MIS COSAS DE JACA

Estas páginas van destinadas a todas aquellas personas que quieren a su ciudad, como me sucede a mí con la mía, Jaca. Hablaré, pues, de “mis cosas” esperando que alguna de ellas pueda ser también la tuya o, sencillamente, compartas mi afición por “colarme” entre el pequeño hueco que separa la memoria de la historia, lo general de lo particular o lo material de lo inmaterial. Estas “cosas de Jaca” están construidas a base de anécdotas , fotos de ayer y hoy, recuerdos y vivencias mías y de mis paisanos y de alguna que otra curiosidad, que me atrevo a reflexionar en voz alta. No es mi propósito, pues, ocuparme de los grandes temas de los que ya han tratado ilustres autores, es más bien lo contrario: quiero hacer referencia a rincones ocultos, héroes anónimos, huellas olvidadas, sendas por las que ya no se pasa, lugares que fueron un día centro de atención y hoy han sido relegados a la indiferencia, al olvido o al abandono; a unos escenarios donde se sigue representando la misma obra pero con otros actores.

miércoles, 11 de diciembre de 2024

DEL RÍO ARAGÓN A SU PASO POR LAS INMEDIACIONES DE JACA









Desde el puente de Torrijos hasta las faldas de Oroel, dejando la ciudad de Jaca a su izquierda, corre el río Aragón.

 De otros tiempos, de otros trabajos, de personas del pasado,  de otros usos y costumbres, de caminos, de molinos,  de batanes, de mesones, de puentes... de vidas olvidadas junto al río, te hablaré en este pequeño trabajo.

Son mucho años los que he pasado por el río Aragón: paseos, baños, pesca, descensos en Kayak...

 Hoy no me acerco al río para refrescarme, pasar por sus puentes o bajar a la orilla para oír y sentir el murmullo de su agua. Lo hago con la intención de contar las respuestas a preguntas que me hecho más de una vez y poner, si cabe, en valor, el patrimonio paisajístico y patrimonial de este tramo de río. Recuperar algo de su memoria quizás, solo quizás, ayude a no vivir de espaldas a él, a mirarlo con renovados ojos y a mantenerlo libre y vivo.




                                                            EL ENTORNO DE TORRIJOS 



 La "Ralla de Claraco" (despoblado citado en 1080) como se conocía antiguamente   el paso de Torrijos. En el paredón, señalado,  el lugar donde estuvo la torre de Ixós. Vista desde la izda. Foto V. Mairal  

 Cerrando por el sur el Valle de Aruej o "Bardaruex-j", como es citado en el siglo XIII, se encontraba la Torre de Ixós. Nombre que recuerda  a la cercana aldea del mismo nombre, Ixós, o Hijos (andrónimo frecuente en Jaca) como  se le llamó con posterioridad. Una aldea de la que tan solo queda un "espedregal" justo encima del ruinoso mesón de Barcelona. 

 Vista  cenital aérea de Torrijos y alrededores

Estratégicamente situada, la Torre de Ixós, enclavada justo donde se estrechaba el valle, encima del paredón derecho de roca caliza, defendía y controlaba el acceso a la vega del río Aragón próxima a Jaca. De dicha torre, citada en documentos del Archivo de Aragón en 1302, se sabe que perteneció a los Ximénez de Azlor (Azor), señores de Hijós en los siglos XIV-XV, hasta que fue vendida en 1452 por 3000 sueldos jaqueses a las Caridades de Jaca. 


 Restos de la fortificación de Ixós
Foto, V. Mairal 

También tenemos noticias de que en 1572 el Concejo de la ciudad de Jaca pagó 4 sueldos a cada uno de los 13 peones por reparar los caminos que conducían a dicha torre. Y que,  en 1589,  en lo que probablemente ya era  una torre en desuso, el Concejo concedió pagos para "derrocar la torre de Yxós y adrezar el paso de la ralla de Claraco". A pesar de ello, en el Camino  Real a Francia, que desde el puente de las Grajas pasaba por la Torre para llegar a Castiello seguían funcionando los  baños medievales sanadores de Torrijos. Nos da cuenta de ello Felipe Abarca, encargado de obras ciudadanas del Concejo de Jaca, quién, en 1664, dice haber hecho un camino para "baxar al baño de la Torre de Hijos y el cuchillo del puente de las Grajas"De ellos, también nos da noticias al final del  siglo XVI, el ingeniero italiano Angelo Baguto, cuando, encontrándose levantando la Ciudadela de Jaca, realizó un muro de contención para  protegerlo de las riadas que con frecuencia los inundaban. El agua del manantial que surtía los baños tampoco le pasó desapercibida a Madoz, que en 1845 la cita en su “Diccionario, censo, padrón y datos de los pueblos de España”; de ella destaca sus propiedades ferruginosas y sulfurosas y sus notables propiedades curativas para el dolor de estómago y las opilaciones. Pegado a la orilla  derecha del río Aragón todavía quedan restos de aquellos baños en el agua que surge de la fuente-manantial muy frecuentada hasta mediados del siglo XX. 



Al fondo, al otro lado del mermado cauce del río Aragón, el Mesón de Barcelona todavía habitado hacia 1936. Foto de Alfredo Trigo. Abajo, al derecha, estado actual de las ruinas del interior del mesón. Fotografías tomadas en 2023 por V. Mairal

Los viajeros y arrieros, que  legua tras legua llegaban por los caminos polvorientos  hasta Torrijos soñando con una jarra de vino y un buen jergón, se encontraban con el antiquísimo Mesón de Bergosa. El mismo que en 1646 era llamado "Mesón del Señor" y que en 1664, su propietario, el primer conde de Larrosa, José Sancho Abarca, arrendara durante 6 años al jaqués Juan Gaspar Cavero a cambio de dos perniles anuales. Los servicios de este ancestral mesón continuaron hasta la mitad del siglo XIX,  conocido  entonces con el nombre de "Venta de la Buena Moza". 

  Maximiliano Miranda y Vicente Vidalle en el río Aragón con el puente de Torrijos al fondo. De fina cantería, con arcada rebajada, el puente fue construido en el año 1876. Hoy se encuentra en desuso y sustituido, desde 1991, por otro más amplio. Foto de Félix Trigo, hacia 1940


 Aguas abajo de Torrijos, en la orilla izquierda del río, nos encontramos con la remozada Venta de Charlé que sigue prestando sus servicios al menos desde el siglo XVIII. Foto, V. Mairal 


*****************************************************************
******************************************************************


                                              POR EL PUENTE DE LAS  GRAJAS


Aspecto del puente de las Grajas (Grallas) hacia 1915. Fue en 1903 cuando el Ayuntamiento de Jaca  autorizó "a los señores Oliván y Ara realizar en el puente, y por su cuenta, las obras necesarias para la más cómoda circulación de carros". Tras el puente, encalada en blanco, la fábrica de cemento y cal hidráulica; a la izquierda de la imagen el  camino que conducía a Castiello y que pasaba por la torre de Ixós. Foto, F. de las Heras. 


 Fábrica de cemento y cal hidráulica
de Oliván y Ara, 1925. Foto, El Noticiero 

 Este puente, al igual que el  de La Lana y el de Zaragoza sobre el río Gas, que a trozos y a plazos se va deteriorando, pasa por ser el “pariente pobre” del de San Miguel; pero no es tan pobre, y desde luego, más vetusto. Las continuas riadas y reposiciones,  junto al ensanchamiento y aplanamiento de su tablero para facilitar el paso a los camiones, enmascaran un bello puente románico de los siglos XI-XII; de tal manera que su aspecto típico medieval, con calzada sobre lomo de asno a doble pendiente, es escasamente perceptible en la actualidad.

Fortaleza de Grosín siglo XI. Foto, V. Mairal




Quizás hoy pase desapercibida su utilidad,  pero el puente de las Grajas hace mil años daba acceso a los desaparecidos lugares de Serés y Castelillo (nombres que han quedado fosilizados en sendos barrancos) así como al Castillo situado el la cumbre del monte Grosín, a los que integraba en el trayecto internacional del Camino de Santiago y Camino Real.




¿Transcurría también por este tramo de la derecha el antiguo Camino de Santiago? Creo que sí, así al menos aparece todavía en mapas del siglo XVII y del siglo XVIII en los  que se aprecian dos caminos desde Castiello al puente de las Grajas: el actual por la orilla izquierda y otro por la derecha del río. Confirmaría lo dicho el hecho de que el actual dueño de la Venta Charlé comentara a su nieto que
 “
Doble itinerario entre el Pte. Las Grajas
y Castiello. S. XVIII. (Isaac Moreno)
por allí, por el lado derecho del río, por detrás de la Venta, pasaba el camino Cartero Francia"
 en los primeros años del siglo XX.

 ¿Serviría este argumento para justificar tan magna obra? Probablemente sí, pero hay más. Justo desde el lado derecho del puente, paralelo al río y atravesando unos espacios que ya en 1903 eran ocupados por la Fábrica de cemento y cal hidráulica de los Sres. Oliván y Ara, discurría el ramal del Camino que subía hasta la torre de Ixós (Torrijos) para luego descender, por el mismo lado, hasta Castiello. De la misma manera,  la construcción del puente se vería justificada en sentido contrario, pues aquellos viajeros que llegaban al puente, por la izquierda, y no tenían intención de entrar en Jaca, podían atravesar el puente y seguir por el Camino de Trajineros hasta los pueblos de la Solana para continuar hacia tierras de Navarra.  

Puente de las Grajas, 2023. Foto V. Mairal

Restitución del estado original del puente, con los vanos escalonados de aligeramiento (hoy cegados) y la doble pendiente. Foto y composición,V. Mairal, 2023. 

De encomiable se puede calificar la iniciativa que tuvo el Consejo Ciudadano de Jaca de incluir, entre los Presupuestos Participativos de 2020, una partida de 3.146 euros para la reparación de los muros (entiendo que se refirieron al pretil no original, cuyo ruinoso estado pone en peligro a los transeúntes) y para el desbroce del entorno del puente. A pesar de ello, a día de hoy, no se ven los resultados de dicha iniciativa. 

Detalle de la restitución: Obsérvese el salmer y
 varias dovelas sobre el arranque de ambos vanos
 de aligeramiento situados entre el tímpano
 y el arco lateral derech
o. Foto y composición, V. Mairal

 Algo que debería escandalizarnos por tratarse de un puente considerado entre los más selectos del Alto Aragón y de los más sofisticados de la Jacetania. Un puente que  bien merecería una restauración integral e incluso una recuperación de su aspecto original, su doble pendiente (lomo de asno) y sus vanos escalonados de aligeramiento (hoy cegados), situados entre el tímpano del arco principal y los laterales, muy frecuentes en modelos de puentes romanos. Detalle este último que, en opinión de Adolfo Castán, convierte al puente de las Grallas en excepcional y único dentro del panorama provincial.

Puente de las Grajas hacia 1940. Foto, Alfredo Claver 

*****************************************************
*****************************************************


                                            HACIA LA ERMITA DE SAN CRISTÓBAL 

Imagen del que fuera mesón de Binissia, Casamayor y Pequera durante los siglos XVII, XVIII y XIX. Fue comprado 
por Victoriano Cajal, primo de Santiago Ramón y Cajal. Sabido es la mutua admiración  que sentían ambos primos; Santiago,  aparte de realizar análisis del agua de una de las fuentes de la finca, en ocasiones, le pedía a su primo Victoriano que le enviara frutas y verduras de su huerta de Jaca. Ya mayor D. Santiago, pasó algunas tardes en la finca desde donde podía escuchar "el murmullo de la corriente del río sagrado del solar aragonés". (Recuerdos de mi vida, S. Ramón y Cajal). Foto, V. Mairal

Poco después de pasar el puente de las Grajas camino de la ermita de San Cristóbal  se encontraba otro histórico mesón del que se conocen dos dueños (Teodora Carrera y Francisco Bartolomé) antes de que en 1665 lo adquiriera Pedro Binissia, luego lo regentó su nieto Alberto Binissia y tras su muerte, su viuda Orosia Casamayor. De allí que al famoso Mesón de Binissia a mediados del siglo XIX (1851) se le conociera como Mesón de Casamayor y, poco después, como Mesón de Pequera, hasta que, en pública subasta, en 1901, lo adquiriera como finca rústica Victoriano Cajal. 

Y casi enfrente de este mesón,  al otro lado del río,  junto al "Camino de Trajineros" se halla  la "Casa Paleta", donde estuvo en funcionamiento uno de los últimos batanes de la zona. 


 Puente y ermita de San Cristóbal. Foto, V. Mairal 

En primer plano, el empedrado del puente medieval de San Cristóbal con la ermita del mismo nombre al fondo. El puente todavía en uso salva el barranco de Rapitán para dar paso a peregrinos y paseantes. La ermita fue mandada construir en 1756 por el jaqués y tintorero de oficio, Francisco Villanúa. La ermita sustituyó a otra anterior,  la de “San Cristóbal el Viejo” que, cercana a un molino de tres muelas, probablemente se encontraba en la otra del orilla del río, al que se accedía por un sólido  puente sobre el río Aragón, del que en un mapa del siglo XVIII, todavía se indica como, "puente arruinado". 

 
Aspecto del puente sobre el barranco de Rapitán y de la ermita de San Cristóbal, a principios del siglo XX 






Familia de Benito Langa-Berbiela y amistades en su finca del rio Aragón, donde antiguamente estuvo un Batán de la Caballería. Foto Francisco de las Heras, tratada con IA,  hacia 1915  





           ************************************************
           ************************************************

                                    


                                                        POR EL PUENTE NUEVO


 Puente Nuevo o de Aísa. Foto V. Mairal, 2023

Este puente sobre el río Aragón, al que el pasado verano le han caído la friolera 94 años, y al que, al parecer, se le va a seguir llamando “Nuevo” durante muchos años más, está condenado a renunciar a su verdadero e inicial nombre, el de puente de Aísa. Nombre que también recibe la carretera que por él transcurre y que, tras atravesar los pueblos de la Solana y girar hacia el norte por el río Estarrún, termina en dicho pueblo, Aísa. Tanto la construcción de la carretera como la del puente suponían ver cumplido el sueño de muchos años. En efecto, se trataba de una ansiada e histórica reivindicación. Una importante obra que venía a sustituir el viejo camino medieval (todavía quedan tramos) por la que durante más de 20 años venían reivindicando tanto la ciudad de Jaca como los pueblos cercanos: Asieso, Banaguás, Guasillo, Caniás, Novés, Araguás del Solano, Fraginal, Abay, Las Tiesas Bajas y Altas, Sinués, Esposa y Aísa.


Jacetanos presumiendo del nuevo puente hacia 1930. ( F. de Jesús Bretos) 


El nuevo trazado implicaba, casi en su inicio, la realización de un nuevo puente, dado que el viejo, el de San Miguel, siempre necesitado de reparaciones, estaba “en estado ruinoso y en el que, el día menos pensado se haría imposible el paso, quedando aislados 10 o 12 pueblos sin poder dar salida a los productos de los campos y huertas, y al molino de Araguás” (La Unión, 1927).  

El primer tramo de la carretera, desde Jaca hasta el puente,  se inauguró el 3 julio de 1927. ¡Aquel fue un día grande para  Aragón, para Jaca y para los pueblos de la comarca! decía el periódico La Unión: "El señor obispo, General, Coroneles, Cabildo, Alcalde con la banda de música del Galicia formaban el brillantísimo cortejo que se trasladó hasta el sitio donde esperaba el jefe de Obras Públicas, señor Rojo. Desde el mirador espléndido de las Eras Mayores desde el cual se divisaban los mojones señalando el trazado de la nueva carretera, ilusión de tantos hombres y tantos años,  fue la ceremonia : discursos, explosiones de minas, bendición del trazado, placa conmemorativa...."  El Puente que fue proyectado por el ingeniero de obras públicas, Joaquín Cajal se terminó en lo que restaba del año 1927.

 Al respecto me comentó el señor Ramón, nonagenario de Casa Migalón de Asieso, lo que sucedió unos años más tarde cuando el puente se salvó de milagro:  “ Fue durante la guerra civil. Se encontraban tres personas reparando la presa cuando me avisó mi padre que llegaban unos aviones por la huerta Lacasa para derribar el puente. Se pararon encima del puente igual que un rebaño de buitres, pero no atinaron. Pero se dio el caso que mataron a las tres personas. Desde entonces, junto a la fuente de la Cazoleta, hubo una cruz en su recuerdo durante mucho tiempo”. 


   (1)  Foto tomada por F. de las Heras desde el puente Nuevo hacia 1930

  Muy próxima, al norte del puente, se encuentra la presa construida en 1896 para facilitar la captura del agua que a través del azud ha nutrido los molinos de Gastón. Anterior a ella, desde el mismo lugar, partía una acequia molinera (en parte hoy en uso, tras la pequeña central hidroeléctrica) de época medieval que se prolongaba por el río hasta llegar a la altura de la ermita de la Victoria. 
Gravoso peaje el de levantar presas: alterar los flujos de agua en el lugar equivocado atrapa y modifica sedimentos necesarios aguas abajo además de bloquear las rutas de emigración de especies ¿Fue esta la causa de la desaparición del río de las "deliciosas ANGUILAS, que junto con ricas truchas, algunos barbos y algunas nutrias, nos dice Madoz, abundaban en el río Aragón a mediados del siglo XIX? (Madoz,  Diccionario (1846-1850).



 
¡POR UN RÍO VIVO!  LA PRESA DEL PUENTE NUEVO. Foto, V. Mairal

De manera disimulada y reiterada, desde hace muchos años, se viene sacando al río de su cauce natural. Las obras realizadas con excavadora, acumulando arena y cantos rodados en la orilla derecha, encima de la presa, han hecho su trabajo. Resultado: el ochenta por ciento del caudal se lo traga el antiguo azud del molino de Gastón que, rebosado, la conduce hasta una minicentral eléctrica. De tal forma  que, debajo de la presa, se produce una inusual acumulación de cantos rodados, justo por donde debía bajar la vía natural de agua y el máximo caudal.
En agosto y septiembre, el mísero caudal  obliga a los bañistas a refrescarse aguas arriba de la presa o aguas abajo de la central. Y lo que es peor, cuando cesa el deshielo, hasta el otoño, el río se quedará sin el mínimo caudal ecológico.
 La eliminación de obstáculos artificiales ya es un hecho en los ríos de la vecina Francia, especialmente par recuperar la vuelta y acceso a los salmones. En España el Ministerio para la Transición Ecológica parece haber iniciado un plan similar. 


                                            ¡POR UN RÍO VIVO!  LA PRESA DEL PUENTE NUEVO. ¡SIN COMENTARIOS! Foto, V. Mairal

    

El contraste de esta foto con la anterior es evidente. Una imagen vale más que mil palabras. Por la derecha, en agosto, el agua del río es tragada por el azud de la mini central eléctrica.  

 Y puestos a pedir, y, viendo el encomiable trabajo que se ha llevado a cabo ("Sendero de los Ríos") por parte del Consistorio  municipal para recuperar pasos y caminos que invitan al paseo por los alrededores de Jaca, ¿se podrían incorporar a dicho paseo las orillas del río Aragón, por la zona de servidumbre de uso público de interés general, de entre 3 y  5 metros, "para la  navegación, la flotación, pesca y salvamento"? (Artículo 553 del Código Civil)     



                                                                          ******************************

                                                     ******************************



                              DE MOLINOS Y BATANES EN EL RÍO ARAGÓN 




Varada en un surco del río, bajo el puente de San Miguel, se encuentra esta erosionada rueda de molino. Sus últimas vueltas las debió dar en alguna de las fuertes riadas que, de vez en cuando, provocan las lluvias de otoño. Fotografía, V. Mairal, verano de 2023.

Si el río hablara nos diría que añora aquellos días en que prestaba su agua para mover las ruedas de molino y la sierras de agua  que transformaban en tablazones algún abeto o cajico; nos diría que ya no oye el golpeo de las palas de madera apelmazando los paños de los molinos traperos (batanes); que echa de menos el ir y venir por los caminos cercanos de carros y caballerías con sus alforjas repletas, o el entrar y salir de pellejeros, curtidores y zurradores de alguna que otra "tañería o adobería" que transformaba los pellejos procedentes de las carnicerías en materia prima para zapateros, sastres, guarnicioneros, basteros, etc. 

 Y es que,  molinos y batanes fueron  abundantes entre los meandros que describe el río en los aproximados 10 kilómetros que discurren desde el puente de las Grajas hasta las Tiendas (bajo la ermita de la Victoria). Contribuyó a ello el temprano desarrollo de la industria lanera en la Baja Edad Media y  posterior apogeo en el siglo XVI, cuando ocupaba a alrededor de 300 tejedores jaqueses. Todavía nos apunta Ignacio de Asso en su Historia de la economía política de Aragón a finales del siglo XVIII  que en el río Aragón se abatanaban paños para los noventa telares de lienzo existentes. Y aunque Madoz en su Diccionario (1845-1850) no cita batán alguno y apunta que la industria textil había  decaído casi hasta el punto de desaparecer, seguían en funcionamiento media docena de molinos traperos, entre ellos el de la Benitas de Jaca. Tras siglos de intensa actividad, los molinos harineros hidráulicos entraron en crisis. La llegada de la electricidad iba a permitir el desarrollo de grandes molinos, más eficaces y rentables.

 En la imagen, cerca de la huerta Paleta, en una zona muy hídrica, frente a la ermita de San Cristóbal, se encuentran las ruinas de lo que probablemente fue un molino trapero. Foto, V. Mairal

                      DE ALGUNOS DE AQUELLOS HISTÓRICOS MOLINOS:

-- En 1077 en  el «Fuero de Jaca» (Sancho Ramírez) aparecen con frecuencia referencias a los molinos: de los derechos que asisten al que reedifica un molino destruido; del plazo en el que debe reparar los daños causados a un molino el que los originó; de la venta de una parte de la propiedad de un molino; del hombre que quiere construir un molino en el agua que corre por el término de una villa; de los molinos que están el uno sobre el otro y de cómo deben edificarse castillos y molinos.

-- En 1080 el monasterio de San Juan de la Peña recibió del conde Sancho Galíndez la iglesia de Sª María de Iguácel con sus bienes, incluyendo casales, tierras, viñas, majuelos, huertos y molinos en Jaca.

-- En 1134, el mes de noviembre de 1134 don Ramiro el Monje nos habla de que dio a la iglesia y a los canónigos de Jaca un molino llamado Bayardo en el río Aragón con libertad de poder moler en él cuantos quieran, imponiendo la pena de sesenta sueldos a los que pusieran obstáculo. Se trataba de un molino situado a unos 300 metros aguas abajo, y a la izquierda del puente de San Miguel.

 

En la orilla izquierda del río Aragón, al  otro lado  de la central hidroeléctrica ("Icosaedro") se encuentra la huerta y Casa Langa, en el siglo XVIII Casa de Amatria y en el XIX Casa Berbiela. Fue en ese mismo lugar donde estuvo uno de los batanes de la Caballería. El agua del que se nutría todavía corría en el siglo XX desde una abertura hecha en el muro de piedra  que lindaba con Casa Cafetero, justo enfrente de la Huerta Lacasa ("badina del Muro").
 Foto, V. Mairal


-- 
En 1147 el Hospital de Santa Cristina de Somport explotaba cuatro molinos harineros y traperos (batanes) y varios huertos en en las cercanías de "San Cristóbal el Viejo", propiedades que mantuvieron en siglos posteriores, pues en 1591, seguían teniendo posesiones y la obligación de reparar el puente sobre el río Aragón desaparecido en el siglo XVII.  Lindaban estos molinos con otro importante complejo molinar en lo que se conocía como "La Caballería": cuatro molinos harineros y traperos que la orden militar del Temple poseyó entre el siglo XII y XIII. La cercanía de sendas propiedades (monjes de Santa Cristina y Templarios)  provocaron  no pocos  pleitos por los derechos de agua durante la Edad Media. De los molinos templarios en el siglo XVIII ya no quedaba ni rastro. Sí que perduraron en ese lugar, la Caballería, algún nuevo molino y alguna "tañería o adobería". 




-- En 1218 el rey Jaime tras haber recibido las quejas de los tejedores jaqueses prohibió que en los molinos traperos de la ciudad se abatanaran y adobaran paños traídos de otros lugares y “que en adelante no permitan estas operaciones sino en los paños texidos dentro de la Ciudad, y que nadie pueda comprar las piezas en crudo ò sin teñir sino à los fabricantes de Jaca” (BOLG)

--En 1459 Rodrigo Abarca reconstruye en los términos de Jaca, un un molino trapero en el río  Aragón movido por una rueda y dotado de dos mazos.  (Valenzuela, página 116).


Arriba, el primero de los dos molinos de Gastón con el azud tomado en la presa del puente Nuevo o de Aísa  en 1896. La fotografía  se debió de hacer hacia 1906. (COL_ALLBER_  Fototeca, DPH).

En la parte inferior, remodelación del mismo edificio con el azud soterrado, 2023.  Foto, V. Mairal


 Mesa reciclada con una de las
ruedas del Molino de Bergosa.
Foto, V. Mairal
-- En 1572 Bernardino Abarca poseía un molino  a los pies de Bergosa que  contaba con dos muelas movidas por dos rodetes, y una sierra de agua de tablas, arrendado a Domingo Pequera por 3 años y once cahíces de trigo anuales. Destruido, tras una fuerte riada en 159?,  se construyó un azud que atravesaba todo el río Aragón con maderos de veintenes (20 palmos) y dos canales nuevas.  Y en 1625, Sancho Abarca lo arrendaba  a Diego Pequera, natural de Barós, por tres años a raíz de once cahíces anuales de trigo   (G. de Valenzuela, pág. 117). En 1675  el molino harinero y otro trapero  pertenecían a el Señor de la Garcipollera, Sancho Abarca Herrera y Guzmán. (Ona, pág. 51).


--
 En 1588 los fusteros Joan Blanchart y Domingo Marín realizan importantes obras en el molino de las Caridades  que había pertenecido a al rey Sancho Ramírez en el siglo XI.

--  En1596 se le arrienda por dos días a Cristóbal Pardinilla, tejedor vecino de Jaca, un molino batán que confrontaba con el al molino de Santa Cristina y el río Aragón.

                    Asombra el protagonismo del linaje de “los Pequera” en el negocio de mesones y molinos harineros y traperos por las orillas del río Aragón. Un desempeño del que al menos se tienen noticias desde el siglo XVI y que continuó  hasta 1876, año en que la viuda de Pequera vendía los dos molinos más próximos a Jaca a  Juan Gatón.


  PARTE SUPERIOR

 En el mismo lugar donde había estado uno de los antiguos molinos de Pequera, aprovechando la antigua acequia de origen medieval, se reedificó el nuevo molino que  Gastón había comprado a la viuda de Pequera. El impecable aspecto que presentaba el molino, también fábrica de  harina y de electricidad, propiedad de Pascual Gastón, fue consecuencia de una nueva reedificación, pues acababa de emerger sobre las cenizas de un terrible incendio que tuvo lugar en mayo de 1887. La foto se debió tomar hacia 1900. (COL_ALLBER_ 00062, Fototeca, DPH)



 PARTE INFERIOR 

Estado actual del molino de Gastón.  De este lugar partieron los primeros hilos de cobre que trajeron la luz eléctrica a Jaca en 1892. Y hoy, en 2024, el ensanchado azud medieval transporta el agua necesaria para mover las turbinas de una mini central que sigue produciendo electricidad. Foto, V. Mairal




 Fotos, hacia 1930

 Tras atravesar el puente de San Miguel por el  antiguo Camino de los Molinos y terminando ya el costerón que da acceso a la ciudad, los habitantes de los pueblos de la Solana se disponen a entrar en Jaca con sus machos, alforjones y cestos bien repletos para el mercado jaqués. Conocidos en Jaca  en los años veinte como "tochés" eran habituales todos los viernes, en los arcos de la plaza de la Catedral de Jaca, para vender los productos de sus humildes haciendas. No parece casual que ambas fotos se hayan hecho casi en el mismo lugar con el molino Gastón y el pueblecito de Asieso de fondo.  
 Desde 1903 se había consolidado como una parada obligatoria antes de entrar en Jaca. Año  en el que, Pascual Gastón, al hacer una explanación en el terreno para ampliar el camino que daba acceso a su molino harinero, "bajo  la glorieta de jardín de Alfonso XIII (" Rompeolas") descubrió una copiosa fuente cuyas aguas las hizo analizar en el completo y bien montado laboratorio municipal. Son muchas familias las que ya hacen uso  del nuevo manantial". (El Pirineo Aragonés, 1908).
 Efectivamente, hoy maltrecha y abandonada, la "fuente de Gastón", como ha sido conocida hasta finales del siglo pasado, contaba con   caño sobre soporte de piedra y abrevadero para caballerías, forjado en hierro. 



                                  HUELLAS DE OTRO TIEMPO 




En este mapa de 1709 aparecen  lugares, posadas, ruinas, molinos, caminos, y puentes en su mayoría hoy desaparecidos o en desuso que estuvieron  activos en el siglo XVII/XVIII entre Bergosa y Asieso.









Aparte de los puentes de piedra hoy conocidos entre Torrijos y aguas abajo de Jaca, hasta los aledaños de la ermita de la Victoria, existieron otros puentes más modestos: unos de piedra, otra de tablones de madera,
otros mixtos de ambos materiales, otros colgantes de madera y cable (frente a Casa Paleta), pero el paso del tiempo y las riadas, junto a la decreciente actividad agrícola y artesanal dieron  "buena" cuenta de ellos.  Muy utilizados para alcorzar camino y para facilitar el riego, los hubo hasta de uso privado, y otros,  atravesando  propiedades privadas, enlazaban con sendas o caminos comunales en un tiempo en el que la ciudad de Jaca vivía con y por el río.


 

REINTERPRETACIÓN DEL MAPA DE JACA Y SUS CONTORNOS, REALIZADO EN ZARAGOZA EN 1813 POR ANTONIO LANZACO 
En este mapa de 1813 aparece un puente que unía el camino que desde  La Corona de San Marcos (Banco de la Salud) atravesando el linde de la Garisea, llegaba hasta la  la finca de la Casa Berbiel-Langa. Para, desde allí, pasar a la otra orilla y acceder al Camino de los trajineros que venía por la vereda  derecha. 


Dicho puente, probablemente desaparecido en la fuerte riada de 1938, como se aprecia en el siguiente mapa, todavía estaba útil en las primeras décadas del siglo XX. En él se anota que se trataba de un puente de madera que además facilitaba el paso al camino (conservado en la actualidad) que lo enlazaba con el  Puente Nuevo por la izquierda.
 
En el mapa  de 1813,  una línea de color verde corre paralela al río por la orilla izquierda, representa la acequia molinera de origen medieval.
Integradas en el mapa dos fotografías actuales: en la primera,  la acequia molinera que lleva agua entre la minicentral (antiguo molino de Gastón) y el puente de San Miguel; en la segunda, localizado en la orilla derecha  del río, a unos 200 metros aguas abajo del puente de San Miguel,  restos de otro punte antiguo que daba acceso a una zona muy hídrica con batanes y molinos, entre los que se encontraron el de  Bayardos y el de las Caridades. 

 Integrado en la foto, en la parte superior izquierda, el puente representado en un mapa de 1851. Con el fondo de los montes y  margas sobre las que se asienta  el pueblecito de Asieso, 1908, todavía se apreciaba parte de este pequeño puente con uno de sus estribos y parte del "tablero". La imagen muestra la parte derecha del río, y una casa del Marqués de Lacadena. (COL_ALLBER_ Fototeca, DPH)


 En esta foto con las huertas al fondo todavía se aprecia uno de los pilares de un puente construido a mediados del siglo XVIII. Estaba constituido por  tablas de madera y por él pasaba un caudal de una  teja de agua desde la acequia molinar de Pequera para regar en la huerta que se ve enfrente. El puente, de uso privado, cerrado con puerta de acceso y llave, también sirvió para cruzar el río hasta los años veinte del siglo XIX. 


 Vista  de lo que queda del antiguo puente descrito en la foto anterior. Foto, V. Mairal, agosto de 2023 

El río, aunque con escaso caudal y con menos truchas, todavía sigue corriendo entre huertas, protegido por sus inseparables chopos verdes que, a modo de centinelas, corren paralelos por la vereda protegiendo y señalando el discurrir  de sus aguas hacia poniente. Pero, sobre este paisaje, rebosado de belleza y de historia jaquesa, se yergue la amenaza de una serpenteante culebra de dos cabezas y piel de asfalto, que lo cambiará para siempre.



************************************** 

**************************************


      

                    POR EL PUENTE DE SAN MIGUEL 


                                            

Foto, V. Mairal, octubre 2024


Como muestra y fomento de piedad, los viajeros que entraban a Jaca por al puente de San Miguel se encontraban con esta Cruz de Término. Una Cruz, que, a juzgar por el comentario que nos dejó J. M.ª Quadrado, debió de pasar por mejores momentos. Así, en la descripción que nos hace de Aragón, publicada en 1844 (pág. 186) Quadrado nos dice que junto el gigantesco arco del puente de San Miguel se hallaba “una cruz bizantina que conserva en su pié las toscas efigies de los apóstoles y las de Cristo y de su madre á cada lado”Esta representación de 14 figuras en su pedestal le otorgaba cierta relevancia sobre las otras cruces de término de la ciudad, algo más sencillas: la de San Marcos, en el Banco de la Salud y la de la Albardería, a la entrada a Jaca por las Benitas, justo en la intersección de la carretera de Biescas con la de Barós, desgraciadamente demolida en los años 70 . De cualquier manera, muy poco es lo queda de la de San Miguel. De las estatuas nada se sabe y, salvo la cruz de hierro, según Rafael Margalé e Irene Taules, bien poco queda del crucero original, pues “el fuste primitivo fue partido en un momento de estupidez por quienes realizaban “rapppel” y tirado al río Aragón. Aunque se logró recuperar sus trozos, no se se volvió a emplear el mismo. En la actualidad es un prisma cuadrado de piedra el que lo suple”.

En este mapa del s. XVII, sobre   una pequeña colina, muy cerca del camino por el que se transitaba hacia los pueblos de la Solana, estuvo la  "Ermita de Sanct Miguel del Puent”, así es como la llamaban en Jaca en el siglo XV para distinguirla de sus homólogas, la de San Miguel de Abós y la de San Miguel de Larbesa.  Se construyó a escasos 100 metros al oeste del puente del mismo nombre, en lo alto de una pequeña colina muy definida cuya cumbre debió aplanarse para su edificación. Un altozano desde donde el arcángel San Miguel vigilaba y protegía con su espada tanto a la ciudad como a su iglesia de sus enemigos, en especial de Satanás. Se trataba de una ermita de una única nave de planta rectangular que culminaba en ábside semicircular orientado litúrgicamente. 




 La ermita  todavía aparece perfectamente definida en este mapa de 1813. En un informe de Luis de Bacigalupi de 1803 se cita la ermita, situada a 1.100 varas de distancia, como uno de los padrastros de la Plaza de Jaca. Y advierte que, desde allí, el enemigo podría formar una batería cuyos fuegos podrían obligar a la Ciudadela a rendirse en 24 horas. A mediados del s. XIX, las ruinas de la ermita, por encontrase a un tiro de cañón de la  Ciudadela, quedaron  englobadas dentro de la tercera "zona polémica". Zona donde, por razones de estrategia militar, quedaban restringidos tanto la altura como los materiales de las edificaciones.

A pesar de que nada sabemos de su fundación, no resulta aventurado afirmar que sería de estilo románico como las iglesias de los cercanos pueblos de Abay y Asieso. O como sus homólogas de los siglos XI-XII, la de Abós o Larbesa. Se tienen noticias en 1522 de la donación de 20 sueldos para su reparación. Y en 1640, probablemente por  los signos de abandono, la imagen a la que estaba consagrada, San Miguel, fue recogida en la Casa de la Ciudad (Ayuntamiento). Desde entonces, la ermita desacralizada, siguió exsitindo en un estado más o menos ruinoso. Así queda confirmado en varios planos elaborados por los ingenieros del ejército del siglo XVII, XVIII y principios del XIX hasta su total desaparición, pues hoy no queda ni rastro de aquella ermita. Probablemente sus sillares sirvieron de cantera para las numerosas reparaciones llevadas a cabo en el puente de San Miguel.  

   Como se aprecia en la imagen, ante el mal estado del puente, en 1890  se reforzó el arco central con dos abrazaderas de hierro, al tiempo que se asentó el pavimento par evitar las continuas filtraciones de agua hacia el intradós del puente. La foto se tomó 15 años después, en 1905.  (Foto, AFCEC_XXX_DV_021-01026)

 Capilla, Cruz y Puente de San Miguel componían una trilogía tendente a santificar bajo la advocación y protección de San Miguel el acceso a la ciudad, así como el paso y la persistencia del puente. Ahora bien, ¿qué fue antes la ermita o el puente? ¿cuándo se hizo el puente? Hasta la fecha, su cronología solo se ha podido determinar por su apariencia externa. Partiendo de que su existencia se fundamenta en dar acceso a Jaca, a los pueblos del valle de Aísa y a los de la Solana, en su mayoría ya existentes en los siglos X-XI, parece lógico deducir que no esperarían a realizar el puente hasta el siglo XV, fecha que se viene aceptando para su construcción. De modo que no se puede excluir la existencia de un puente románico anterior, pues, con aparentes menos motivos, aguas arriba, se había hecho el puente románico de las Grajas. En cualquier caso es de tener muy en cuenta la opinión de Adolfo Castán, quien basándose en afinidades de construcción entre el puente de San Miguel y los de La Lana sobre el río Gas o el de las Grajas, cree "que se debe adelantar la cronología a los siglos XIII-XIV”. 

  Vista del puente de San Miguel. Foto, Tere Castán, febrero de 2015

Como es lógico, el puente  de San Miguel, a lo largo de los siglos, ha sufrido numerosos destrozos debido a aguaceros, heladas y  crecidas del río que obligaban a continuas obras de mantenimiento. En las actas del Concejo de la Ciudad del siglo  XVII constan tres reparaciones (1603, 1668, 1696); en 1737 se hace otra reparación por una cuantía de 41 libras, 13 sueldos y 6 dineros (AMJ, signatura 00263/54); en 1912 es el ingeniero de caminos y canales Emilio Monterde quien lleva a cabo una restauración; en 1926 el puente sufrió un gran desperfecto en uno de sus tramos, amenazando de incomunicación a los los 10 pueblos de la otra orilla, lo que aceleró la construcción del "Puente Nuevo"; en 1943 se declara Monumento Histórico Artístico; en 1950 se rehabilita bajo la dirección de Muigel Fisac; y las últimas reparaciones se hicieron en 2002. Gracias a todas estas reparaciones hoy podemos contemplar el puente más elegante, emblemático y divulgado del Alto Aragón, que muestra su impresionante arco apuntado de 18,90 metros de altura. 


                          *********************************************************

                          *********************************************************

               


                             EL ICOISAEDRO 




La central es un singular edificio de forma poliédrica, con vanos de luces acristalados en su parte inferior y paneles metálicos en la superior. Por el interior, la estructura de la cubierta, metálica, está compuesta por triángulos que coinciden con las distintas caras del poliedro. La forma poligonal obliga a que el puente grúa del interior sea rotatorio, lo cual la singulariza respecto a las restantes centrales del río Aragón. Foto, V. Mairal



Una orografía con fuertes desniveles cercanos a la población, abundante agua y una clase empresarial emprendedora habían posibilitado construir a finales del siglo XIX saltos de agua con  la instalación de dinamos y la consiguiente producción de electricidad.
 Y con ello la aparición de modernos molinos más eficaces y rentables, pues el rendimiento de una turbina iba a proporcionar ventajas infinitamente superiores a las de la antigua rueda hidráulica. Así, en el tramo de río que nos ocupa y con el agua del recién inaugurado canal que todavía surte de a Jaca, desde la falda de Rapitán se lanzaba agua por grandes tuberías de hierro para ser turbinada en la “Fábrica de Electricidad La Favorita del Canal” situada a los pies del barranco de los Carnuzos. 


En construcción 1967
Desde allí con la electricidad generada, además de dar por primera vez luz eléctrica a la ciudad, se instaló un molino urbano, el “Molino Harinero y Luz Eléctrica” situado en el Campo del Toro, movido por un motor eléctrico. Eso aconteció el 20 de marzo de 1892. La novedad fue tal, que aquella “hazaña” todavía era recordada por 
El Noticiero, en agosto de 1925: "La S. A. Molino Harinero y Luz eléctrica de Jaca fue la primera sociedad de España que instaló el molino harinero con fuerza motriz figurando sus planos en la Exposición Universal de Chicago de 1893". Y es que, efectivamente, Jaca se había situando entre las ciudades pioneras que habían incorporado centrales hidroeléctricas para crear un molino harinero y generar electricidad para el alumbrado urbano, máxime si tenemos en cuenta que  Zaragoza instaló su primera central hidráulica dos años después, en 1894, y que  Huesca tuvo que esperar al año 1900 para construir un salto en el río Gállego, en Anzánigo. Habría que esperar a 1969 para ver aparecer por la solana del monte de Asieso otras tuberías y otra central eléctrica en forma de icosaedro. 


Tramullas, autor de la foto de la izquierda, escribía a su pie: "A 1 kilómetro de Jaca se alza esta nueva central eléctrica. La belleza virgen de la naturaleza se sacrifica en aras de un mayor bien estar económico". Por su especial concepción geométrica está incluida en el Catálogo de Patrimonio Arquitectónico de Aragón. Foto, V. Mairal 

  

                           El “ATOMIUM” JAQUÉS, MEDIO SIGLO FUNCIONANDO 

En el año 1967 se estaba construyendo este salto de 176,20 m, para una central hidroeléctrica con turbinas de 21 400 CV, en la huerta de Juan Lacasa junto a la río Aragón, así como un canal para el aporte de aguas de más de 12 km que iniciaba su recorrido desde la presa de Jaca, en Villanúa. Se trataba, como se decía en esos momentos de generar "petróleo blanco". La central, obra del ingeniero zaragozano Julio Herráiz Soriano, original, alejada de modelos al uso, está integrada en un metálico y reticulado icosaedro o polígono regular de 21 lados iguales. 

Comenzó a generar energía en 1970, tiempos en los que el “impacto visual” y el “caudal ecológico” quedaban subordinados a la obtención del “petróleo blanco”. Cierto es que cada vez somos menos los que recordamos el monte de la solana de Asieso sin el TUBO, y que después de 53 años podríamos estar acostumbrados a su presencia cuando nos asomamos por el balcón del Árbol de la Salud. Pero, en mi caso, no es así. Pues, a pesar de que la herida se ha ido curando y la cicatriz se ha hecho menos visible con esa mano de pintura verde, supongo que al que más y al que menos le habrá pasado por la cabeza que, una agresión a la naturaleza tan visible como esta, hoy día hubiera sido más discutida.


Al otro lado del “TUBO” se encuentra este embalse situado en un barranco cuyo nombre rezuma ecos prerromanos, Zurzurrunca, realizado en 1969. Se trata de la cámara de carga del canal que, colgado por la derecha del valle del Aragón, baja a cielo abierto desde Villanúa. Justo en este punto el canal inicia un paso subterráneo (“galería de presión”) de 2 560 m, atravesando el paco de Marcuello y el monte de Asieso. El agua vuelve a surgir por el “TUBO”que se observa desde el Banco de la Salud.




EPÍLOGO FOTOGRÁFICO





 Camino de Trajineros. Del puente de las Grajas al puente Nuevo. Primavera de 2023.
Foto V. Mairal 



 Puente de las Grajas, 2023. Foto, V. Mairal


 Gancheros "Chelvas" realizando labores de encauzamiento en la presa y azud de Gastón. Esta costosa tarea la realizaron para bajar una maderada por el río Aragón hacia 1906. Foto Colección A. Allué (FDPH)


Una riada sobre la la presa y el azud del Puente Nuevo del río Aragón


Presa del puente Nuevo, otoño de 2023. Foto, V. Mairal



Otoño, 2023. Puente de San Miguel. Foto, V. Mairal



 "Desembarco" en el puente de San Miguel. Fin de "trayecto"  Canfranc- Jaca por el río Aragón. La foto con el autor en primer plano es de 1998. 
 

Resto en ruinas del que fue molino, fábrica de harina y de electricidad de Pascual Gastón. Foto, V. Mairal 2023


Mini central eléctrica. Sustituyó a los  antiguos molinos de Gastón


Así conocí la fuente de Gastón. Hoy, todavía más deteriorada, pasa inadvertida para los paseantes que inician el camino al puente de San Miguel desde el Rompeolas. En la fotografía tomada en 1971, la niña, Candy Barrio.


  Junto al río. Eran tiempos de juventud



                                                                     AGRADECIMIENTOS

Por su amor por al río y la valiosa información que me han dado, a Margarita Langa, a Matilde Campo y a su padre Ramón. Por su atención en archivos, a Blanca Calavera, y a Salvador Durán por su amabilidad e interesante conversación.

                                                                   FUENTES  y BIBLIOGRAFÍA

Se han obtenido datos del Archivo Municipal de Jaca (AMJ) y del Archivo Histórico Provincial de Huesca (AHPH) así como de las  hemerotecas de los periódicos: El Noticiero (Zaragoza), La Unión, La Montaña y El Pirineo Aragonés.


PALLARUELO CAMPO, Severino. Los molinos del alto Aragón. Colección de estudios                    altoaragoneses, 39. Huesca, 1994.

IRANZO MUÑIO, Mª Teresa. Puentes medievales en la provincia de Huesca: aspectos         económicos y sociales. 

TAULES  ESTEBAN, Irene y MARGALÉ HERRERO, Rafael.  Peirones, cruceros, cruces         y zoques en las comarcas oscenses de Jacetania y Alto Gállego. Imprime INO     Reproducciones, S.A. Zaragoza 2014. Revista La Estela.

GÓMEZ DE VALENZUELA, Manuel. Los linajes de los Abarca, señores de la Garcipollera y     Serué (Siglos XV a XVIII).  Asociación Sancho Ramírez. Jaca. Amigos del Serrablo.     Sabiñánigo. Huesca, 2022.

 ONA GONZÁLEZ, José Luis. Guía del camino De Santiago en Aragón. Edita, Gobierno de         Aragón. Zaragoza, 2010. 

 RAMÓN Y CAJAL, Santiago. Recuerdos de mi vida. Mi infancia y juventud. Parte VIII. Ed.     Critica. Barcelona, 2014. 

Madoz, Pascual (1985): Diccionario Geográfico Estadístico Histórico de España. Huesca,        1845. Reedición DGA. Zaragoza.

MORENO GALLO, Isaac. Item a Caesarea Augusta Beneharno. 2009, Zaragoza.

GUIRAO LARRAÑAGA, Ramón. "Informe sobre Jaca y su ciudadela en 1803, por Luis de     Bacigalupi". Revista La Estela, nº 50.

CASTÁN, Adolfo. "Río Aragón, el camino del Sumo Portu" (parte VIII). Revista La Estela,  nº 34.

CASTÁN, Adolfo."Río Aragón, el camino del Sumo Portu" (parte VI). Revista La Estela, nº32. 

UBIETO ARTETA, Agustín.  Toponimia aragonesa medieval. Editorial Anubar. Valencia,     1972.