Desde el puente de Torrijos hasta las faldas de Oroel, dejando la ciudad de Jaca a su izquierda, corre el río Aragón.
De otros tiempos, de otros trabajos, de personas del pasado, de otros usos y costumbres, de caminos, de molinos, de batanes, de mesones, de puentes... de vidas olvidadas junto al río, te hablaré en este pequeño trabajo.
Son mucho años los que he pasado por el río Aragón: paseos, baños, pesca, descensos en Kayak...
Hoy no me acerco al río para refrescarme, pasar por sus puentes o bajar a la orilla para oír y sentir el murmullo de su agua. Lo hago con la intención de contar las respuestas a preguntas que me hecho más de una vez y poner, si cabe, en valor, el patrimonio paisajístico y patrimonial de este tramo de río. Recuperar algo de su memoria quizás, solo quizás, ayude a no vivir de espaldas a él, a mirarlo con renovados ojos y a mantenerlo libre y vivo.
EL ENTORNO DE TORRIJOS
Cerrando por el sur el Valle de Aruej o "Bardaruex-j", como es citado en el siglo XIII, se encontraba la Torre de Ixós. Nombre que recuerda a la cercana aldea del mismo nombre, Ixós, o Hijos (andrónimo frecuente en Jaca) como se le llamó con posterioridad. Una aldea de la que tan solo queda un "espedregal" justo encima del ruinoso mesón de Barcelona.
Vista cenital aérea de Torrijos y alrededores |
Estratégicamente situada, la Torre de Ixós, enclavada justo donde se estrechaba el valle, encima del paredón derecho de roca caliza, defendía y controlaba el acceso a la vega del río Aragón próxima a Jaca. De dicha torre, citada en documentos del Archivo de Aragón en 1302, se sabe que perteneció a los Ximénez de Azlor (Azor), señores de Hijós en los siglos XIV-XV, hasta que fue vendida en 1452 por 3000 sueldos jaqueses a las Caridades de Jaca.
Restos de la fortificación de Ixós Foto, V. Mairal |
También tenemos noticias de que en 1572 el Concejo de la ciudad de Jaca pagó 4 sueldos a cada uno de los 13 peones por reparar los caminos que conducían a dicha torre. Y que, en 1589, en lo que probablemente ya era una torre en desuso, el Concejo concedió pagos para "derrocar la torre de Yxós y adrezar el paso de la ralla de Claraco". A pesar de ello, en el Camino Real a Francia, que desde el puente de las Grajas pasaba por la Torre para llegar a Castiello seguían funcionando los baños medievales sanadores de Torrijos. Nos da cuenta de ello Felipe Abarca, encargado de obras ciudadanas del Concejo de Jaca, quién, en 1664, dice haber hecho un camino para "baxar al baño de la Torre de Hijos y el cuchillo del puente de las Grajas". De ellos, también nos da noticias al final del siglo XVI, el ingeniero italiano Angelo Baguto, cuando, encontrándose levantando la Ciudadela de Jaca, realizó un muro de contención para protegerlo de las riadas que con frecuencia los inundaban. El agua del manantial que surtía los baños tampoco le pasó desapercibida a Madoz, que en 1845 la cita en su “Diccionario, censo, padrón y datos de los pueblos de España”; de ella destaca sus propiedades ferruginosas y sulfurosas y sus notables propiedades curativas para el dolor de estómago y las opilaciones. Pegado a la orilla derecha del río Aragón todavía quedan restos de aquellos baños en el agua que surge de la fuente-manantial muy frecuentada hasta mediados del siglo XX.
Los viajeros y arrieros, que legua tras legua llegaban por los caminos polvorientos hasta Torrijos soñando con una jarra de vino y un buen jergón, se encontraban con el antiquísimo Mesón de Bergosa. El mismo que en 1646 era llamado "Mesón del Señor" y que en 1664, su propietario, el primer conde de Larrosa, José Sancho Abarca, arrendara durante 6 años al jaqués Juan Gaspar Cavero a cambio de dos perniles anuales. Los servicios de este ancestral mesón continuaron hasta la mitad del siglo XIX, conocido entonces con el nombre de "Venta de la Buena Moza".
POR EL PUENTE DE LAS GRAJAS
Fábrica de cemento y cal hidráulica de Oliván y Ara, 1925. Foto, El Noticiero |
Este puente, al igual que el de La Lana y el de Zaragoza sobre el río Gas, que a trozos y a plazos se va deteriorando, pasa por ser el “pariente pobre” del de San Miguel; pero no es tan pobre, y desde luego, más vetusto. Las continuas riadas y reposiciones, junto al ensanchamiento y aplanamiento de su tablero para facilitar el paso a los camiones, enmascaran un bello puente románico de los siglos XI-XII; de tal manera que su aspecto típico medieval, con calzada sobre lomo de asno a doble pendiente, es escasamente perceptible en la actualidad.
Fortaleza de Grosín siglo XI. Foto, V. Mairal |
Quizás hoy pase desapercibida su utilidad, pero el puente de las Grajas hace mil años daba acceso a los desaparecidos lugares de Serés y Castelillo (nombres que han quedado fosilizados en sendos barrancos) así como al Castillo situado el la cumbre del monte Grosín, a los que integraba en el trayecto internacional del Camino de Santiago y Camino Real.
Doble itinerario entre el Pte. Las Grajas y Castiello. S. XVIII. (Isaac Moreno) |
¿Serviría este argumento para justificar tan magna obra? Probablemente sí, pero hay más. Justo desde el lado derecho del puente, paralelo al río y atravesando unos espacios que ya en 1903 eran ocupados por la Fábrica de cemento y cal hidráulica de los Sres. Oliván y Ara, discurría el ramal del Camino que subía hasta la torre de Ixós (Torrijos) para luego descender, por el mismo lado, hasta Castiello. De la misma manera, la construcción del puente se vería justificada en sentido contrario, pues aquellos viajeros que llegaban al puente, por la izquierda, y no tenían intención de entrar en Jaca, podían atravesar el puente y seguir por el Camino de Trajineros hasta los pueblos de la Solana para continuar hacia tierras de Navarra.
Puente de las Grajas, 2023. Foto V. Mairal |
Restitución del estado original del puente, con los vanos escalonados de aligeramiento (hoy cegados) y la doble pendiente. Foto y composición,V. Mairal, 2023. |
Detalle de la restitución: Obsérvese el salmer y varias dovelas sobre el arranque de ambos vanos de aligeramiento situados entre el tímpano y el arco lateral derecho. Foto y composición, V. Mairal |
Algo que debería escandalizarnos por tratarse de un puente considerado entre los más selectos del Alto Aragón y de los más sofisticados de la Jacetania. Un puente que bien merecería una restauración integral e incluso una recuperación de su aspecto original, su doble pendiente (lomo de asno) y sus vanos escalonados de aligeramiento (hoy cegados), situados entre el tímpano del arco principal y los laterales, muy frecuentes en modelos de puentes romanos. Detalle este último que, en opinión de Adolfo Castán, convierte al puente de las Grallas en excepcional y único dentro del panorama provincial.
Puente de las Grajas hacia 1940. Foto, Alfredo Claver |
Imagen del que fuera mesón de Binissia, Casamayor y Pequera durante los siglos XVII, XVIII y XIX. Fue comprado
por Victoriano Cajal, primo de Santiago Ramón y Cajal. Sabido es la mutua admiración que sentían ambos primos; Santiago, aparte de realizar análisis del agua de una de las fuentes de la finca, en ocasiones, le pedía a su primo Victoriano que le enviara frutas y verduras de su huerta de Jaca. Ya mayor D. Santiago, pasó algunas tardes en la finca desde donde podía escuchar "el murmullo de la corriente del río sagrado del solar aragonés". (Recuerdos de mi vida, S. Ramón y Cajal). Foto, V. Mairal
Poco después de pasar el puente de las Grajas camino de la ermita de San Cristóbal se encontraba otro histórico mesón del que se conocen dos dueños (Teodora Carrera y Francisco Bartolomé) antes de que en 1665 lo adquiriera Pedro Binissia, luego lo regentó su nieto Alberto Binissia y tras su muerte, su viuda Orosia Casamayor. De allí que al famoso Mesón de Binissia a mediados del siglo XIX (1851) se le conociera como Mesón de Casamayor y, poco después, como Mesón de Pequera, hasta que, en pública subasta, en 1901, lo adquiriera como finca rústica Victoriano Cajal.
Y casi enfrente de este mesón, al otro lado del río, junto al "Camino de Trajineros" se halla la "Casa Paleta", donde estuvo en funcionamiento uno de los últimos batanes de la zona.
En primer plano, el empedrado del puente medieval de San Cristóbal con la ermita del mismo nombre al fondo. El puente todavía en uso salva el barranco de Rapitán para dar paso a peregrinos y paseantes. La ermita fue mandada construir en 1756 por el jaqués y tintorero de oficio, Francisco Villanúa. La ermita sustituyó a otra anterior, la de “San Cristóbal el Viejo” que, cercana a un molino de tres muelas, probablemente se encontraba en la otra del orilla del río, al que se accedía por un sólido puente sobre el río Aragón, del que en un mapa del siglo XVIII, todavía se indica como, "puente arruinado".
POR EL PUENTE NUEVO
Jacetanos presumiendo del nuevo puente hacia 1930. ( F. de Jesús Bretos) El nuevo trazado implicaba, casi en su inicio, la realización de un nuevo puente, dado que el viejo, el de San Miguel, siempre necesitado de reparaciones, estaba “en estado ruinoso y en el que, el día menos pensado se haría imposible el paso, quedando aislados 10 o 12 pueblos sin poder dar salida a los productos de los campos y huertas, y al molino de Araguás” (La Unión, 1927). El primer tramo de la carretera, desde Jaca hasta el puente, se inauguró el 3 julio de 1927. ¡Aquel fue un día grande para Aragón, para Jaca y para los pueblos de la comarca! decía el periódico La Unión: "El señor obispo, General, Coroneles, Cabildo, Alcalde con la banda de música del Galicia formaban el brillantísimo cortejo que se trasladó hasta el sitio donde esperaba el jefe de Obras Públicas, señor Rojo. Desde el mirador espléndido de las Eras Mayores desde el cual se divisaban los mojones señalando el trazado de la nueva carretera, ilusión de tantos hombres y tantos años, fue la ceremonia : discursos, explosiones de minas, bendición del trazado, placa conmemorativa...." El Puente que fue proyectado por el ingeniero de obras públicas, Joaquín Cajal se terminó en lo que restaba del año 1927. Al respecto me comentó el señor Ramón, nonagenario de Casa Migalón de Asieso, lo que sucedió unos años más tarde cuando el puente se salvó de milagro: “ Fue durante la guerra civil. Se encontraban tres personas reparando la presa cuando me avisó mi padre que llegaban unos aviones por la huerta Lacasa para derribar el puente. Se pararon encima del puente igual que un rebaño de buitres, pero no atinaron. Pero se dio el caso que mataron a las tres personas. Desde entonces, junto a la fuente de la Cazoleta, hubo una cruz en su recuerdo durante mucho tiempo”. | ||||
(1) Foto tomada por F. de las Heras desde el puente Nuevo hacia 1930 Muy próxima, al norte del puente, se encuentra la presa construida en 1896 para facilitar la captura del agua que a través del azud ha nutrido los molinos de Gastón. Anterior a ella, desde el mismo lugar, partía una acequia molinera (en parte hoy en uso, tras la pequeña central hidroeléctrica) de época medieval que se prolongaba por el río hasta llegar a la altura de la ermita de la Victoria. Gravoso peaje el de levantar presas: alterar los flujos de agua en el lugar equivocado atrapa y modifica sedimentos necesarios aguas abajo además de bloquear las rutas de emigración de especies ¿Fue esta la causa de la desaparición del río de las "deliciosas ANGUILAS, que junto con ricas truchas, algunos barbos y algunas nutrias, nos dice Madoz, abundaban en el río Aragón a mediados del siglo XIX? (Madoz, Diccionario (1846-1850).
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¡POR UN RÍO VIVO! LA PRESA DEL PUENTE NUEVO. ¡SIN COMENTARIOS! Foto, V. Mairal
El contraste de esta foto con la anterior es evidente. Una imagen vale más que mil palabras. Por la derecha, en agosto, el agua del río es tragada por el azud de la mini central eléctrica.
Y puestos a pedir, y, viendo el encomiable trabajo que se ha llevado a cabo ("Sendero de los Ríos") por parte del Consistorio municipal para recuperar pasos y caminos que invitan al paseo por los alrededores de Jaca, ¿se podrían incorporar a dicho paseo las orillas del río Aragón, por la zona de servidumbre de uso público de interés general, de entre 3 y 5 metros, "para la navegación, la flotación, pesca y salvamento"? (Artículo 553 del Código Civil)
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DE MOLINOS Y BATANES EN EL RÍO ARAGÓN
Varada en un surco del río, bajo el puente de San Miguel, se encuentra esta erosionada rueda de molino. Sus últimas vueltas las debió dar en alguna de las fuertes riadas que, de vez en cuando, provocan las lluvias de otoño. Fotografía, V. Mairal, verano de 2023.
Si el río hablara nos diría que añora aquellos días en que prestaba su agua para mover las ruedas de molino y la sierras de agua que transformaban en tablazones algún abeto o cajico; nos diría que ya no oye el golpeo de las palas de madera apelmazando los paños de los molinos traperos (batanes); que echa de menos el ir y venir por los caminos cercanos de carros y caballerías con sus alforjas repletas, o el entrar y salir de pellejeros, curtidores y zurradores de alguna que otra "tañería o adobería" que transformaba los pellejos procedentes de las carnicerías en materia prima para zapateros, sastres, guarnicioneros, basteros, etc.
Y es que, molinos y batanes fueron abundantes entre los meandros que describe el río en los aproximados 10 kilómetros que discurren desde el puente de las Grajas hasta las Tiendas (bajo la ermita de la Victoria). Contribuyó a ello el temprano desarrollo de la industria lanera en la Baja Edad Media y posterior apogeo en el siglo XVI, cuando ocupaba a alrededor de 300 tejedores jaqueses. Todavía nos apunta Ignacio de Asso en su Historia de la economía política de Aragón a finales del siglo XVIII que en el río Aragón se abatanaban paños para los noventa telares de lienzo existentes. Y aunque Madoz en su Diccionario (1845-1850) no cita batán alguno y apunta que la industria textil había decaído casi hasta el punto de desaparecer, seguían en funcionamiento media docena de molinos traperos, entre ellos el de la Benitas de Jaca. Tras siglos de intensa actividad, los molinos harineros hidráulicos entraron en crisis. La llegada de la electricidad iba a permitir el desarrollo de grandes molinos, más eficaces y rentables.
En la imagen, cerca de la huerta Paleta, en una zona muy hídrica, frente a la ermita de San Cristóbal, se encuentran las ruinas de lo que probablemente fue un molino trapero. Foto, V. Mairal |
DE ALGUNOS DE AQUELLOS HISTÓRICOS MOLINOS:
-- En 1077 en el «Fuero de Jaca» (Sancho Ramírez) aparecen con frecuencia referencias a los molinos: de los derechos que asisten al que reedifica un molino destruido; del plazo en el que debe reparar los daños causados a un molino el que los originó; de la venta de una parte de la propiedad de un molino; del hombre que quiere construir un molino en el agua que corre por el término de una villa; de los molinos que están el uno sobre el otro y de cómo deben edificarse castillos y molinos.
-- En 1080 el monasterio de San Juan de la Peña recibió del conde Sancho Galíndez la iglesia de Sª María de Iguácel con sus bienes, incluyendo casales, tierras, viñas, majuelos, huertos y molinos en Jaca.
-- En 1134, el mes de noviembre de 1134 don Ramiro el Monje nos habla de que dio a la iglesia y a los canónigos de Jaca un molino llamado Bayardo en el río Aragón con libertad de poder moler en él cuantos quieran, imponiendo la pena de sesenta sueldos a los que pusieran obstáculo. Se trataba de un molino situado a unos 300 metros aguas abajo, y a la izquierda del puente de San Miguel.
En la orilla izquierda del río Aragón, al otro lado de la central hidroeléctrica ("Icosaedro") se encuentra la huerta y Casa Langa, en el siglo XVIII Casa de Amatria y en el XIX Casa Berbiela. Fue en ese mismo lugar donde estuvo uno de los batanes de la Caballería. El agua del que se nutría todavía corría en el siglo XX desde una abertura hecha en el muro de piedra que lindaba con Casa Cafetero, justo enfrente de la Huerta Lacasa ("badina del Muro"). Foto, V. Mairal -- En 1147 el Hospital de Santa Cristina de Somport explotaba cuatro molinos harineros y traperos (batanes) y varios huertos en en las cercanías de "San Cristóbal el Viejo", propiedades que mantuvieron en siglos posteriores, pues en 1591, seguían teniendo posesiones y la obligación de reparar el puente sobre el río Aragón desaparecido en el siglo XVII. Lindaban estos molinos con otro importante complejo molinar en lo que se conocía como "La Caballería": cuatro molinos harineros y traperos que la orden militar del Temple poseyó entre el siglo XII y XIII. La cercanía de sendas propiedades (monjes de Santa Cristina y Templarios) provocaron no pocos pleitos por los derechos de agua durante la Edad Media. De los molinos templarios en el siglo XVIII ya no quedaba ni rastro. Sí que perduraron en ese lugar, la Caballería, algún nuevo molino y alguna "tañería o adobería". |
-- En 1218 el rey Jaime tras haber recibido las quejas de los tejedores jaqueses prohibió que en los molinos traperos de la ciudad se abatanaran y adobaran paños traídos de otros lugares y “que en adelante no permitan estas operaciones sino en los paños texidos dentro de la Ciudad, y que nadie pueda comprar las piezas en crudo ò sin teñir sino à los fabricantes de Jaca” (BOLG)
--En 1459 Rodrigo Abarca reconstruye en los términos de Jaca, un un molino trapero en el río Aragón movido por una rueda y dotado de dos mazos. (Valenzuela, página 116).
Arriba, el primero de los dos molinos de Gastón con el azud tomado en la presa del puente Nuevo o de Aísa en 1896. La fotografía se debió de hacer hacia 1906. (COL_ALLBER_ Fototeca, DPH).
En la parte inferior, remodelación del mismo edificio con el azud soterrado, 2023. Foto, V. Mairal
Mesa reciclada con una de las ruedas del Molino de Bergosa. Foto, V. Mairal |
-- En 1588 los fusteros Joan Blanchart y Domingo Marín realizan importantes obras en el molino de las Caridades que había pertenecido a al rey Sancho Ramírez en el siglo XI.
-- En1596 se le arrienda por dos días a Cristóbal Pardinilla, tejedor vecino de Jaca, un molino batán que confrontaba con el al molino de Santa Cristina y el río Aragón.
Asombra el protagonismo del linaje de “los Pequera” en el negocio de mesones y molinos harineros y traperos por las orillas del río Aragón. Un desempeño del que al menos se tienen noticias desde el siglo XVI y que continuó hasta 1876, año en que la viuda de Pequera vendía los dos molinos más próximos a Jaca a Juan Gatón.
PARTE SUPERIOR
En el mismo lugar donde había estado uno de los antiguos molinos de Pequera, aprovechando la antigua acequia de origen medieval, se reedificó el nuevo molino que Gastón había comprado a la viuda de Pequera. El impecable aspecto que presentaba el molino, también fábrica de harina y de electricidad, propiedad de Pascual Gastón, fue consecuencia de una nueva reedificación, pues acababa de emerger sobre las cenizas de un terrible incendio que tuvo lugar en mayo de 1887. La foto se debió tomar hacia 1900. (COL_ALLBER_ 00062, Fototeca, DPH)
PARTE INFERIOR
Estado actual del molino de Gastón. De este lugar partieron los primeros hilos de cobre que trajeron la luz eléctrica a Jaca en 1892. Y hoy, en 2024, el ensanchado azud medieval transporta el agua necesaria para mover las turbinas de una mini central que sigue produciendo electricidad. Foto, V. Mairal
Fotos, hacia 1930 |
En este mapa de 1709 aparecen lugares, posadas, ruinas, molinos, caminos, y puentes en su mayoría hoy desaparecidos o en desuso que estuvieron activos en el siglo XVII/XVIII entre Bergosa y Asieso. |
REINTERPRETACIÓN DEL MAPA DE JACA Y SUS CONTORNOS, REALIZADO EN ZARAGOZA EN 1813 POR ANTONIO LANZACO En este mapa de 1813 aparece un puente que unía el camino que desde La Corona de San Marcos (Banco de la Salud) atravesando el linde de la Garisea, llegaba hasta la la finca de la Casa Berbiel-Langa. Para, desde allí, pasar a la otra orilla y acceder al Camino de los trajineros que venía por la vereda derecha. Dicho puente, probablemente desaparecido en la fuerte riada de 1938, como se aprecia en el siguiente mapa, todavía estaba útil en las primeras décadas del siglo XX. En él se anota que se trataba de un puente de madera que además facilitaba el paso al camino (conservado en la actualidad) que lo enlazaba con el Puente Nuevo por la izquierda. En el mapa de 1813, una línea de color verde corre paralela al río por la orilla izquierda, representa la acequia molinera de origen medieval. Integradas en el mapa dos fotografías actuales: en la primera, la acequia molinera que lleva agua entre la minicentral (antiguo molino de Gastón) y el puente de San Miguel; en la segunda, localizado en la orilla derecha del río, a unos 200 metros aguas abajo del puente de San Miguel, restos de otro punte antiguo que daba acceso a una zona muy hídrica con batanes y molinos, entre los que se encontraron el de Bayardos y el de las Caridades. |
Integrado en la foto, en la parte superior izquierda, el puente representado en un mapa de 1851. Con el fondo de los montes y margas sobre las que se asienta el pueblecito de Asieso, 1908, todavía se apreciaba parte de este pequeño puente con uno de sus estribos y parte del "tablero". La imagen muestra la parte derecha del río, y una casa del Marqués de Lacadena. (COL_ALLBER_ Fototeca, DPH) |
Vista de lo que queda del antiguo puente descrito en la foto anterior. Foto, V. Mairal, agosto de 2023 |
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POR EL PUENTE DE SAN MIGUEL
Como muestra y fomento de piedad, los viajeros que entraban a Jaca por al puente de San Miguel se encontraban con esta Cruz de Término. Una Cruz, que, a juzgar por el comentario que nos dejó J. M.ª Quadrado, debió de pasar por mejores momentos. Así, en la descripción que nos hace de Aragón, publicada en 1844 (pág. 186) Quadrado nos dice que junto el gigantesco arco del puente de San Miguel se hallaba “una cruz bizantina que conserva en su pié las toscas efigies de los apóstoles y las de Cristo y de su madre á cada lado”. Esta representación de 14 figuras en su pedestal le otorgaba cierta relevancia sobre las otras cruces de término de la ciudad, algo más sencillas: la de San Marcos, en el Banco de la Salud y la de la Albardería, a la entrada a Jaca por las Benitas, justo en la intersección de la carretera de Biescas con la de Barós, desgraciadamente demolida en los años 70 . De cualquier manera, muy poco es lo queda de la de San Miguel. De las estatuas nada se sabe y, salvo la cruz de hierro, según Rafael Margalé e Irene Taules, bien poco queda del crucero original, pues “el fuste primitivo fue partido en un momento de estupidez por quienes realizaban “rapppel” y tirado al río Aragón. Aunque se logró recuperar sus trozos, no se se volvió a emplear el mismo. En la actualidad es un prisma cuadrado de piedra el que lo suple”.
La ermita todavía aparece perfectamente definida en este mapa de 1813. En un informe de Luis de Bacigalupi de 1803 se cita la ermita, situada a 1.100 varas de distancia, como uno de los padrastros de la Plaza de Jaca. Y advierte que, desde allí, el enemigo podría formar una batería cuyos fuegos podrían obligar a la Ciudadela a rendirse en 24 horas. A mediados del s. XIX, las ruinas de la ermita, por encontrase a un tiro de cañón de la Ciudadela, quedaron englobadas dentro de la tercera "zona polémica". Zona donde, por razones de estrategia militar, quedaban restringidos tanto la altura como los materiales de las edificaciones.
A pesar de que nada sabemos de su fundación, no resulta aventurado afirmar que sería de estilo románico como las iglesias de los cercanos pueblos de Abay y Asieso. O como sus homólogas de los siglos XI-XII, la de Abós o Larbesa. Se tienen noticias en 1522 de la donación de 20 sueldos para su reparación. Y en 1640, probablemente por los signos de abandono, la imagen a la que estaba consagrada, San Miguel, fue recogida en la Casa de la Ciudad (Ayuntamiento). Desde entonces, la ermita desacralizada, siguió exsitindo en un estado más o menos ruinoso. Así queda confirmado en varios planos elaborados por los ingenieros del ejército del siglo XVII, XVIII y principios del XIX hasta su total desaparición, pues hoy no queda ni rastro de aquella ermita. Probablemente sus sillares sirvieron de cantera para las numerosas reparaciones llevadas a cabo en el puente de San Miguel.
Como se aprecia en la imagen, ante el mal estado del puente, en 1890 se reforzó el arco central con dos abrazaderas de hierro, al tiempo que se asentó el pavimento par evitar las continuas filtraciones de agua hacia el intradós del puente. La foto se tomó 15 años después, en 1905. (Foto, AFCEC_XXX_DV_021-01026) |
Capilla, Cruz y Puente de San Miguel componían una trilogía tendente a santificar bajo la advocación y protección de San Miguel el acceso a la ciudad, así como el paso y la persistencia del puente. Ahora bien, ¿qué fue antes la ermita o el puente? ¿cuándo se hizo el puente? Hasta la fecha, su cronología solo se ha podido determinar por su apariencia externa. Partiendo de que su existencia se fundamenta en dar acceso a Jaca, a los pueblos del valle de Aísa y a los de la Solana, en su mayoría ya existentes en los siglos X-XI, parece lógico deducir que no esperarían a realizar el puente hasta el siglo XV, fecha que se viene aceptando para su construcción. De modo que no se puede excluir la existencia de un puente románico anterior, pues, con aparentes menos motivos, aguas arriba, se había hecho el puente románico de las Grajas. En cualquier caso es de tener muy en cuenta la opinión de Adolfo Castán, quien basándose en afinidades de construcción entre el puente de San Miguel y los de La Lana sobre el río Gas o el de las Grajas, cree "que se debe adelantar la cronología a los siglos XIII-XIV”.
Vista del puente de San Miguel. Foto, Tere Castán, febrero de 2015 |
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EL ICOISAEDRO
La central es un singular edificio de forma poliédrica, con vanos de luces acristalados en su parte inferior y paneles metálicos en la superior. Por el interior, la estructura de la cubierta, metálica, está compuesta por triángulos que coinciden con las distintas caras del poliedro. La forma poligonal obliga a que el puente grúa del interior sea rotatorio, lo cual la singulariza respecto a las restantes centrales del río Aragón. Foto, V. Mairal Una orografía con fuertes desniveles cercanos a la población, abundante agua y una clase empresarial emprendedora habían posibilitado construir a finales del siglo XIX saltos de agua con la instalación de dinamos y la consiguiente producción de electricidad. Y con ello la aparición de modernos molinos más eficaces y rentables, pues el rendimiento de una turbina iba a proporcionar ventajas infinitamente superiores a las de la antigua rueda hidráulica. Así, en el tramo de río que nos ocupa y con el agua del recién inaugurado canal que todavía surte de a Jaca, desde la falda de Rapitán se lanzaba agua por grandes tuberías de hierro para ser turbinada en la “Fábrica de Electricidad La Favorita del Canal” situada a los pies del barranco de los Carnuzos. |
Tramullas, autor de la foto de la izquierda, escribía a su pie: "A 1 kilómetro de Jaca se alza esta nueva central eléctrica. La belleza virgen de la naturaleza se sacrifica en aras de un mayor bien estar económico". Por su especial concepción geométrica está incluida en el Catálogo de Patrimonio Arquitectónico de Aragón. Foto, V. Mairal |
El “ATOMIUM” JAQUÉS, MEDIO SIGLO FUNCIONANDO
En el año 1967 se estaba construyendo este salto de 176,20 m, para una central hidroeléctrica con turbinas de 21 400 CV, en la huerta de Juan Lacasa junto a la río Aragón, así como un canal para el aporte de aguas de más de 12 km que iniciaba su recorrido desde la presa de Jaca, en Villanúa. Se trataba, como se decía en esos momentos de generar "petróleo blanco". La central, obra del ingeniero zaragozano Julio Herráiz Soriano, original, alejada de modelos al uso, está integrada en un metálico y reticulado icosaedro o polígono regular de 21 lados iguales.
Comenzó a generar energía en 1970, tiempos en los que el “impacto visual” y el “caudal ecológico” quedaban subordinados a la obtención del “petróleo blanco”. Cierto es que cada vez somos menos los que recordamos el monte de la solana de Asieso sin el TUBO, y que después de 53 años podríamos estar acostumbrados a su presencia cuando nos asomamos por el balcón del Árbol de la Salud. Pero, en mi caso, no es así. Pues, a pesar de que la herida se ha ido curando y la cicatriz se ha hecho menos visible con esa mano de pintura verde, supongo que al que más y al que menos le habrá pasado por la cabeza que, una agresión a la naturaleza tan visible como esta, hoy día hubiera sido más discutida.
Al otro lado del “TUBO” se encuentra este embalse situado en un barranco cuyo nombre rezuma ecos prerromanos, Zurzurrunca, realizado en 1969. Se trata de la cámara de carga del canal que, colgado por la derecha del valle del Aragón, baja a cielo abierto desde Villanúa. Justo en este punto el canal inicia un paso subterráneo (“galería de presión”) de 2 560 m, atravesando el paco de Marcuello y el monte de Asieso. El agua vuelve a surgir por el “TUBO”que se observa desde el Banco de la Salud. |
Puente de las Grajas, 2023. Foto, V. Mairal |
Gancheros "Chelvas" realizando labores de encauzamiento en la presa y azud de Gastón. Esta costosa tarea la realizaron para bajar una maderada por el río Aragón hacia 1906. Foto Colección A. Allué (FDPH) |
Una riada sobre la la presa y el azud del Puente Nuevo del río Aragón |
Otoño, 2023. Puente de San Miguel. Foto, V. Mairal |
"Desembarco" en el puente de San Miguel. Fin de "trayecto" Canfranc- Jaca por el río Aragón. La foto con el autor en primer plano es de 1998. |
Resto en ruinas del que fue molino, fábrica de harina y de electricidad de Pascual Gastón. Foto, V. Mairal 2023 |
Mini central eléctrica. Sustituyó a los antiguos molinos de Gastón |
Así conocí la fuente de Gastón. Hoy, todavía más deteriorada, pasa inadvertida para los paseantes que inician el camino al puente de San Miguel desde el Rompeolas. En la fotografía tomada en 1971, la niña, Candy Barrio. |
Junto al río. Eran tiempos de juventud |
AGRADECIMIENTOS
Por su amor por al río y la valiosa información que me han dado, a Margarita Langa, a Matilde Campo y a su padre Ramón. Por su atención en archivos, a Blanca Calavera, y a Salvador Durán por su amabilidad e interesante conversación.
FUENTES y BIBLIOGRAFÍA
Se han obtenido datos del Archivo Municipal de Jaca (AMJ) y del Archivo Histórico Provincial de Huesca (AHPH) así como de las hemerotecas de los periódicos: El Noticiero (Zaragoza), La Unión, La Montaña y El Pirineo Aragonés.
PALLARUELO CAMPO, Severino. Los molinos del alto Aragón. Colección de estudios altoaragoneses, 39. Huesca, 1994.
IRANZO MUÑIO, Mª Teresa. Puentes medievales en la provincia de Huesca: aspectos económicos y sociales.
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