CALLE MAYOR II

                                                                                              

 

 

 

  I. ANTECEDENTES,  SIGLO XIX Y ENTRADA EN EL SIGLO XX

  II. AÑOS VEINTE,  TREINTA, CUARENTA Y CINCUENTA

 III. LA CALLE DE MI JUVENTUD. AÑOS 60

 IV. LA CALLE MAYOR IV. AÑO 2022

 

 

                                                                                             AÑOS VEINTE

                 

•  En la Calle Mayor había sitio para todo y para todos. Algunas de las familias distinguidas como los de "Casa Baltasarillo" y los de "Casa Ripa" siguían teniendo bajo su fachada su propio banco de madera en la acera de la calle. En el n.º 6, el Café La Amistad de Mariano López llevaba fama de ser un lugar donde se venían "apañando" matrimonios desde el siglo anterior. La concurrencia de ambos sexos se veía favorecida porque "todos los domingos y demás festivos amenizaba las veladas, de ocho á once de la noche, la banda municipal".  

Foto F. de las Heras

 Próximo a las Benitas, en el n.º 41, se encontraba la Comandancia de Carabineros. Por el n.º 34, con tienda de licores incluida, se accedía a un "decoroso" Trinquete, donde los jaqueses pasaban largas horas jugando al tradicional juego de la pelota y donde tampoco falataban bailes y alguna sesión de cine. Y en el n.º 26, en el segundo piso, la "agencia" de  A. Lacasta, que, ante la persistente demanda de montañeses que buscaban hacer mejor "fortuna", facilitaba "pasajes para las repúblicas Hispano Americanas y Norte-América en los magníficos vapores italianos REINA Victoria, Duca de Aosta, Duca Degli Abruzzi, Tomaso di Silva, Princesa Mafalda y en los colosos trasatlánticos de 27.000 toneladas Giulio Césare, Conde Rosso y Conte Verde que hacen la travesía de Barcelona a Buenos Aires en 12 días y medio". 

 

 

Los dueños de la fábrica de chocolates de Juan Lacasa y Hermano, ubicada en el  nº17,  habían unido su labor comercial a otra gran pasión, la unión de España y Francia por ferrocarril.

 

Venía siendo costumbre que parte de la atención médica dedicada a los jaqueses fuera cubierta por doctores que atraídos por el clima de montaña subían a veranear a Jaca. Algunos tenían consultas puntuales en los Hoteles "La Paz" y "Mur" y otros, como el doctor Juan Royo Galindo (médico militar), abrían consultas fijas con benévolas condiciones para los pobres. Algo, en parte entendible, si tenemos en cuenta la ausencia de un sistema público de salud  en unos momentos en los que el acceso a la medicina era un auténtico lujo. 

 

El tifus y, sobre todo, la llamada Gripe Española, habían puesto en guardia a la población, acentuando la sensibilidad por preservar la salud. El temor a padecer estas enfermedades posiblemente explique el elevado número de médicos que se establecieron en Jaca: M. Alonso Inisterra, forense y médico de niños; médicos militares como los Drs. Díaz y Valero; D. Germán Beritens "especialista en enfermedades de los ojos, Profesor del Instituto RUBIO y exdirector jefe del Dispensario de oftalmología de la Policlínica CERVERA de Madrid y oculista del Asilo de Huérfanos del Sagrado Corazón de Jesús"; dentistas como los hermanos Carrera o Luis Armand (en el n.º16, sucesor de Juan Castejón), todos ellos tuvieron consultas a un lado y otro de la Calle Mayor.  
Todavía no había llegado la moda francesa del Prêt-à-porter (prendas producidas en serie, listas para llevar) de manera que fueron abundantes y prósperos los establecimientos dedicados a la confección de prendas de vestir a medida; a ello contribuía de manera considerable la abundante clientela de clérigos y militares presentes en la ciudad. Así, y de forma consecutiva, fueron apareciendo:

 

la Sastrería Daniel Pérez , luego Mainer, especializada en uniformes de toda clase, en el n.º 29; la "Sastrería Nueva" de Julián Borderas, en el n.º 41; la Satrería "Modelo" de José Sánchez, en los números 28/30; los "Trajes de Precisión" de Galindo, en el n.º 48; la Academia de Corte de Rosario Molist, en n.º 21 y la "La Luna", especializada en panas y trajes de  caballeros, de Adolfo Martín, en el n.º 10.  

Aparte de los establecimientos ya consagrados como "El Siglo" o la "La Jacetana"de  Juan Lacasa y Hermano, que además de su chocolate en estos momentos anunciaba como novedad "la venta diaria de hielo artificial con agua filtrada", y de los Almacenes de "Laureano Costa", surgieron: "La 25.000, Gran Bazar" de Mariano Cavero en estos momentos situado en el n.º 49, justo enfrente de las Escuelas Pías; los almacenes de Francisco Navarro especializados en Alcoholes, anisados, licores finos y vinos cosecheros de Cariñena. Unos ultramarinos, situados en el n.º 8 y dispuestos a entregar "cinco mil pesetas a quien probara que sus vinos estaban adulterados"; la Zapatería la Moderna de Hermenegildo Franco, en el n.º 43; los Almacenes donde se vendía el apreciado anís dulce y seco de "Pedro Saputo" fabricado en Tardienta, situados en el n.º 4; el establecimiento de la Viuda de Manuel Añaños con toda clase de tejidos de lana y seda, en el n.º 21 ; "El Barato" de José Bescós con muebles de cocina, loza y cristal en el nº 26 y las lanas Agustín Mengual en el n.º 2. 
En estos años, los últimos de los Años Veinte, se van renovando antiguos caserones. La calle Mayor va cambiando su aspecto. A ello comtribuyeron edificios como la casa de Francisco de las Heras (1929) y la inauguración de los afamados Almacenes San Juan (1925) que ocupaban los bajos de otro elegante y novedoso edificio con fachadas a las calles Echegaray y Mayor, en el n.º 23. 

 

 

A juzgar por la proliferación de sucursales bancarias que aparicieron en la segunda década del siglo XX, podría decirse que algo de aquellos Felices Años Veinte se vio reflejado en nuestra Calle. Jaca desde todos los puntos de vista se encontraba en una fase expansión económica y muestra de ello fue la apertura de numerosas oficinas bancarias: el Banco Zaragozano en el n.º 12, la sucursal del Banco de Aragón, la sucursal del Banco de Crédito de Zaragoza en el n.º 26, el Banco Español de Crédito en el n.º13 y el Banco Hispano Americano en el nº 24, haciendo esquina con Ramón y Cajal nº1. Entidades financeras  que respondían al auge industrial que en estos momentos se veía reflejado en una ciudad que contaba con dos fábricas de cemento, tres de chocolate, dos de aserrar madera, una de tejas y ladrillos, otra de pastas para sopas, una fábrica de sandalias de cuero, otra de abarcas de goma y una de artículos de viaje; amén del inusitado auge constructivo que levantó, entre otros, el cuartel de la Victoria, el Matadero Municipal, el Seminario, el Casino Unión Jaquesa y su Teatro.    

 
Otros establecimientos que se fueron incorporando en esos años fueron: "La fábrica de calzado, sandalias regius, zapatillas de invierno, abarcas y calzado de goma" de José Buesa Campo en el nº 4; Casa Bescós, especializada en loza, muebles, ferretería y cristal; el renovado comercio de Mariano Cavero, "La 25.000", con artículos de fotografía, ciclos y motos, máquinas de coser, radios... ahora trasladado cerca del Ayuntamiento, en el n.º 20 ; la droguería perfumería de Aurelio Español en el n.º 16 y, en el n.º 27, el apreciado comercio que ofrecía "vestidos de punto desde 10,50 pesetas, guantes, pieles, paraguas, lanas para labores..., el "Arco Iris".

                                             

 

 

 

                                                    AÑOS TREINTA

 

 

Nadie podía esperar los años convulsos que se iban a vivir en la ciudad en esta década. Fue temprano, el 12 de diciembre de 1930, con la insurrección republicana, Jaca se había adelantando a la II república. Los años republicanos y la Guerra Civil Española iban a cubrir el resto de la década dejando  profundas y tristes huellas en la ciudad. Unos acontecimientos que en gran medida tuvieron como marco la Calle Mayor.

 

A la derecha, junto a los dos paseantes, la guarnicionería de Leoncio Villacampa. Su hijo, Eugenio Villacampa, fue el autor del Himno del Primer Viernes de Mayo y enfrente, bajo la fonda España, el despacho de billetes para el tren y el local donde el señor Pavarra encerraba el coche mortuorio y la "Petaca" para llevar a los viajeros a la Estación de tren. Primer plano, a la derecha, los Ultramarinos de Manuel Navarro especializadoo en vinos y licores y, a la izquierda, el Banco Español de Crédito. Foto Miguel Casabona

 Estos años de ajetreo y de cambios rápidos pueden verse bien reflejados en el oportunismo comercial mostrado en los escaparates del Arco Iris

situado en esos momentos en las cuatro esquinas, en el n.º 27. Allí se ofrecía, en mayo de 1931, nada más proclamarse la II República, "corbatas y cinturones tricolores a 1,90 y a 2,50 pesetas respectivamente". Y en noviembre de 1936, tras un escueto "!Viva España!" se anunciaba:"En el Arco Iris hay para la venta cinta nacional de todos los anchos".
El aspecto externo de la calle se había consolidado.  Una decena de bares complementaban los cerca de cuarenta establecimientos que ofrecía la calle al público.

Algunos locales cambiaron de nombre, como los míticos Almacenes de Laureano Costa del n.º 14, ocupados desde 1935 por los no menos afamados Almacenes San Pedro, que hasta entonces habían estado entre las calles Echegaray (n.º 6) con Zocotín (n.º 3).

 

Entrada a la Calle Mayor. Foto Miguel Casabona

 

Novedosa fue la creación del Museo Románico instalado en la Iglesia de las Benitas, al que se accedía por la Plazuela de las Monjas. Un museo que había nacido con piezas del entorno y de particulares exhibidas en torno a la joya románica del Sepulcro de Doña Sancha.

 

1932. Repartidor de periódicos. Obsérvese que la portada del Ayuntamuento estaba embetunada de negro con la finalidad de conservarla mejor (Foto, autor desconocido)
 

 Tampoco van a pasar desapercibidas nuevas incorporaciones como: la farmacia de J. M. Lacasa que ofrecía la posiblilidad de efectuar análisis clínicos, en el n.º 25; el taller de cerrajería y venta de trillos, aventadoras, bravanes... de Nicolás Ara situado en el antiguo esquiladero, en el n.º 47; las tintorerías de Bretos, en el n.º 26 y la de Guillén, en el n.º 43; la pastelería "La Suiza" de Mariano Lacasta, en el n.º 38; la venta de leña de serrería de pino y tarugos de haya para cocinas y calefacción central, procedente de Hecho y Ansó, en el n.º 11. El bar de Adolfo Palacios "El Ícaro" en los bajos del n.º 18 (luego bar Goya); "la Casa de las Permanentes, postizos de arte y manicura" en la peluquería de  Eugenio, "quien ha sido encargado de la famosa peluquería para señoras HENRY de Barcelona", en el nº. 3. Así como la instalación en la Casa Consistorial del Sindicato de Iniciativa de Jaca ("Turismo").
 

La calle Mayor republicana

 

• Aquel día pocos de los 7000 habitantes con que contaba Jaca se quedaron en casa. Estaban ocupando una Calle Mayor en la que hervía el entusiasmo y donde no cabía un alfiler.  

 

 

 

 

 

15/IV/1931.Ricardo Zabalza izando la bandera tricolor en la fachada de la Casa  Consistorial. Fotografía publicada por Enrique Vicién  en La II República en Jaca .Una Época Diferente 

 

 

 

 

Habían salido a celebrar la llegada de la II República tras el triunfo rotundo de las candidaturas republicano/socialistas obtenido en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931. Posteriormente, el 14 de abril, se liberaba a los presos que todavía estaban encarcelados por haber participado en el  levantamiento del 12 de diciembre junto a Galán y García Hernández de 1930. Y el día 15 se colocaba la bandera republicana en el Consistorio a la que siguió esta multitudinaria manifestación.     

 

15 de abril de 1931. Jacetanos celebrando en la Calle Mayor la llegada de la  II República. Fotografía publicada por Esteban C. Gómez en La insurrección de Jaca. Los Hombres que trajeron l República

                                                                        Guerra Civil  

                                                          

 

1/XI/1936.  3º aniversario de la fundación de la Falange (Fot. E. C. Gómez)

 

 

Durante la Guerra Civil y años posteriores fueron frecuentes los cortejos, procesiones y efemérides por la Calle Mayor. Cualquier evento era arropado por la simbología del nacional catolicismo franquista.

Procesiones religiosas, actos piadosos, desfiles militares, honra a los caídos, celebraciones de victorias de guerra, día del Caudillo, etc. eran aprovechadas para dar muestra de exaltación patriótica a base de engalanar los balcones con banderas de España y tapices. En la fachada de la Casa Consistorial no faltó nunca la bandera española. Y cerca, en el edificio contiguo, un enorme yugo con sus flechas decoraba la fachada de la sede de la F.E.T y de las J.O.N.S con las bandera blanquiazul de la A.E.T (Agrupación Escolar Tradicionalista), la roja y negra del SEU (Sindicato Español Universitario), y, como se puede apreciar en la foto, sobre blanco, con la cruz de Borgoña, la bandera que portaban las unidades de voluntarios carlistas agrupadas en Tercios de Requetés. 

Probablemente la fotografía corresponde

a las procesiones que se hicieron en la festividad

del Corpus de1938/39. (Foto de A. Tramullas)

 Así mismo, en primer plano, a la izquierda, no solo aparecen los símbolos propios del nacionalismo
español, sino también los de algunos países extranjeros: la bandera italiana, en clara referencia al fascismo italiano de Benito Musolini; tras ella, la bandera oficial de la Alemania nazi y, en el piso superior, la bandera que llevaba el ejército expedicionario de Marruecos que en esos momentos formaba parte de del ejército de tierra.

 

 

 Fila para comprar el periódico en la Imprenta /Librería ABAD. El aspecto de las nuevas fachadas, reformadas en los últimos años de la década anterior, la de los señores Abad (con las puertas de acceso originales hoy desaparecidas) y de las Heras, contrasta con el que, a modo de despedida, muestra la otra fachada con el cartel de chocolates Lacasa Ipiens. Poco después, en 1939 trasladarían esta fábrica a Zaragoza; había permanecido en ese lugar 87 años. Quizás, con su marcha, desaparecía el establecimiento más vereterano que había en la calle. Foto, F. de las Heras

                                                                                                    

   

 

                                                    AÑOS CUARENTA 

 

 

El bloqueo político y económico de estos años de posguerra al Régimen del Dictador Francisco Franco quedó reflejado en cartillas de racionamiento, en escasez de alimentos y de bienes de consumo, en la proliferación del mercado negro y en el estraperlo; hasta el extremo de verse en grave peligro la salida de los periódicos locales debido a la escasez de papel. Sin embrago no fue obstáculo para que, ¡al fin! se  pavimetara  la calle Mayor con robustos adoquines de piedra labrados en la cercana cantera de Torrijos (1942).

  

1949. Un gigantesco emblema con el yugo y las flecchas sobre el cartel anunciaba el local de la Falange Española. De izda. a dcha.: el Ayuntamiento, la oficina de Iniciativa y Turismo, el portal de los juzgados y el Bazar la 25000 de Mariano Cavero.

En la fotografía, Amelia García. Foto cedida por Margarita Langa

 

El intento de fomentar la natalidad se veía reflejado en el taller Kopos de Mercedes García y Josefina Jarne  que proponía una gran gama de cunas, coches y ropas de niño, junto a mantelerías, juegos de cama, labores de fantasía y bordados a mano y a máqina, en el n.º 20; en la Granaja Oroel, en el n.º 44, se vendían pollitos y gallinas de clase seleccionada "Leghortn y Pratas" y también una vaca lechera. 

 

 

 

1945. Celebración del Primer Viernes de Mayo frente a al patio de los juzgados, "La 25000" de Mariano Cavero y la Sede de Falange Española. En la procesión: los cabezudos, el Señorito, la Abuela y el Maño; Antonio Lacasta, músico (el segundo por la izquierda); más atrás, frente a los Almacenes San Pedro, la escuadra de Labradores; y al fondo la "Petaca", que servía para subir a la estación de RENFE, aparcada en frente de las cocheras de Pavarra. Fotografía cedida por Juan Carlos Domínguez

 

 

Las señoras podían hacerse la permanente con sistema "Solriza, sin máquinas ni electricidad  ondulación permanente" en la peluquería Asún, en el n.º 3; la pescadería Santurce, ahora llamada La Madrileña, seguía sirviendo a domicilio desde el n.º 37 y te podías comprar algo para regalar en la entrañable tienda de Joaquín Ara, en el nº 9.

 Cabalgata frente a la Tienda de Joaquín Ara

 

También hacían aparición otros nuevos establecimientos que llegaran a ser clásicos en la Calle: 

Los almacenes de Alfonso Moreno (1945) en el n.º 8, especializados en licores, conservas y fiambres, establecimiento que ha cerrado las puertas recientemente, en 2021. A finales de la década, en el n.º 4,  la Sastrería de J. Abad se especializaba en trajes para civiles y militares. Los Almacenes Visús vendían calzados, confecciones, géneros de punto y perfumería y ofrecían  "5 pesetas de lotería de Navidad por cada par de zapatos que se comprara" en el n.º 29. En el n.º 8 el señor Duranco abría su exposición de "muebles de nuestro tiempo, artesanales y a medida", fabricados en su propio taller de la Avda. de Francia por excelentes ebanistas y tallistas. Por otra parte, los Almacenes San Pedro S. A. pasaban de forma definitiva al n.º 14. Completaban los servicios: la venta de leña de la pardina de Segaral en el n.º 2; la Chacinería "con cámara frigorífica" de  Martín Ara López, en el n.º 34 y el  Salón de limpiabotas de Domingo Solsona en el n.º 3. 

 

                                                  AÑOS CINCUENTA

 

 

El Centro de Iniciativa y Turismo de Jaca había colocado la Oficina de Turismo a uno de los lados de la Casa Consistorial. Su coqueto tejadillo y el escaparate llamaban la atención de los paseantes y visitantes. Será en 1970 cuando, para acopañar a las dos rejas originales de Simón de Maisonada que cubrían sendas  ventanas a un lado y otro de la puerta, el  mejor herrero de Jaca, el señor Círia, tras tres meses de trabajo, "calcó" otra similar para cubrir la desangelada ventana de la esquina que estaba sin reja y que es la que se observa en la actualidad.

El trigo argentino ayudó al consumo de verdadero pan, el "pan blanco", y a ir olvidando su racionamiento. Con la "ayuda americana", a base de leche en polvo, mantequilla y queso, comenzaron a paliarse los estragos de la profunda depresión de la década anterior. De modo que desde 1952 empezaron a recuperarse los niveles de vida que tuvo la ciudad en 1935. La Calle seguía con su tradicional ritmo. 

 

 Años 50 del siglo pasado. Reparto de juguetes a los niños pobres. Algunas caras conocidas: los señores Bretos, Arévalo, Antonio Lacasta, hermanos Lorés entre otros... La relojería de  Clemente Baras y su histórico reloj, traspasada en 1958 a Gregorio Val. Casa Ripa. Y los Almacenes Visús. Foto publicada por Rosa María en el foro de "Somos de Jaca"

 

 

En el histórico reloj plateado, de gigantesca esfera blanca, seguían girando las manecillas, marcando el paso del tiempo a paseantes, encima de la puerta de la Relojería de Clemente Baras, traspasada desde 1958 al señor Gregorio Val.

Fausto  Abad su esposa Andreina. Foto cedida por Tote Abad

La oferta comercial se ampliaba con los Tejidos Moreno que ofrecían tapicerías, algodones y viscosillas en n.º 10; con los Almacenes de Ernesto García en el n.º 21; con las Máquinas de escribir y coser que ofrecía a plazos y al contado  Tomás Salcedo desde su local situado frente a escuelas Pías; con los géneros de punto, mantas de lana y algodón, gabardinas, pellizas y jerseys de F. Anaya "El Ansotano" en el n.º 4; con la tintorería que "lavaba en seco, teñía al vapor y planchaba soley" de Urbano Sesé en el 41.

Los hermanos Muñoz establecían sendas relojerías, la Relojería-Joyería  Muñoz, (1957) en el n.º 19, y la Joyería Relojería Suiza de Jesús Muñoz (1959) en el n.º 11. Tejidos Pantoja abría sus puertas en el n.º41. Y en el estratégico n.º 27 de las Cuatro Esquinas abría sucursal el Banco Central (1956).

 

Dos instantáneas de la Calle Mayor a finales de los años 50 y principios de los 60.

 

   Primer plano, a la izquierda, los Almacenes de Ernesto García y a la derecha el bar Goya. Foto cedida por Juan Carlos Domínguez.

 

                

Primer plano a la izquierda la Librería Abad, la casa y el estudio de fotofrafía de F. de las Heras, y en el local donde estuvo la fábrica de chocolates Lacasa Ipiens, en el lugar que yo lo recuerdo, la mercería El Arco Iris. En la otra acera, la relojería la de G. Val (antigua Baras) y los Almacenes Visús. Fotografía cedida por Tote Abad.