiento especial o para las procesiones de Semana Santa, que desde entonces "se vieron como nunca antes"; los casinos, cafés, bailes y conciertos  alargaban sus veladas; el teatro posibilitaba funciones nocturnas; las verbenas al aire libre en el paseo de Alfonso XIII se "iluminaban á la veneciana"  y se ofrecían sesiones cinematográficas par las fiestas en el Campo del Toro (1906) y en el Café Universal (1910). De paso, la ciudad se  adelantó a la aplicación de la normativa que obligaba a sustituir las viejas y peligrosas lámparas por las eléctricas, en teatros y lugares cerrados. Sobre todo, tras la repercusión que tuvo en toda Europa el horroroso incendio causado por la  explosión del alumbrado de gas del teatro de la Ópera de París, en junio de 1887, donde quedaron sepultados por un incendio 200 cadáveres. 




2018/1922. Apovechando el desnivel entre el Canal y el Río Aragón se construyeron varias centrales eléctricas. En este caso se trata del salto de la "Luz  Vieja" situado en las proximidades de Castiello de Jaca. En la fotografía de la izda. todavía se puede observar la central en funcionamiento (2018). La  fotografía de la dcha., de la misma central, se hizo en 1922. Tras el niño del primer plano, aparecen José Dufol y su hermana Conchita, hijos de Daniel Dufol Álvarez, autor de la fotografía.
La coincidencia de una orografía con desniveles cercanos a la población, abundante agua y una clase empresarial emprendedora había posibilitado construir saltos de agua  e instalar dinamos. En el paisaje, junto a los ya habituales postes de telégrafos, habían aparecido otros que, partiendo de las fábricas de luz, rodeaban la ciudad. Eran de madera, pelados y en el extremo superior seis jícaras aislantes de cerámica blanca sujetaban sendos cables que, a modo de gigantesca tela de araña, colgaban por la ciudad. Los acompañaban unos sobrios faroles en forma de plato esmaltado, de color blanco en su interior en el que una  bombilla solitaria, situada en el centro, brillaba a la intemperie; estaban pegados a las paredes y puertas de la ciudad amurallada por medio de elegantes apliques de hierro fundido.
Jaca se había situando entre las ciudades pioneras que habían incorporado centrales hidroeléctricas para generar electricidad y alumbrado urbano. 
Y aun siendo cierto que fue Comillas (Cantabria) la  primera ciudad que iluminó con 30 farolillos sus calles para recibir a Alfonso XII en 1881, y Gerona la primera ciudad española en establecer una red primaria de alumbrado público urbano en 1886, no lo es menos que Huesca tuvo que esperar al año 1900 para construir en el río Gállego  un "salto" en Anzánigo donde la "Sociedad Hidroeléctrica", inauguró su fábrica de luz, tendido de cables y aparato de distribución montado en las inmediaciones de dicha capital, en 1903 y que  Zaragoza instaló su primera central hidráulica en 1894, cuando aprovechó el antiguo molino de Casablanca en el Canal Imperial de Aragón. 


Interior de una  de las modernas centrales  eléctricas  de la S. A. "Molino Harinero y Luz Eléctrica" de Jaca, en 1932. Habían pasado 43 años de activa gestión y negocio. (Fotografía Revista Aragón, junio de 1935)




1.  El Salón del Café del Pasaje. Era un moderno Salón propiedad de Juan Dominguez, "decorado con buen gusto, lujoso y cómodo mueblaje" que se había inaugurado el 1 de enero de 1888  con banda de música incluida. Su nombre se debía a que ocupaba un espacio entre la actual calle Zocotín y la de Echegaray.