MIS COSAS DE JACA

Estas páginas van destinadas a todas aquellas personas que quieren a su ciudad, como me sucede a mí con la mía, Jaca. Hablaré, pues, de “mis cosas” esperando que alguna de ellas pueda ser también la tuya o, sencillamente, compartas mi afición por “colarme” entre el pequeño hueco que separa la memoria de la historia, lo general de lo particular o lo material de lo inmaterial. Estas “cosas de Jaca” están construidas a base de anécdotas , fotos de ayer y hoy, recuerdos y vivencias mías y de mis paisanos y de alguna que otra curiosidad, que me atrevo a reflexionar en voz alta. No es mi propósito, pues, ocuparme de los grandes temas de los que ya han tratado ilustres autores, es más bien lo contrario: quiero hacer referencia a rincones ocultos, héroes anónimos, huellas olvidadas, sendas por las que ya no se pasa, lugares que fueron un día centro de atención y hoy han sido relegados a la indiferencia, al olvido o al abandono; a unos escenarios donde se sigue representando la misma obra pero con otros actores.

martes, 23 de julio de 2024

“HOSPITAL SANCTI SPÍRITU Y SAN JUAN BAUTISTA”. LA INCÓGNITA DE SU TORRE



Cuando estamos a punto de asistir a la remodelación  del viejo Hospital de San Juan y del Santo Espíritu, para ver levantar  la futura Escuela Municipal de Música, parece oportuno reflexionar sobre este edificio que estuvo desde el año 1540 hasta abril de 1989 atendiendo a enfermos. Poco más tarde, en 1995 , fue acondicionado como Hostal para peregrinos del Camino de Santiago, continuando así con una tradición milenaria en la ciudad de Jaca. 

 Portaladas del hospital de estilo plateresco casi gemelas. La de la izquierda da acceso al hospital desde la plaza. La de la derecha, menos conocida y mejor conservada, daba entrada a la capilla. La inscripción del dintel resume fielmente la función de la capilla y del hospital: CARIDAD, DOMUS DEI, PIEDAD.

Sabido es que la ubicación de la Ciudad, como punto estratégico en el Camino Francés, propició la creación de hospederías para viajeros y peregrinos, de asilos temporales para pobres de solemnidad y para la atención a enfermos, en Casas Hospitalarias, en su mayoría de fundación religiosa. Este fue el caso de la Casa de enfermos y leprosos de San Andrés y de la de San Esteban, que desde el siglo XI dieron acogida a peregrinos y a sospechosos de enfermedades contagiosas. Estratégicamente situadas extramuros, en la glorieta próxima a la ermita de san Marcos, recibían a los viajeros que entraban a la ciudad por el Burnao. Otros, desde el siglo XII, eran acogidos por los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén en su pequeña ermita y hospital ubicados, también extramuros, en la eras del noreste de la Ciudad. A estos se añadían hospitales situados intramuros como: el Hospital del Santo Espíritu (1064), la Enfermería de san Nicolás (1202) y el Hospital de la Limosna (1340). 

Llegado el siglo XVI, parte de esta tradición medieval hospitalaria de Jaca tuvo a bien mejorar la atención de sus enfermos, para lo cual aunarían esfuerzos los hospitales medievales más importantes que habían llegado prestando sus servicios hasta este siglo: el Hospital del Espíritu Santo, ubicado en la plaza de san Pedro y regido por los canónigos del cabildo de la Catedral, y el de San Juan Bautista que, regido por la Cofradía de San Juan, había sido trasladado al vecinal de la Puerta Nueva, en la antigua calle de Clavería, actual calle de Bellido.


 SÍMBOLOS DE LOS DOS HOSPITALES MEDIEVALES: A la izquierda,  tallado en madera policromad el Espíritu Santo en forma de paloma. Se encontraba en el retablo de la pequeña capilla. A la derecha, sobre la pared que da a la parte meridional del hospital se encuentra esta escultura exenta, esculpida en piedra. De factura rústica y aires de incipiente naturalismo en rostro y cabello, la figura evoca a San Juan Bautista con atributos en manera y forma propios del siglo XIII: manto de pelo de camello de grandes vuelos, cinturón de cuero y el Cordero de Dios sobre el brazo izquierdo. Probablemente su emplazamiento original estuvo en el Hospital medieval de San Juan Bautista de la antigua calle de Clavería.

La fusión de estos hospitales dio origen a otro nuevo y mayor, el Hospital del Santo Espíritu y de San Juan Bautista, en construcción en 1540. Ahora situado en el corazón y núcleo más antiguo de la ciudad, en el Barrio de san Ginés; en la llamada desde el siglo XVIII Plaza del Hospital, entre el callejón del Hospital y al callejón de la Salud. En él, además de atender con más y mejores medios a los enfermos de Jaca, se continuaba con la tradición de albergar a peregrinos y viajeros a los que se comprometían a dar cobijo por tres días. Y, como era normal en la Edad Moderna, junto al tradicional mantenimiento eclesiástico, también contó con las aportaciones civiles del vecinal de la Cofradía de San Juan, del Concejo de la Ciudad y de puntuales ayudas reales. 


       LA TORRE DE LA CAPILLA DEL “HOSPITAL SANCTI SPÍRITU Y SAN JUAN BAUTISTA” 


A la izquierda emerge la torre-campanario del Hospital, a la derecha la del convento de las monjas Benedictinas. Fotografía parcial de Jaca amurallada, 1907 (Juli Soler i Santaló).


Talla en madera policromada de la virgen
 de la Piedad del siglo XVI.
Formaba parte del retablo de la capilla.

Continuando con la tradición hospitalaria del medievo, en el nuevo hospital se construyó también una capilla hospitalaria. Complemento del todo imprescindible, pues tan importante era sanar el cuerpo como el cuidado y la salvación espiritual de los enfermos, a base de oraciones y atenciones en los últimos días de su vida. Fue una capilla con techumbre artesonada y con un retablo en honor a la Virgen de la Piedad, coronado por los símbolos de San Juan, la cruz y el cordero, y con el Espíritu Santo en forma de paloma. En ella se celebraba misa todos los domingos y era visitada por los jaqueses cuando las monjitas de Santa Ana adornaban la capilla el Jueves Santo para visitar el Monumento, pero fue desmantelada de sus enseres en la primera década del siglo XXI. 

Adosada a la capilla, por el lado oeste, se encuentra una torre-campanario cuya fecha de construcción resulta hasta hoy un auténtico enigma, pues ni en los documentos de la fundación del Hospital, ni en años posteriores se tiene noticia de ella. Y, sin embargo, durante mucho tiempo formó parte de la silueta de la ciudad, cuando esta se avistaba en lontananza, junto a otras de carácter religioso como las Torres campanario de San Ginés, la Purísima Concepción de los Escolapios, la Catedral, el Carmen y Santiago. O de carácter civil, como la Torre del Reloj, la Casa- torre gótica de los Abarca o condes de Larrosa, la Torre gótica que coronaba la Casa-Palacio de los Ximénez de Aragüés y las dos Torres bajas del palacio del conde de Bervedel del siglo XVI. 

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Estado actual de la torre-campanario, sin el campanil.

Sobre la que nos ocupa, la Torre-campanario del Hospital, podemos pensar que su construcción no fue coetánea a la capilla, sino probablemente anterior, y que se aprovechara para campanario. Contribuye a esta opinión tanto su altura (hubiera sido suficiente una pequeña espadaña como la de San Pedro de la Ciudadela de Jaca) como el hecho de que se encuentre adosada a la capilla solo por uno de sus lados, quedando el resto de la torre en un espacio a cielo abierto, y dando así muestra de que se trataría de una torre que tuvo autonomía propia. De cualquier manera, es una torre de planta cuadrada, con muro de sillarejo, de cinco plantas que, hasta donde sabemos, fueron utilizadas para los siguientes menesteres: la inferior como sacristía de la Capilla, la segunda como consulta, la tercera como almacén, la cuarta para albergar el depósito de agua, y la última para un campanil abierto con cuatro vanos de medio punto, rematado con tejado a cuatro aguas y pararrayos; una concepción, esta última, muy parecida a la que se puede ver en la actualidad en la iglesia de las monjas Benedictinas, antiguo San Ginés. 

A la izquierda la campana que estuvo en la torre. A la derecha, empotrada en el primer piso de la torre, en el espacio destinado para la sacristía de la capilla, se encuentrbaa esta bella pila lavamanos.


Por desgracia el campanil del hospital que daba cobijo a la campana, hoy ya no existe. Su demolición fue acordada por el Ayuntamiento de Jaca en sesión ordinaria celebrada el 11 de octubre de 1968: “… el apéndice superior ofrece evidente peligro de hundimiento de su techumbre... además de un deplorable aspecto… que paulatinamente será objeto de costosas reparaciones si se insiste en conservarlo. Agregan los Concejales delegados que estiman debe procederse a la urgente demolición de esa porción terminal; ya que el campanil es innecesario, por no estar abierta la Capilla al culto público”. 

La virgen Niña. Talla en madera
siglo XVIII. Lucía en el jardín
 Ciertamente la demolición del campanil de la Torre pasó totalmente desapercibida tanto para los ciudadanos como para la prensa. Ayudó a ello la escasa visibilidad de la misma, enmarañada entre callejuelas y casas.  Tanto que, para muchos jacetanos, era totalmente desconocida o pasaba desapercibida, y más desde que el campanil se supliera por una sencilla cubierta de pizarra.

                             PARA EL FUTURO 

Parece que ahora, ante la inminente remodelación  del hospital de tres plantas, para convertirlo en una moderna Escuela de música, para cuyo proyecto se cuenta con 1.217.857,65 euros de fondos europeos, la sensibilidad del actual gobierno municipal surgido de las elecciones de 2023 va a ser diferente, ya que pretende integrar en el nuevo edificio todo a aquello que guarda estrecha relación con la historia del Hospital, así como los bienes patrimoniales que todavía conserva: portaladas platerescas, marcos de vanos góticos y renacentistas; emblemas pontificios, símbolos aragoneses y jaqueses, la Torre, el lavamanos de la sacristía, la escultura de San Juan Bautista… 

Lejos, y en el triste recuerdo, quedará el campanil de la Torre, cuya campana se conserva en las naves cuarentenarias del Ayuntamiento (al lado de la Estación de Ferrocarril), junto a otros elementos de la capilla: el retablo plateresco despiezado; la Virgen de la Piedad del siglo XVI y la Virgen Niña, también del siglo XVI, que lucía en el jardín; varios Cristos en la cruz y crucifijos; algunos candelabros, la pila del agua bendita y objetos varios. 

Partes del retablo de la capilla del Hospital

Como sugerencia, todos estos bienes quedarían bastante mejor custodiados si, una vez restaurada la Torre, se habilitara alguna de sus dependencias para mostrarlos al público. Sería un bonito detalle que ayudaría a no olvidar parte de la historía de la Ciudad y de su antiguo Hospital.




3 comentarios:

  1. Qué suerte tenerte Valentín!!!. Leer tus jugosas aportaciones no solo hace que entiendas mucho más y mejor esta ciudad sino que seas capaz de admirarla con ojos nuevos. Mil gracias.

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