MIS COSAS DE JACA

Estas páginas van destinadas a todas aquellas personas que quieren a su ciudad, como me sucede a mí con la mía, Jaca. Hablaré, pues, de “mis cosas” esperando que alguna de ellas pueda ser también la tuya o, sencillamente, compartas mi afición por “colarme” entre el pequeño hueco que separa la memoria de la historia, lo general de lo particular o lo material de lo inmaterial. Estas “cosas de Jaca” están construidas a base de anécdotas , fotos de ayer y hoy, recuerdos y vivencias mías y de mis paisanos y de alguna que otra curiosidad, que me atrevo a reflexionar en voz alta. No es mi propósito, pues, ocuparme de los grandes temas de los que ya han tratado ilustres autores, es más bien lo contrario: quiero hacer referencia a rincones ocultos, héroes anónimos, huellas olvidadas, sendas por las que ya no se pasa, lugares que fueron un día centro de atención y hoy han sido relegados a la indiferencia, al olvido o al abandono; a unos escenarios donde se sigue representando la misma obra pero con otros actores.

martes, 14 de febrero de 2023

JOAN MANUEL SERRAT A SU PASO POR JACA




                                         

                                                      



            JOAN MANUEL SERRAT A SU PASO POR  JACA 



Serrat ha decidido dejar de actuar en público. Sus últimos escenarios, Madrid y Barcelona, han mostrado un Serrat agradecido y, como siempre, entregado a la faena de cantar. Quizás en esta ocasión el público no estuvo tan pendiente de sus canciones como en otras ocasiones. El repertorio elegido, el rostro y las canas de Serrat invitaban tanto o más  a reflexionar sobre el paso del tiempo y los 80 años que lleva a cuestas.

Han pasado 58 años ha dejado huella, claro que sí. Algunos lo recordamos como un muchacho desgarbado, aparentemente tímido, a veces con uniforme militar y, a menudo, rondando por la entrada del Instituto de Enseñanza Media Domingo Miral. Solía esperar sentado en el altillo de la escalera, junto a la puerta derecha que daba acceso al Centro Pirenaico del CSIC. Pero... ¿qué se le había perdido a Serrat por allí? Serrat había terminado la carrera de perito agrícola, había acabado la primera parte de la “mili-campamento” en el Centro de formación de oficiales y suboficiales de Castillejos (Tarragona), y estaba matriculado en la facultad de Biológicas de Barcelona. 


J. M. Serrat con galones de sargento de milicias en el Campamento de Castillejos (Tarragona). Periodo que concluiría de alférez, graduación con la que estuvo en la Escuela Militar de Montaña de Jaca.



Ahora, tras solicitar destino, se encontraba en Jaca para terminar las Milicias Universitarias en la Escuela Militar de Montaña, en el cuerpo de ingenieros. Al tiempo trabajaba como becario del CSIC, en el Centro Biológico Experimental, junto a otro catalán, biólogo y profesor de Bachillerato, que le supervisaba una tesina que no terminó, Juan Ramón Vericad.

El mismo Joan Manuel recordaba este etapa en una entrevista realizada el 17 de octubre 1966, en el n.º 73 de la revista Fans:

-"Bajo un cerezo florido" es una apasionante historia de amor que cuentas con una fluidez maravillosa. ¿Por qué precisamente un cerezo?

- En Jaca tengo delante de mi casa este árbol. Él me dio la idea para esta composición, que es mi preferida”.

Aquel cerezo, cortado hace 19 años, estuvo en uno de los jardines de  las “Casas Baratas”, en la que vivía Enrique Balcells, director del Centro Pirenaico de Biología Experimental y en la que, gentilmente, dejaba alojarse a los jóvenes becarios como Serrat. 



 Chalet de las Casas Baratas donde Serrat compuso "Sota un cirerer florit" 

En aquellos años, ver militares en Jaca era normal, los había a miles. Ver profesores catalanes por el Instituto Domingo Miral, también. Pero ¿militares que cantaran y además en público? Eso, eso no era lo de todos los días. En Jaca se decía que la actuación que hizo aquí fue la primera de su carrera, pero no es exactamente así. Aquel desconocido Joan Manuel Serrat de 22 años ya traía un pequeño bagaje artístico. Al parecer poco, muy poco, pero lo suficiente como para que no le viniera grande el salón de actos de aquel Instituto que, prácticamente, inauguraba él. Pues supongo que no sabía que el espacio en el que cantó, que venía siendo una vieja aspiración del Instituto, se había terminado de construir ese verano del 65. Un salón con 360 butacas y aceptables condiciones acústicas, al que le acababan de incorporar el escenario, la iluminación y las cortinas. 

J. Manuel Serrat canta en radio Barcelona. 

 "Paraules d´amor y "Cansó de matinada"

Aparte de tocar la guitarra desde los 17 años, cuando llegó a Jaca, Serrat tenía compuestas media docena de canciones, llevaba en la cabeza otras tantas y en febrero del mismo año, 1965, había hecho una actuación en directo en radio Barcelona. Y dicen que, aunque hecho un manojo de nervios, lo cierto es que aquellas 4 canciones compuestas por él, y que eran todo su repertorio: “El mocador”, Ella em deixa”, “La mort de l´avi” y “Una guitarra” atrajeron atronadores aplausos. Tantos que, poco después, el mismo locutor de radio Salvador Escamilla lo apadrinaría para grabar su primer disco en el que se incluirían solamente las 4 canciones citadas.

Entre aquellos espectadores del curso 1965/66, la mayoría alumnos del bachillerato superior y preuniversitario, que llenaban el salón de actos del Instituto, se encontraba una joven Conchita Lalana, que por entonces daba clases de guitarra y, según me comentó, pocos días antes se había presentado en la puerta de su casa un desconocido vestido de militar para decirle si le podría dar clases de guitarra. Ella le  preguntó qué nivel tenía de solfeo y él respondió que ninguno, que nada de nada; vamos, que no sabía qué era ni una “redonda” ni una “blanca”. En aquella breve conversación le dijo que a él las clases le interesaban de 6 a 8 de la tarde. Conchita le contestó que no podía ser porque ese horario lo tenía ocupado con los niños que salían de la escuela. No obstante, le recomendó a Filomena García ("Doña Filo"), profesora de música de la Sección Femenina y hermana de mosén Carmelo, que daba clases en el Instituto. Y efectivamente, les dio clases a él y a José Enrique Ayarra que acabó siendo organista titular de la Catedral de Sevilla.


 Lugar donde trabajo Serrat

También me cuenta que no mucho después le vinieron a pedir del Instituto un atril y un “banquete” para poner el pie y apoyar en la pierna la guitarra. Era para un chaval que iba a dar un recital en el salón de actos del Instituto. "La verdad, me picó la curiosidad y me dirigí a verlo. Cuando lo observé en el escenario, al instante me percaté de que era el mismo que había llamado a mi puerta. Me encantó su voz y la frescura y el aire nuevo que traían aquellas canciones. Creo recordar que cantó entre otras: "Cançó de matinada", "Ara que tinc vint anys" y "Paraules d´amor", entre otras. ¡Qué disgusto me llevé por no haber compartido con él aquellas clases! No estoy segura de si se sabía el nombre de todos los acordes que colocaba perfectamente, pero ¡tocó y cantó de maravilla! Desde entonces he sido fiel seguidora y fan de toda su trayectoria". 

 Efectivamente, entre las canciones que cantó aquel día estaba la mítica "Cançó de matinada" compuesta  entre la garita del cuartel y el "Rompeolas" situado al final del paseo de la Constitución. Una canción que, como solía hacer con todas sus composiciones, en su incansable desvelo por hacer buenas canciones, retocó y pulió hasta la saciedad para intentar dejarla perfecta. De allí que la llevara guardada en la mochila hasta 1967, fecha en que la grabó consiguiendo uno de sus primeros grandes éxitos. 


Composición fotográfica realizada por Sergio Ochando, tomada de dos imágenes reales: una, de J. M. Serrat con el uniforme de sargento de milicias, y otra del Rompeolas de Jaca.

 Así lo recordaba, no hace mucho tiempo, uno de los hijos del que fuera director del Instituto en ese momento, Ángel Delgado Hidalgo, cuando escribió a sus compañeros de curso un whatsapp rememorando quién era aquel atrevido cantante y el sentido de una actuación que en principio estaba destinada a no ser más que un acto cultural de los que se venían realizando en el Instituto. Una pequeña y entrañable actuación de la que, por motivos obvios, tuvo información de primera mano, tanto por las conversaciones con su padre como por estar presente en aquella velada donde ya brilló la estrella que Serrat llevaba dentro: 

"A sus ochenta años ahí está con la cabeza bien puesta. Por si no lo sabíais o recordabais. Cuando mi padre llegó a Jaca para ser director del instituto Domingo Miral en 1966, empezó un programa de veladas culturales en octubre. Como su presupuesto era cero patatero requirió la colaboración de los soldados que hacían la mili, a cambio de obtenerles algún permiso o rebaje. El primero que se presentó a verle era un joven cantante barcelonés que cantaba canciones en catalán, (1) algo bastante insólito entonces por esos lares. Mi padre le dijo que adelante, y el martes siguiente dio un recital maravilloso, en el que aparte de canciones tradicionales nos deleitó con algunas de su cosecha, entre ellas "Paraules d'amor" y "Cancò de matinada" (que acababa de componer desde el Rompeolas del parque jacetano, sí!!!) Por supuesto ya sabéis quién era el soldadete en cuestión. Joan Manuel en persona. Hace más de cincuenta años!!"


  Vista a la que tenía acceso Serrat desde el Chalet. Situado en el extremo oeste del Paseo de la Constitución se encuentra  este el mirador, desde el que se observa el valle del río Aragón. Conocido popularmente como el "Rompeolas" fue el  lugar que inspiró algunas canciones de J. M. Serrat, entre las que se encuentra Cançò de matinada.  La foto es una postal editada por el Centro de Iniciativa de Jaca, hacia 1950.

  Atardecer. Aspecto actual del Rompeolas, con una maravillosa vista al valle del río Aragón y espectaculares puestas de sol. Un buen lugar para inspirar al poeta. Foto Ana López 

                                


                                        La huella de Serrat en Jaca 

Aparte de esta actuación en la que Serrat se expuso públicamente en Jaca, alumnas del Colegio privado de Santa Ana recuerdan la gran amistad que le unía  a su profesor de matemáticas Carlos Martí, alias "Rufini", también investigador del Centro Pirenaico del CSIC. Irene Casamián me comenta que su padre le dio clases para sacar el carnet de conducir en su antigua academia situada en la calle Mayor. Y en esa corta estancia en la ciudad también tuvo tiempo para involucrarse en dignificar la situación de los gitanos que vivían en las chabolas situadas encima de la Casa Partidora del Canal. 

Me habló también de Joan Manel Antonio o “Antonio el del bar Fiesta”, el dueño de un bar  situado en la calle Gil Berges, o “Senda de los Elefantes” como terminó llamándose debido a la concentración de bares situados en la calle. El Fiesta, por aquel entonces iluminado con unas novedosas luces coloreadas de neón, sinfonola, reservado y algún póster, se había hecho con la clientela juvenil de Jaca, en competencia con La Granja, el Pirineo y, en el caso de Serrat, también con el bar Equiza, donde solía entrar a tomar un bocadillo de jamón con pan con tomate y una coca-cola. 

Y es que ¿adónde iba a ir un joven barcelonés en esos tiempos todavía de franquismo, de cartuchera y correaje, a echar unos vinos? Pues al bar más yeyé de Jaca, al bar Fiesta. Antonio, con orgullo, solía recordarme que entre sus asiduos clientes estaba un alférez de milicias que, de vez en cuando, viajaba a Barcelona en el taxi de Joaquín Forcada que lo esperaba en la Plaza de Calvo Sotelo. Y, a la vuelta, le traía las últimas novedades discográficas que colocaba en aquella sinfonola en la que por una peseta se podían escuchar dos canciones. 

Bar Fiesta

Con la guitarra a cuestas se dejó ver por los alrededores de una Jaca que, básicamente, se circunscribía al casco viejo actual. Mi amigo Esteban Muñoz recuerda verlo desde el portal de su casa en un lugar algo apartado de Jaca: en el antiguo Recinto del Ferial de Ganados, junto a una chopera, muy próximo al espacio que hoy ocupan los juzgados. Supongo que Serrat allí podía “levantar la voz” sin molestar y sin que lo molestaran.

Tampoco le pasó desapercibido a la entonces niña Mª Asun Tardío Pueyo, que recuerda haber hablado con él alguna vez y, sobre todo, verlo al lado de la ventana de su dormitorio tocando la guitarra, en el nuevo chalet del doctor Enrique Balcells, situado en el  Paseo de la Constitución nº 28. En este lugar dormía, junto a otros colegas, el día que no lo hacía en el Cuartel y podía vestirse de paisano. Desde allí podía contemplar uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad de Jaca, el Rompeolas. 

También es cierto y unánime, pues ha quedado en la memoria de muchos jaqueses, que por aquí no gustaron las declaraciones que unos años después Serrat hizo en un periódico de tirada nacional, en el que dijo algo así como: estuve en un "pueblecito" gélido, perdido en las montañas.

Sin embargo, en la entrevista publicada en Diario Alto Aragón de 2002, a raíz  de su participación como narrador en el Festival Internacional de Música “Pirineos Classic”en Canfranc, comentó sobre nuestra ciudad: "Hace tiempo que no venía. A Jaca me había acercado alguna vez,  pero de Villanúa no había pasado. Estuve cuatro meses en la Escuela Militar de Montaña y había pedido Jaca como destino de mi trabajo en el Centro Pirenaico de Biología experimental … Jaca en este momento es mucho más interesante porque la sociedad civil tiene mayor peso que la militar... y me parece estupendo que, un lugar donde la Ciudadela y sus alrededores eran el peso, se haya convertido en una ciudad abierta al futuro, creativa..." 

Y en 2005 en otra entrevista, realizada por Antón Castro, le preguntaba: 

-Usted también ha vivido en Jaca.

-Allí hice el servicio militar. Estaba en la Escuela Militar de Montaña. Tengo muy buenos recuerdos. Quería aprovechar el tiempo y allí coincidí con un puñado de compañeros maravillosos. 

-Qué recuerda en concreto de aquella estancia? 

-Jaca era un ciudad muy bella. Tengo maravillosos recuerdos de las mujeres, en términos de sensibilidad, sensualidad, ternura, sexo, alegría. La mujer, desde entonces, ha sido decisiva en mi vida. Aquel fue un periodo estupendo que representó la convivencia de un grupo de jóvenes recién salidos de la Universidad  trabajando, con muchas ilusiones, en un magnífico proyecto de investigación”.

(1) Es curioso, pero en aquel oasis de libertad que fue el Instituto para la época, nadie puso ninguna pega, ni nadie dio más importancia al hecho de que Serrat cantara en catalán. De ello doy fe, porque dos años más tarde, otro catalán, biólogo y profesor de matemáticas, Pedro Garrido, nos preparó y enseñó un villancico en catalán, que cantamos en el Festival de Navidad en aquel mítico salón de actos. Aquel villancico del que todavía recuerdo la letra era el “Fum- fum- fum”.


                          VÍDEO  CANÇÒ DE MATINADA

    

                                                 


 












5 comentarios: